Supervivencia





Número 51 de la colección, con la ilustración correspondiente a Cuarta dimensión, del Profesor Hasley, número 92 de la primitiva edición. De nuevo vuelve a recurrir Enguídanos a antiguos argumentos suyos, en esta ocasión concretamente al de Motín en Valera, es decir, al abandono de los protagonistas en un astro hostil -los planetas thorbod en Motín en Valera, Atolón en Supervivencia- mientras Valera marcha hacia la Tierra.

Sin embargo, aquí la trama es más complicada e indiscutiblemente más verosímil que en el caso anterior; es importante recordar, asimismo, que esta novela fue publicada en las postrimerías de 1976 cuando toda España se hallaba en ebullición ante la desintegración del régimen franquista tras el fallecimiento del dictador un año antes, ansiándose en nuestro país la instauración de una democracia que reemplazara a la caduca autocracia franquista. Dadas la poca simpatía de Pascual Enguídanos hacia todo tipo de dictaduras, tanto la real de España como las ficticias de sus novelas, cabe suponer que la trama de esta obra refleje en alguna medida la particular e irrepetible situación de nuestro país en esos conflictivos y esperanzadores años.

Realizadas las elecciones libres prometidas tras la gran catástrofe de la guerra contra los ghuros, el nuevo gobierno civil de Valera inicia un gigantesco juicio contra militares y colaboracionistas que afecta tanto al almirante Juan MacLane como a los miembros de la familia Aznar, identificados popularmente con el régimen de MacLane a pesar de las profundas diferencias que separan a éste de Miguel Ángel Aznar, mientras elementos incontrolados tolerados por el gobierno de la II República valerana se dedican a perseguir y a asesinar a todos los miembros significados del antiguo régimen. Como castigo a sus delitos, reales o presuntos, tres cuartos de millón de personas son abandonadas en Atolón aunque, eso sí, provistos de todos los medios tecnológicos de la sociedad valerana excepto, por motivos de seguridad, de los grandes autoplanetas que les permitirían huir de Atolón. Poco después Valera se hunde en las profundidades del espacio rumbo a la Tierra, dejándolos abandonados a sus propios medios.

Una vez desembarcados en Atolón los exiliados comienzan a organizarse poniendo los cimientos de Renacimiento, su nuevo estado, de cuyo gobierno se apodera de forma inmediata el almirante MacLane convirtiéndose en un dictador. Esto ha de suponer graves problemas para Miguel Ángel Aznar y su familia, que evitan con su fuga ser detenidos por su irreconciliable enemigo. Sin embargo, y a pesar de haber logrado huir de sus enemigos, la situación de los Aznar no se presenta nada halagüeña: Abandonados en un territorio hostil y acosados por las feroces mantis, no tienen más remedio que entregarse a los ghuros, los extraños y desconocidos seres que comparten con ellos el circumplaneta.

En contra de la opinión de Miguel Ángel Aznar, imbuido por atávicos prejuicios terrestres, su hermano Fidel entra en contacto telepático con los ghuros -éstos no poseen lenguaje hablado- y demuestra lo que ya sospechaba: Estos seres son una raza pacífica, con la cual es perfectamente posible llegar a un entendimiento para la convivencia en paz. Miguel Ángel Aznar queda convencido de ello, pero pronto se plantea otro problema: El almirante MacLane, dictador de la colonia de Renacimiento, es partidario del enfrentamiento bélico entre humanos y ghuros, y sólo la debilidad de sus fuerzas le impide continuar adelante con su guerra de exterminio.

Venciendo todo tipo de dificultades los Aznar ofician de embajadores entre ambos pueblos, logrando un acuerdo que aleja el fantasma de la guerra. Pero a pesar de ello continúan estando proscritos en Renacimiento, por lo que emprende­n otra titánica tarea: La de reunir los dispersos restos de la nación tapo para formar con ellos un estado fuerte y unido.



Publicado el 28-10-1998 en el Sitio de Ciencia Ficción