Los retablos desaparecidos



Según Luis Astrana Marín Alcalá sería la ciudad mártir de España, tantos han sido los destrozos y los despojos que ha sufrido nuestro patrimonio a lo largo de los siglos. Quizá no sea Alcalá la ciudad española que ostenta la primacía en tan lamentable clasificación, pero lo cierto es que ha sido mucho, y muy valioso, lo que Alcalá ha perdido por culpa de los avatares de la historia.

Y fue en una época todavía relativamente reciente, con motivo de la eclosión de ese estado de locura colectiva que es conocido con el nombre de Guerra Civil, cuando un numeroso grupo de edificios nobles de Alcalá, iglesias y conventos en su mayor parte, sufrieron destrozos que en algunos casos llegaron a provocar la pérdida irreversible de los mismos. Otros tuvieron más suerte y pudieron ser restaurados, aunque en ningún caso conseguirían recuperar su pasado esplendor.

Antes de continuar adelante les ruego que contemplen detenidamente las fotografías que ilustran este artículo, la mayoría pertenecientes al Archivo Moreno junto con alguna procedente de las colecciones de Félix González Pareja y Ramón del Olmo. Prácticamente ninguno de estos retablos existe ya salvo alguno reconstruido parcialmente o en su totalidad, por lo que estas antiguas -aunque magníficas- imágenes en blanco y negro constituyen el recuerdo que nos queda de estas riquezas perdidas. Esperemos que situaciones como la que ensangrentó Alcalá -al igual que a toda España- durante tres largos años no vuelvan a repetirse nunca más; será señal inequívoca de que los españoles, quizá por vez primera en nuestra turbulenta historia, habremos aprendido al fin a tolerarnos.


Parroquia de Santa María la Mayor



Ubicada inicialmente en el solar que actualmente ocupa el cuartel del Príncipe, en la plaza de San Diego, sería construida de nueva planta en la cabecera de la plaza de Cervantes por el arzobispo Carrillo, aprovechando la ya existente ermita de San Juan de los Caballeros. Ideada con unas dimensiones grandiosas (de haberse ejecutado en su totalidad el proyecto inicial se hubiera extendido hasta el actual kiosco de la música), la falta de presupuesto la habría de dejar reducida a apenas la mitad y con una forma sumamente desproporcionada a causa de su precipitada terminación. Conocida por haber sido bautizada en ella Cervantes, resultó seriamente dañada, al igual que la Magistral, en los primeros días de la contienda civil y prácticamente demolida al terminar ésta.

Hoy tan sólo se conservan las capillas laterales conocidas con el nombre genérico de Capilla del Oidor y una parte del ábside, junto con la torre. Tras años de abandono, la antigua nave de la iglesia fue habilitada como plaza pública siguiendo un diseño que no respeta las trazas originales del templo.

Como puede observarse en la fotografía, lo más interesante del retablo es el baldaquino exento, que recuerda por su forma a los de las iglesias de Jesuitas y las Bernardas, ambos realizados por el Hermano Bautista, un arquitecto jesuita autor de varias e importantes obras. El resto del retablo, aunque austero, resulta interesante; lamentablemente, apenas se pueden apreciar detalles de los cuadros que lo adornaban.




Parroquia de Santiago



Fundada por el cardenal Cisneros a principios del siglo XVI, aprovechó en un principio el añoso edificio de la antigua mezquita musulmana, en la esquina de las calles de Diego de Torres y Santiago, aunque una reconstrucción posterior hizo que llegara hasta mediados del siglo XX en forma de un poco agraciado templo barroco de interés artístico reducido, aunque sin duda infinitamente superior al del insulso edificio moderno que hoy ocupa su lugar.

Convertida tradicionalmente en una parroquia secundaria por detrás de las de San Pedro y Santa María, quizá por ser a la que pertenecían los moriscos conversos, al estallar la Guerra Civil oficiaba como parroquia castrense. Saqueada durante la contienda, el edificio se mantuvo no obstante en pie, aunque nunca volvería ya a ser abierta al culto. Utilizada como almacén municipal durante bastantes años, acabaría siendo demolida a mediados de la década de los sesenta del pasado siglo, construyéndose sobre la mayor parte de su solar (el resto del mismo se aprovechó para ensanchar la calle de Diego de Torres) un edificio de viviendas sin que se realizara previamente ningún tipo de prospección arqueológica. Fue precisamente en esta zona, primero en diciembre de 1981 y posteriormente en el verano de 1996, cuando al abrirse zanjas en la acera de Diego de Torres aparecieron varios enterramientos procedentes de esta iglesia, los cuales fueron también destruidos antes de que pudieran ser estudiados, a excepción del de 1996 que proporcionó incluso una lápida.

