Olímpicos



Además de los saurios también habitan humanos en el Hiperplaneta, descendientes todos ellos de los náufragos de una nave espacial tripulada por terrestres que huían de la degeneración de la sociedad terrícola. Estos humanos, que aparecen en El refugio de los dioses, la última novela publicada de la Saga, están divididos en varios grupos bien diferenciados. Por un lado están los guandúes, unas tribus de escaso desarrollo cultural -su nivel social está anclado en el neolítico- que habitan en el Guandú, un vasto continente desértico invadido años atrás por los saurios. Por otro lado están los olímpicos, los cuales sí han conservado el nivel tecnológico de sus orígenes aunque son asimismo los responsables del atraso cultural de los guandúes, sus propios descendientes, con los cuales realizaron un experimento social consistente en privarlos de cualquier tipo de avance tecnológico buscando la creación de una sociedad utópica que, libre de los abusos de la tecnología, pudiera evitar los excesos a los que había conducido ésta en la degenerada Tierra. Imbuidos por un pacisfismo -más bien nihilismo- visceral, la invasión de los saurios y posteriormente la intervención de los mucho más desinhibidos valeranos provocarán un cambio radical en su tradicional política de no intervención en los asuntos de los guandúes, sus propios hijos.

Un tercer grupo de humanos está formado por los descendientes de los antiguos náufragos que acabaron refugiados en un planeta interior que gira en torno al sol central del hiperplaneta, los cuales decidieron aprovecharse, al contrario de los olímpicos, de todos los avances de la tecnología repitiendo los errores cometidos en la Tierra -de la cual sus antepasados habían huido- o en Redención. La brusca interrupción de la Saga impidió que conociéramos las peculiaridades de esta nueva sociedad que Enguídanos pintaba como aberrante; si algún día se consiguiera recuperar el manuscrito inédito de El gran miedo, aunque según todos los indicios se perdió irremisiblemente junto con el también escrito de Escuadrón Delta, los aficionados a la Saga podríamos conocer los argumentos de su autor, pero hoy por hoy tan sólo podemos especular sobre ello en base a las escasas pistas que Enguídanos nos dejó sobre ella.

Resulta evidente que con los olímpicos y los guandúes Enguídanos repitió la misma fórmula que ya utilizara tanto en los inicios de la Saga con los saissais como posteriormente en la novela independiente Embajador en Venus: Una raza muy evolucionada tecnológicamente es consciente de su decadencia y achaca sus problemas a un mal aprovechamiento de los avances tecnológicos, por lo que decide crear una nueva civilización -la de sus propios descendientes- privada de cualquier tipo de tecnología, en la que busca hallar la Arcadia feliz que estima incompatible con el desarrollo científico... Eso sí, dejando un grupo de centinelas para que puedan evaluar la evolución futura de su experimento social, los cuales tienen la potestad de intervenir siempre que lo estimen necesario para poder corregir las posibles desviaciones del mismo. Tanto en estos dos casos como en el de los olímpicos el experimento acaba mal debido a perturbaciones externas no contempladas por sus creadores, provocadas por los thorbods en el Venus de los saissais, por los propios terrestres en Embajador en Venus y por los saurios primero, y los valeranos después, en el Hiperplaneta.


Publicado el 30-1-1999 en el Sitio de Ciencia Ficción