La presencia de Santo Tomás de Villanueva en Alcalá





Patio de Santo Tomás de Villanueva, en el antiguo Colegio Mayor de San Ildefonso
Fotografía de Félix Abádanes tomada de Flickr



Aunque fueron muchos los alumnos y profesores de la antigua Universidad alcalaína que andando el tiempo se convirtieron en personajes ilustres, un apartado especial de los mismos lo componen aquellos que acabaron siendo canonizados. Éste es el caso, entre otros, de san Ignacio de Loyola, san Juan de Ávila, san Juan de la Cruz, san Alonso Rodríguez o santo Tomás de Villanueva.

Este último, manchego de nacimiento -nació en la localidad de Fuenllana, cercana a Villanueva de los Infantes, en la actual provincia de Ciudad Real-, acabaría sus días como arzobispo de Valencia gozando de merecida fama de misericordioso, hasta el punto de que se le suele representar en cuadros e imágenes dando limosna a los menesterosos.

Santo Tomás de Villanueva fue asimismo uno de los primeros alumnos de la recién fundada institución cisneriana puesto que, nacido en 1486, ingresó como alumno en el Colegio Mayor de San Ildefonso el mismo año en el que comenzaron en él las clases, 1508. Terminados éstos fue el titular de la Cátedra de Artes entre los años 1514 y 1516, puesto que abandonó para marchar a Salamanca, donde ingresó en la orden de San Agustín. Muchos años después, siendo ya arzobispo de Valencia, reedificaría a sus expensas el colegio menor alcalaíno de los Agustinos Calzados, en el cual se le reservó una celda sobre la que se construiría, a raíz de su canonización, una capilla aneja a la iglesia del colegio.




Aspecto actual del antiguo colegio de San Agustín


Lamentablemente el colegio de los Agustinos Calzados, sede actual de los juzgados en la calle de los Colegios, llegó a nuestros días prácticamente desmantelado, en especial la iglesia, perdiéndose por completo el rastro de la capilla.

No obstante esta pérdida, se conservan en Alcalá distintos recuerdos del santo, que será conveniente recordar aquí. El primero de ellos, y el más inmediato, es el patio principal del Colegio Mayor de San Ildefonso, actual sede del Rectorado de la Universidad, que recibe el nombre de Santo Tomás en homenaje a éste. Asimismo uno de los cuatro relieves en piedra situados en la balaustrada que remata las cuatro crujías del patio -los tres restantes están dedicados al Cardenal Cisneros y a los escudos del cardenal y del Colegio Mayor- representa a nuestro personaje, ataviado de colegial y dando limosna a un mendigo, sin que falte una mitra en recuerdo de su dignidad arzobispal. Fue labrado a mediados del siglo XVII, al igual que el resto, por el escultor Francisco de la Dehesa.




Relieve del patio de Santo Tomás de Villanueva de la Universidad de Alcalá
Fotografía de Juan de la Plaza


En 1986, coincidiendo con el quinto centenario de su nacimiento, el Ayuntamiento descubrió una lápida conmemorativa en la fachada del número 1 de la calle Mayor, por encontrarse en ese lugar -aunque se desconoce su ubicación exacta- la casa donde residió el santo a su llegada a Alcalá.




Lápida de santo Tomás de Villanueva en la calle Mayor de Alcalá


Más antigua es su presencia en el callejero de la ciudad, ya que desde finales de los años sesenta o principios de los setenta del pasado siglo tiene dedicada una pequeña plaza en el barrio de Caballería Española. Como anécdota, cabe reseñar que durante algún tiempo existió cierta confusión en los distintos planos y callejeros entre esta plaza y la calle de Santo Tomás, perpendicular a la de los Colegios, la cual se solucionó ampliando el nombre de esta última a Santo Tomás de Aquino, a quien en realidad estaba dedicada, ya que es en ella donde se abría la entrada principal al antiguo colegio convento dominico de Santo Tomás de Aquino, sede actual del Parador de Turismo.




Vista general y rótulo de la plaza de Santo Tomás de Villanueva


Centrándonos ahora en la iconografía religiosa, conviene recordar dos imágenes de bulto, conservadas respectivamente en el convento de las Agustinas y en la Capilla de San Ildefonso, que desaparecieron víctimas del marasmo de la Guerra Civil, por lo que hoy tan sólo nos quedan de ellas sendas fotografías del Archivo Moreno, las cuales permiten apreciar, no obstante, su gran valor artístico.


Izquierda, imagen del convento de las Agustinas. Archivo Moreno, nº de inventario 36218_B
Derecha, imagen de la Capilla de San Ildefonso. Archivo Moreno, nº de inventario 36258_B


En las Agustinas se conservaba un cuadro de Zurbarán hoy desaparecido, pero no perdido puesto que se encuentra al parecer en una colección particular, sin que haya podido desentrañar los avatares que le llevaron fuera de nuestra ciudad. El cuadro, de 140 × 82 centímetros, representa a santo Tomás dando limosna, y se encontraba en el convento con anterioridad a la Guerra Civil tal como atestigua la copia fotográfica del Archivo Moreno. Vuelve a aparecer en el Archivo Arbaiza, con fecha 27 de marzo de 1940, formando parte del conjunto de obras de arte que fueron recuperadas tras la guerra y devueltas a sus propietarios, perdiéndosele el rastro a partir de ese momento.