El retablo mayor, como puede comprobarse, constaba de un pequeño tabernáculo y un gran mural pintado que intentaba imitar al inexistente trabajo de carpintería. La cruz de la Orden de Santiago y una representación del apóstol en su advocación de Matamoros presidían el retablo.




Parroquia de San Pedro


Retablo original y retablo actual


La parroquia de San Pedro está aneja a la Catedral-Magistral, aunque en sí misma es una pequeña iglesia. El motivo de esta dualidad fue el de separar las actividades parroquiales de las de la propia Magistral, que con anterioridad a su conversión en catedral era una colegiata con cabildo propio. Fue edificada en 1625, pero el retablo que aparece en la fotografía, perdido en el incendio y saqueo de julio de 1936, era el que reemplazó al original tras su destrucción en un incendio en 17601, por lo que su estilo era de un recargado rococó.

A diferencia de la mayor parte de las fotografías antiguas que resproduzco en este artículo ésta no procede del Archivo Moreno, sino que procede de una colección particular. Es de autor anónimo y anterior a 1902, año en el que se cerró la Magistral para proceder a una larguísima -y en algunos detalles discutible- restauración que no terminaría hasta veintinueve años más tarde. Fue reproducida en el catálogo de la exposición 500 años de la Magistral de Cisneros2, y es la única que conozco de este retablo.

Aunque su nitidez no es muy buena, puede apreciarse que estaba presidido por la imagen de Santa María de Jesús, traída del convento de San Diego tras su desamortización en el siglo XIX y también desaparecida en 1936, mientras la del titular del templo se encontraba en la hornacina superior a ésta. El retablo actual, labrado hacia la década de 1950 -la parroquia se abrió al culto en 1957-, presenta un estilo más acorde con el sencillo barroco de la parroquia, aunque en nada se parece a su predecesor.




Ermita de la Virgen del Val


Retablo original y retablo actual


Cuenta Anselmo Reymundo en su Historia de Alcalá que existía en la antigua parroquia de Santiago una capilla lateral consagrada a la Virgen de Loreto; el retablo de la misma fue trasladado a la ermita de la Virgen del Val en 1929 una vez terminada la reedificación de ésta, y allí permanecería como altar de nuestra patrona hasta que el vendaval de la guerra arrasara a ambos, retablo e imagen.

Se trataba de un retablo barroco extremadamente recargado, hecho éste no demasiado habitual en nuestra ciudad, debido probablemente a que, a causa de la decadencia de la misma iniciada en la segunda mitad del siglo XVII, el rebuscado estilo rococó no llegó a arraigar demasiado en Alcalá. Actualmente oficia de retablo una reproducción de la tribuna del paraninfo de la antigua universidad, que en su origen perteneció a una carroza de ferias, con la imagen de la Virgen flanqueada por las de los Santos Niños.




Convento de Santa María Magdalena


Retablo original y retablo actual


Situado en la esquina de la calle del Gallo con la de Escritorios, fue fundado a fines del siglo XVI por fray Francisco del Niño Jesús, un carmelita descalzo que contó con el apoyo financiero del cardenal Gaspar de Quiroga. Adscrito a la orden de San Agustín, fue concebido en un principio como refugio de antiguas prostitutas “arrepentidas”, aunque con el tiempo vendría a transformarse en un convento de religiosas.

El edificio actual, inconfundible en el paisaje alcalaíno gracias a su airosa cúpula, fue construido entre 1668 y 1672 a costa de Andrés de Villarán dentro de un estilo barroco sumamente airoso y sencillo, muy lejos de las exageraciones a las que llegó en otros lugares. Su retablo, nada recargado tampoco, estaba presidido como es fácil de suponer por una imagen de Santa María Magdalena flanqueada por las de San Andrés y Santa Ana.

La iglesia además acabó convirtiéndose con el tiempo en un auténtico museo de arte sacro dado que a su importante patrimonio vinieron a sumarse numerosas tallas y lienzos traídos desde otros conventos alcalaínos exclaustrados en el siglo pasado. Según Reymundo, en ella podían encontrarse obras de artistas tan significados como Carreño, Pereda, Ricci, Solís, Carmona y otros.

Lamentablemente, en la Guerra Civil la iglesia quedó reducida a poco más que el esqueleto de sus muros, sufriendo una larguísima restauración que sólo hasta fechas recientes pudo ser terminada tras largos años de abandono. Desaparecido el retablo, y tras instalarse inicialmente en su lugar una gran cruz acompañada en su centro por una imagen de la Virgen, al no ajustarse ésta al estilo del templo la comunidad decidió reemplazarla poco después por el actual retablo, que aunque interesante no guarda el menor parecido con el primitivo.




