La gran aventura




Sin duda, ésta es la más floja de las tres novelas. Comienza la narración dos años después de la irrupción del planeta errante, con unos Estados Unidos sumidos bajo una gruesa capa de hielo. Los habitantes de la que fuera la nación más poderosa del planeta luchan desesperadamente por sobrevivir en unas condiciones infrahumanas, mientras el gobierno de su país se ha empeñado en una frenética carrera de armamentos (es decir, cañones en vez de mantequilla) construyendo una imponente flota sideral gracias a la tecnología copiada a los habitantes del astro intruso. La versión oficial es que deben estar preparados ante una posible invasión de la Tierra, pero la realidad es que el gobierno norteamericano acaricia una idea infinitamente más ambiciosa, la de invadir las fértiles tierras del nuevo planeta expulsando a sus moradores y abandonando así un territorio en el que hoy medran las morsas y los osos polares.

Así, aprovechando el próximo acercamiento entre los dos planetas los norteamericanos aprestarán una expedición, mitad científica mitad militar, que tendrá como objeto explorar el planeta antes de que la poderosa flota recién construida inicie la invasión del mismo. La expedición llegará sin ningún sobresalto a Finan y comenzará su tarea, siendo atacada de pronto por una potente escuadra enemiga. Derrotados los terrestres huirán como buenamente pueden mientras la nave almirante, donde se encuentran los protagonistas, busca refugio en el mar.

Una vez calmadas las cosas emergerán con todo cuidado y se dirigirán hacia el punto de desembarco con el objeto de recuperar el material abandonado durante su reciente huida; por inverosímil que parezca logran su objetivo sin ser importunados por los tritones -los habitantes anfibios del planeta-, aunque sí tienen ocasión de rescatar a un terrestre, secuestrado dos años antes, el cual había huido poco antes de su cautiverio.

Vueltos al mar su nuevo compañero les pondrá en antecedentes acerca de los misteriosos tritones: En un principio, cuando pensaban que Finan iba a pasar de largo por el Sistema Solar, habían decidido invadir la Tierra, pero cuando posteriormente descubrieron que su planeta adoptaba una órbita estable en torno al Sol cambiaron de idea manteniéndose en el mismo. No abrigaban intenciones hostiles hacia la Tierra, pero como era de esperar defenderían su territorio de las apetencias de los norteamericanos.

Dadas las circunstancias, aislados en el planeta enemigo a la espera de la llegada de la flota de invasión, el capitán de la nave decidirá hacer la guerra por su cuenta. Auxiliado por las indicaciones del antiguo prisionero se encaminará hacia una de las principales ciudades tritonas y, también de una manera bastante inverosímil, conseguirá destruirla con las poderosas armas que obran en su poder.

Y eso es todo. La novela termina, tras el éxito de su incursión, con la llegada de la flota invasora a la cual reciben los protagonistas como salvadora. Como puede comprobarse nada de gran aventura hay aquí, ya que Enguídanos no relata ni la invasión ni la lucha con los tritones por expulsarlos de su planeta nativo; a mi modo de ver fue una ocasión perdida.



Publicado el 6-11-1998 en el Sitio de Ciencia Ficción