La presencia de Cervantes en Córdoba



Sabido es que tanto el autor del Quijote como su familia fueron unos auténticos trotamundos que rodaron por un buen número de ciudades españolas, razón por la que no es de extrañar que la ciudad de la Mezquita, una de las principales capitales andaluzas y entonces también de las españolas, figurara entre ellas.

De hecho, según las biografías cervantinas su familia paterna era oriunda de Córdoba, y cuando el autor del Quijote era niño, tras residir durante algunos años en Alcalá, Valladolid y otra vez Alcalá, marcharían a Córdoba en 1556 huyendo de los acreedores y para recoger la herencia de su abuelo paterno, Juan de Cervantes, la cual no debió de durarles demasiado -la familia Cervantes era cualquier cosa menos ahorradora- porque no mucho después se vieron obligados a peregrinar de nuevo, esta vez a Sevilla, hasta que acabaron fijando su residencia más o menos definitiva en Madrid hacia 1566. También debió de parar de nuevo en la ciudad califal muchos años más tarde, cuando a partir de 1587 residió durante algún tiempo en Andalucía ejerciendo diversos oficios como recaudador de impuestos, el cual, como es sabido, le acarrearía la cárcel por supuesta apropiación de caudales públicos.

Asimismo, y probablemente como recuerdo de sus años de residencia en ella, Cervantes cita a Córdoba en varias de sus obras, incluyendo al Quijote. Por esta razón, y en recuerdo y homenaje suyo, pueden encontrarse en sus calles hasta tres lápidas conmemorativas, sin duda muchas menos de las existentes en Sevilla pero no por ello carentes de interés. Estas lápidas constituyen los únicos monumentos dedicados en la ciudad a Cervantes y a su obra, ante la llamativa ausencia de una estatua o grupo escultórico. La más antigua de las tres está situada en el número 45 de la calle de Agustín Moreno, en la fachada lateral del edificio de la actual Escuela de Artes y Oficios. En realidad no está dedicada a Cervantes sino a Vicente de los Ríos, uno de los primeros cervantistas de nuestro país célebre por haber sido quien dio a conocer por vez primera, allá por 1773, el origen alcalaíno del autor del Quijote. Eso sí, la lápida fue descubierta en 1905 con ocasión el tercer centenario de la edición del Quijote, tal como reza el texto de la misma:




Lápida de la calle Agustín Moreno


DON VICENTE DE LOS RIOS
NACIO EN ESTA CASA A 7 DE FEBRERO DE 1732
EL AYUNTAMIENTO DE CORDOBA
AL CELEBRAR EL TERCER CENTENARIO
DE LA PUBLICACION DEL LIBRO INMORTAL
DE
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA,
PERPETUA AQUI LA MEMORIA DEL MAS
ILUSTRE DE SUS COMENTARISTAS
Y
BIOGRAFOS.
1905.


Las otras dos lápidas están fechadas en 1917, coincidiendo esta vez de modo aproximado -existe la diferencia de un año- con la muerte de Cervantes. A diferencia de la anterior, que es de piedra, están realizadas con azulejos policromados, resultando bastante parecidas a las sevillanas inauguradas un año antes, aunque salieron de un taller diferente. Su autor, tal como figura en la firma existente en el rincón inferior derecho de ambas lápidas, por encima de la cenefa azul, fue el ceramista sevillano Manuel Vigil-Escalera Díaz (1885-1938), asimismo un notable pintor cuya amistad con Julio Romero de Torres pudiera explicar la presencia de su obra en Córdoba.

El diseño de estas lápidas es bastante similar al de las sevillanas, cambiando el color de las cenefas: azul en el caso de las cordobesas, mientras las sevillanas juegan también con tonos verdes y dorados. Coinciden asimismo en los dos medallones situados en la parte superior, con el escudo de la ciudad -Sevilla o Córdoba según el caso- a la izquierda y un retrato de Cervantes a la derecha, ambos unidos por una guirnalda.

La primera de las lápidas cordobesas se encuentra en la plaza del Potro, uno de los lugares más emblemáticos de Córdoba, el cual es citado por Cervantes en el Quijote; aunque no en la fachada de la Posada del Potro -ahora Casa del Flamenco de Córdoba- a la que hace alusión el texto, sino justo enfrente, en la del antiguo Hospital de la Caridad, sede del Museo de Bellas Artes.




Lápida de la plaza del Potro


EL PRÍNCIPE DE LOS INGENIOS DE ESPAÑA
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
DE ABOLENGO CORDOBÉS
MENCIONÓ ESTE LUGAR Y BARRIO
EN LA MEJOR NOVELA DEL MUNDO.


VARIOS CORDOBESES CON AMOR DE PAISANOS Y CON VENERACIÓN DE ESPAÑOLES LE DEDICAN ESTE
HUMILDE RECUERDO AL INSUPERABLE ESCRITOR.
MCMXVII.


La otra está en la calle Osario, al norte del casco antiguo. A diferencia de la anterior ésta sí está firmada por el ayuntamiento, y pese a su afirmación de que Cervantes mencionó ese lugar en sus obras, no indica en cuales. Leamos su texto:




Lápida de la calle Osario


EL HEROICO SOLDADO DE LEPANTO
MAGNANIMO CAUTIVO DE ARGEL
Y PRÍNCIPE DE LOS INGENIOS ESPAÑOLES
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA
MENCIONÓ ESTE LUGAR EN SUS OBRAS.


EL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE CORDOBA CONMEMORA TAL
MENCION POR MEDIO DE ESTA LAPIDA.
MCMXVII.




Vista de la avenida de Cervantes desde la esquina de la ronda de los Tejares


En lo que respecta al callejero cordobés, éste no olvida ni al escritor alcalaíno ni a su obra. La avenida de Cervantes es una importante vía urbana que prolonga al céntrico Paseo de la Victoria y, tras bordear los Jardines de la Agricultura, desemboca en la avenida de América frente al edificio de la que fuera la antigua estación de ferrocarril, actual sede de la delegación local de Canal Sur. También hay sendas calles dedicadas a Don Quijote, Dulcinea y Sancho Panza, todas ellas contiguas y ubicadas entre la avenida de Libia y la autovía A-4, al sureste de la ciudad.




Colegio Cervantes. Fotografía tomada de www.cervantespedia.com


Para finalizar, cabe reseñar que la orden de los Maristas cuenta con un colegio, fundado en 1933, bautizado con el nombre de Cervantes. Según datos tomados de la propia enciclopedia del colegio, la Cervantespedia, su primera ubicación fue el antiguo Palacio de los Velasco, situado en la calle Barroso, en pleno corazón del casco antiguo de la ciudad. De allí pasó al Palacio de Torres Cabrera, en la calle del mismo nombre, y en 1942, ya terminada la Guerra Civil, al antiguo edificio de la Compañía de Jesús, en la plaza del mismo nombre. No fue sino hasta 1973 cuando se trasladó a su sede actual, un edificio de nueva construcción radicado en la avenida de la Fuensanta, al sureste de la ciudad y fuera por vez primera del casco antiguo.


Publicado el 25-6-2009
Actualizado el 5-5-2014