Convento de Santa Úrsula


Retablo original y su reconstrucción


Adscrito a la orden de San Francisco dentro de la corriente concepcionista, fue fundado en 1564 por el canónigo de la Magistral don Gutierre de Cetina. La iglesia, de humilde construcción, alberga no obstante un magnífico artesonado mudéjar que es hoy su mayor tesoro. El retablo barroco fue destruido en la Guerra Civil, conservándose tan sólo el remate superior del mismo. Fue sustituido por una obra moderna de nulo valor artístico y muy criticable estética, reemplazado a su vez por una reconstrucción del original ejecutada entre 2013 y 2018 en el taller de arte religioso Artemartínez, radicado en la localidad alcarreña de Horche.

A la par que el retablo también desapareció la magnífica talla del Cristo de la Agonía, obra de Pedro de Mena y joya, junto con el Cristo de los Doctrinos, de la imaginería alcalaína.




Convento de la Imagen


Retablo original y retablo actual


Este convento estuvo ubicado originalmente en el lugar que actualmente ocupa la facultad de Económicas, en la plaza de la Victoria. Fundado en 1562 por el arzobispo Bartolomé de Carranza, fue trasladado años más tarde, en 1576, a su ubicación actual de la calle de la Imagen aprovechando un gran caserón renacentista que les fue cedido en donación y que posee algunas de las mejores muestras del arte plateresco en nuestra ciudad.

La iglesia se construyó aprovechando un antiguo salón al que se decoró más tarde al gusto barroco, lo que puede sorprender dada la naturaleza renacentista de la portada. El retablo, por su parte, era bastante recargado y contaba con un gran lienzo representando a santa Teresa de Jesús desposándose con Jesucristo. A ambos lados del tabernáculo había sendos cuadros de san Juan de la Cruz y el profeta Elías. Saqueado el convento durante la Guerra Civil, hoy su iglesia ostenta un retablo de nueva factura, discreto y digno.




Convento de San Juan de la Penitencia


Retablo original y retablo actual


El convento de San Juan de la Penitencia, conocido popularmente como las Juanas, fue fundado por el cardenal Cisneros en el año 1500, como colegio de doncellas y hospital de mujeres, dotándole de constituciones y adscribiéndolo a la orden franciscana en 1508. Estaba situado en la calle de San Juan, pero en 1884, ante su avanzado estado de ruina, la comunidad se trasladó al antiguo convento de agustinos recoletos de San Nicolás de Tolentino, en la calle de Santiago, exclaustrado tras la desamortización de Mendizábal, donde permanecen.

Del antiguo convento tan sólo se conserva la nave de la iglesia, convertida en la Casa de la Entrevista, y algunos elementos en el colegio Cardenal Cisneros, mientras la iglesia del actual fue restaurada y su cúpula reconstruida en 2006.

La fotografía del retablo que se conserva en el Archivo Moreno corresponde con toda probabilidad al del antiguo convento agustino, ya que no consta que fuera trasladado de la iglesia de las Juanas ni las dimensiones de ésta, a juzgar por el recinto actual, se adaptaban al mismo. En cualquier caso quedó destruido en 1936, por lo que el actual es posterior a la Guerra Civil y, aunque es de diseño clásico y no carece de valor artístico, no guarda similitud con el desaparecido.




Convento de Santa Clara


Lienzo central del retablo original y retablo actual


Comienza la historia de esta comunidad allá por los años finales del siglo XV, cuando el presbítero Sancho Martínez hizo como fundación póstuma el establecimiento de un hospital para pobres al que colocó bajo el patronazgo de santa Librada. En 1481, hace de ello más de quinientos años, el hospital vino a transformarse en un beaterio que, seis años más tarde, se convertiría en un monasterio de la orden tercera de San Francisco.

En 1516 tuvo lugar el traslado del monasterio desde su ubicación original, en la calle de los Colegios, hasta la actual en la esquina de la calle de la Trinidad con la de Santa Clara. La iglesia que hoy conocemos es un pequeño edificio barroco del que destacan los grandes contrafuertes laterales y la enorme y airosa espadaña, refugio habitual de cigüeñas.

El retablo, sin embargo, habría de perderse también víctima de los desmanes de la guerra. Constaba éste de un pequeño tabernáculo, mientras la pared frontal estaba cubierta en su mayor parte por un enorme cuadro de Ángelo Nardi representando a santa Clara, la titular del monasterio. El retablo actual, por su parte, es discreto y de no mala factura a pesar de su reciente construcción.




