La reconstrucción del retablo del convento de las Úrsulas



Retablo original y su reconstrucción



Como es de sobra sabido, la Guerra Civil provocó una pérdida irreparable en el patrimonio artístico complutense, con el agravante de que estos destrozos no fueron provocados por acciones bélicas, pese a que Alcalá sufrió frecuentes bombardeos a lo largo de la guerra, ya que la inmensa mayoría de estos destrozos fueron provocados en los días inmediatamente posteriores al golpe de estado del 18 de julio de 1936 por las hordas incontroladas que se dedicaron a saquear e incendiar iglesias y conventos por puro y simple salvajismo.

Gracias a los desvelos de José María Lacarra, comisionado por el gobierno republicano una vez que, mejor o peor, se lograron mantener a raya estos desmanes, pudo salvarse parte del rico patrimonio religioso que atesoraban nuestras iglesias como el Cristo de los Doctrinos, el sepulcro de Cisneros o los cuadros de las Bernardas, pero pese a estos esfuerzos fue mucho lo que se perdió, en parte porque llegaron tarde y en parte por el abandono al que quedaron sometidas la Magistral y otras iglesias, lo que facilitó que el expolio continuara durante toda la guerra.

Y si bien los destrozos principales fueron en los dos principales templos de la ciudad, la Magistral que hubo de ser reconstruida no terminándose las obras hasta los primeros años de la década de 1970, y la parroquia de Santa María, que corrió peor suerte al ser demolida conservándose tan sólo lo que hoy conocemos como la Capilla del Oidor, el resto de las iglesias, en especial las de los conventos, no corrió mejor suerte y en algunos casos, como la de las Agustinas, sufrieron daños considerables que también tardaron décadas en ser reparados.

Huelga decir que gran parte del patrimonio mobiliario que contenían desapareció sin dejar rastro, en parte destrozado por los vándalos y en parte tragado por lo que José García Saldaña definió acertadamente como el saco roto de Alcalá, en ocasiones fruto de robos y expolios y en otras, al parecer, vendido por las propias comunidades religiosas durante la posguerra como única manera de sobrevivir a la penuria de esos difíciles años.

Desaparecieron cuadros, imágenes, orfebrería... y hasta los propios retablos, siendo tan sólo dos conventos, las Bernardas y las Carmelitas de Afuera, los que lograron conservarlos, mientras los demás se vieron obligados a reemplazarlos por unos sustitutos mejor o peor logrados.

Eso sin contar con la puntilla que supuso, ya en los años sesenta y setenta, una errónea interpretación de las recomendaciones del concilio Vaticano II que condujo en ocasiones, como ocurrió en las iglesias de las Dominicas y las Diegas, a soluciones tan drásticas y, casi iconoclastas, como la de hacerlos desaparecer, sin olvidar que también se llevó por delante el retablo fingido que pintara Manuel Laredo en el testero de San Felipe.

Las magníficas fotografías que Mariano Moreno y su hijo Vicente Moreno hicieron en Alcalá en el primer tercio del siglo XX nos permiten conocer como fueron los retablos desaparecidos en la Guerra Civil, tema que ya en su día abordé en un artículo1. Y, gracias también ellas, ha sido posible reconstruir uno de ellos, el de las Úrsulas, aunque fuera con más de ochenta años de retraso.

Aunque la iglesia es renacentista y cuenta con un artesonado mudéjar, el retablo destruido en 1936 era barroco, tal como quedó reflejado en las fotografías del Archivo Moreno. De él tan sólo se conservó el remate del ático, que se mantuvo en su sitio en anacrónico contraste con el retablo que reemplazó al desaparecido, muy modesto y sin valor artístico ni siquiera estético, a diferencia de otras iglesias en las que los nuevos retablos, sin llegar a alcanzar la valía de sus predecesores, al menos resultaron ser una solución digna.




Boceto del retablo y resultado final. Ilustraciones tomadas de la página web de Artemartínez


Pero la espera mereció la pena, ya que la comunidad concepcionista decidió, ya entrado el siglo XXI, acometer la reconstrucción del retablo encargando una réplica del mismo al afamado taller de arte religioso Artemartínez, radicado en la localidad alcarreña de Horche y del cual habían salido ya varios retablos como los laterales de la Catedral-Magistral o los del convento de la Imagen.




La iglesia con el retablo desmontado en marzo de 2013


Desconozco la fecha exacta en la que comenzó a ejecutarse, pero sí recuerdo mi sorpresa cuando en marzo de 2013 entré en la iglesia y descubrí que el retablo había sido desmontado -incluyendo el ático del antiguo- quedando el muro vacío y el hueco de la hornacina central, cubierto por un lienzos de tela, en el que se había dejado la imagen de la Inmaculada.

El nuevo retablo fue cobrando forma poco a poco, tal como se ha hecho tradicionalmente, empezando por la parte inferior y, debido probablemente a su coste, fue creciendo poco a poco durante varios años.




El retablo parcialmente montado en abril de 2014


Una fotografía que hice en la Semana Santa de 2014 refleja el avance del mismo cuando todavía se encontraba en una fase intermedia, estando ya terminados la mesa del altar, el sotabanco -la parte inferior- y el banco o predela, con el sagrario en su parte central. Pero el resto todavía faltaba y la imagen de la Inmaculada seguía estando en el hueco de la futura hornacina.


El retablo en abril de 2018, ya terminado a falta de las dos imágenes laterales. Vista general y detalle


Pasaron cuatro años y en la Semana Santa de 2018 encontré el retablo ya terminado a falta tan sólo de las dos imágenes que flanqueaban a la de la Inmaculada, la de santa Úrsula y la de santa Beatriz, que pude ver colocadas en septiembre de ese mismo año. No obstante, tal como se indica en un vídeo publicado en internet, el retablo había sido bendecido, todavía sin estas dos últimas imágenes, el 14 de marzo de 2018, aproximadamente un mes antes de que yo hiciera las fotografías.




El retablo, ya completo, en septiembre de 2018


Y éste es el final feliz de la recuperación de una parte del patrimonio artístico complutense, cabiendo añadir la magnífica labor de los artistas de Artemartínez, que fueron capaces de reproducir, tal como se aprecia en las fotografías, el retablo perdido hasta su último detalle.




1 Los retablos desaparecidos.


Publicado el 19-4-2020