Serie de Intrusos siderales



Portadas originales de la serie de Intrusos siderales


A pesar de que una de las principales características de las novelas de la segunda etapa de Pascual Enguídanos en Luchadores del Espacio es su condición de aventuras individuales, lejos pues de las largas series firmadas por este autor como George H. White, lo cierto es que éste, ya como Van S. Smith, cedió en tres ocasiones a la tentación de desarrollar una narración en más de un volumen aunque, eso sí, en todos los casos estas novelas son independientes entre sí, estando unidas tan sólo por el vínculo común del marco en el que se desarrollan; no nos encontramos, pues, con nada parecido a las series (de Enguídanos y de otros autores) típicas de la primera etapa de la colección, en las cuales cada novela terminaba con un continuará. Se trataba, de hecho, de una tendencia general de la colección, lo que hace pensar que sus responsables debieron darle un giro importante hacia la mitad de la misma.

La serie de Intrusos siderales, primera de las tres de Van S. Smith (las otras dos serían la de Bevington y la trilogía de Finan), está compuesta por dos novelas independientes que narran como la Tierra se ve sometida a la amenaza de invasión de una poderosa raza extraterrestre. En realidad la primera de ellas, Intrusos siderales, podría haber sido perfectamente una novela única, puesto que no es demasiado diferente a otras muchas de este autor en las que un episodio de la lucha entre terrestres e invasores se salda de forma positiva para los primeros, dándose por sobreentendido que el enemigo no va a volver a molestar a la Tierra; pero por razones que ignoro Enguídanos escribió una secuela que, en contra de lo habitual, no fue publicada a continuación de ésta sino cuatro números más tarde con el título de Diablos en la ionosfera, intercalándose incluso entre ambas otra novela distinta de este autor.

¿Era la intención inicial de Enguídanos la de dar por zanjada la aventura sin escribir ninguna continuación? Lo ignoro, pero dadas las circunstancias entra dentro de lo posible. Lo cierto es que finalmente apareció esta segunda parte que, justo es decirlo, no llega a la altura de la primera, quizá porque Enguídanos era más hábil describiendo un primer encuentro entre dos civilizaciones distintas que desarrollando posteriormente las consecuencias del mismo. Pero ahí está, por lo que justo es tenerla en cuenta.

Por lo demás, Enguídanos retoma aquí uno de sus dos esquemas favoritos a la hora de describir extraterrestres, los insectos gigantes, siendo el otro el de las plantas móviles e inteligentes. Sus hombres-insecto, u hombres-hormiga, son calcados de los que aparecieran en la antigua serie de Heredó un mundo aunque, eso sí, muchísimo más evolucionados, ya que de combatir con arcos y flechas en las selvas venusianas han pasado aquí a construir una astronave capaz de viajar entre las estrellas... Lo que no ha cambiado es su curiosa apetencia por la carne humana, innecesaria por completo al menos en este segundo caso pero que, supongo, introducía un elemento morboso, quizá interesante, en una novela de estas características. De cualquier modo la serie, o al menos la primera de las dos novelas, mantiene un nivel bastante digno, leyéndose con agrado.

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Las cifras que figuran a la izquierda de los títulos indican los números con que fueron publicadas las novelas en la colección Luchadores del Espacio.



195 Intrusos siderales
199 Diablos en la ionosfera