Convento del Corpus Christi


El retablo antes de la Guerra Civil y su estado actual


El convento de carmelitas descalzas del Corpus Christi, es conocido popularmente como el de Afuera, por encontrarse en su momento adosado a la cara exterior del muro de la ciudad junto a la Puerta de Aguadores. Fue fundado en 1599 por Beatriz de Mendoza, condesa de Castellar, asentándose provisionalmente en las casas que habían ocupado los carmelitas descalzos de San Cirilo hasta su traslado a la actual calle de Santo Tomás, frente a la ermita del Cristo de los Doctrinos. Desavenencias con su patrona les forzaron a romper su compromiso, lo que acarreó graves apuros a la comunidad hasta que en 1614 se acogieron al patronazgo de Beatriz de Diatrichtain, marquesa de Mondéjar.

La comunidad se asentó en un edificio de nueva planta construido entre 1615 y 1623 siguiendo trazas del arquitecto carmelita fray Alberto de la Madre de Dios, donde permaneció hasta que en 2016 la comunidad, reducida a cinco hermanas de avanzada edad, se trasladó al convento de la Imagen, permaneciendo vacío el de Afuera por el momento.

A diferencia de los casos anteriores el retablo, que no era el original sino uno barroco labrado en el siglo XVIII, aunque sufrió graves daños en 1936 no se destruyó en su totalidad, lográndose conservar una parte importante de la fábrica y la imagen central de la Ascensión de la Virgen. No ocurrió así con las imágenes de san Elías y san Juan de la Cruz que la flanqueaban, perdiéndose también las dos columnas centrales, las hornacinas laterales, algunos motivos decorativos y la práctica totalidad de la parte baja, incluyendo el sagrario.

Según María Evangelina Muñoz Santos3 el retablo fue sometido a una restauración parcial en los años cincuenta, aunque no se reconstruyeron las estructuras perdidas hasta las décadas posteriores. No ocurrió así con los elementos escultóricos, ya que mientras las dos imágenes se reemplazaron por las del Sagrado Corazón y san José, otros también desaparecidos como la corona imperial, los ángeles y la paloma que rodeaban a la Virgen no fueron repuestos.





Convento de las clarisas de San Diego




Retablo desaparecido de la capilla de las clarisas de San Diego


Vulgo las Diegas. Está situado en la calle de las Beatas esquina a la de San Diego, y es famoso por las almendras garapiñadas que elabora en su obrador. Aunque sus orígenes datan de 1670 con la fundación por Catalina García Fernández de de un colegio para doncellas pobres bajo la advocación de santa Clara, la comunidad no se acogió a la regla de las clarisas franciscanas hasta una fecha tan tardía como 1906, siendo hasta entonces un beaterio que dio nombre a la calle.

Hasta la desamortización de 1837 su proximidad al convento de San Diego hizo innecesario que dispusiera de capilla propia, pero cerrado el convento se habilitó un pequeño templo en el edificio que fue decorado por Manuel Laredo a finales del siglo XIX y restaurado en 1927. El convento quedó muy deteriorado en la Guerra Civil, por lo que hubo de ser reparado en 1941 y reconstruido en su práctica totalidad a mediados de los años setenta.

La capilla, de pequeñas dimensiones, fue reedificada en 1975 dándosele el impersonal aspecto de los templos posteriores al concilio Vaticano II merced a una exagerada interpretación de los preceptos emanados del mismo en lo relativo a la erección de nuevas iglesias, pese a que no era éste el caso; y aunque la antigua capilla carecía de valor artístico, al menos era acorde con su época y con el entorno en el que se ubica en pleno casco antiguo, cosa que no ocurre con la actual.

Víctima de este rigor iconoclasta fue el retablo que aparece en una fotografía reproducida por Ramón del Olmo en su libro Alcalá habla, hoy es ayer4. Fue tomada en noviembre 1965 y, aunque se trataba de una fábrica modesta labrada con toda probabilidad en el siglo XX, resulta injustificada su desaparición, máxime teniendo en cuenta que no fue reemplazado por ningún otro.




1 CANO SANZ, Pablo. Patrimonio perdido: bienes muebles en la Catedral-Magistral de Alcalá de Henares hasta 1936. En 500 años de la Magistral de Cisneros. Alcalá de Henares, 2015.
2 Catálogo de imágenes. En 500 años de la Magistral de Cisneros. Alcalá de Henares, 2015.
3 MUÑOZ SANTOS, María Evangelina. El monasterio de carmelitas descalzas de Santa María del Corpus Christi: Génesis y vicisitudes. Alcalá de Henares, 2020.
4OLMO, Ramón del. Alcalá habla, hoy es ayer. Alcalá de Henares, 2006.


Publicado el 25-10-1986, en el nº 1.021 de Puerta de Madrid
Actualizado el 5-2-2021