Izquierda, fotografía del Archivo Moreno, nº de inventario 37633_B
Derecha, fotografía descargada de internet




Ficha del cuadro de santo Tomás de Villanueva del Archivo Arbaiza


El 22 de noviembre de 2016 Manuel Vicente Sánchez Moltó publicó en el diario digital Alcalá Hoy un artículo titulado Un Zurbarán de las Agustinas de Alcalá se subasta en Christie’s, en el que explicaba detalladamente los avatares de éste. Resumiendo a lo esencial la minuciosa información aportada por el cronista local, cuya lectura recomiendo encarecidamente, en efecto el cuadro volvió al convento al terminar la Guerra Civil, pero en 1950, cuando todavía corrían los duros años de la posguerra, las religiosas se vieron obligadas a venderlo junto con otro, también de Zurbarán, dedicado a san Agustín. El problema estriba en que, según Sánchez Moltó, el comprador abusó de su buena fe y de sus penurias económicas para aprovecharse de su adquisición por un precio muy inferior al real, compensándolas con dos copias que se conservan en el monasterio. Fallecido el individuo, y al no existir documentos acreditativos del expolio, las monjas no pudieron hacer nada por recuperarlos. Ambos pasaron por varias manos perdiéndose el paradero del San Agustín, mientras Sánchez Moltó da una lista detallada de los sucesivos propietarios del Santo Tomás de Villanueva hasta llegar a la subasta de 2016, sin que se tenga noticia de su paradero posterior, con toda probabilidad una colección particular. Huelga decir que no volvió a Alcalá.

En el Archivo Arbaiza encontré también la fotografía y la ficha de un segundo cuadro de las Agustinas de pequeño formato (34 × 32 centímetros) y autoría aparentemente anónima, del cual desconozco asimismo su actual paradero. Presenta la particularidad de estar dividido en dos partes, la izquierda que representa a santo Tomás dando limosna y la derecha a un santo que no he podido identificar -¿quizá san Diego?- intercediendo ante Cristo crucificado por las ánimas del purgatorio.




Fotografía y ficha del cuadro del Archivo Arbaiza


La iconografía que se conserva hoy en día es bastante más modesta, pero no por ello menos interesante. Para empezar, contamos con la imagen que se venera en la iglesia de las Agustinas; yo la vi por vez primera con posterioridad a la finalización de la restauración del templo en 1985, aunque desconozco si fue adquirida entonces por esta comunidad religiosa o si ya la conservaban en clausura con anterioridad; en cualquier caso, debe de ser posterior a la Guerra Civil puesto que este convento, que estaba repleto de obras de arte religiosas, quedó completamente arrasado durante el conflicto.




Imagen de santo Tomás de Villanueva que se venera
en la iglesia del convento de las Agustinas


Como puede apreciarse en la fotografía, santo Tomás viste aquí hábito agustino en vez de los tradicionales atavíos arzobispales, y aunque tampoco lleva puesta la mitra si se aprecian algunos atributos de su rango eclesiástico tales como el báculo y el anillo que sujeta con los dedos de la mano izquierda. Por lo demás, carezco de más información acerca de esta imagen.

En julio de 1999 se creó la parroquia de Santo Tomás de Villanueva para atender pastoralmente al nuevo barrio de Espartales; a diferencia de otras como la de San Marcos o la recién creada de Santa Teresa de Jesús, que inicialmente fueron capillas dependientes de otras parroquias -la de Santa María en el primer caso, y la del Santo Ángel en el segundo-, la de Santo Tomás de Villanueva fue parroquia independiente desde el primer día.




Fachada y vista lateral de la parroquia


Ubicada inicialmente en la capilla de la cercana residencia de ancianos Francisco de Vitoria, dos años después se acomodó en unos barracones provisionales instalados en un solar de la calle de Pío Baroja propiedad del obispado, a la espera de poder construir el templo. Esta espera duró casi quince años hasta que finalmente, el 23 de marzo de 2014, la comunidad parroquial celebró solemnemente la erección de la primera piedra de su sede definitiva, la cual fue bendecida por el obispo complutense el 21 de mayo de 2016.




Interior de la parroquia


Llama la atención del nuevo templo -de forma positiva a mi modo de ver- que se renunciara a los estilos vanguardistas, tan en boga en estos últimos años a favor de unas trazas arquitectónicas más clásicas, resaltando en especial la airosa cúpula que remata el crucero.




Rótulo de la parroquia


Por el momento, la iconografía de santo Tomás de Villanueva existente en la parroquia se reduce al rótulo que indicaba su presencia junto a la puerta de entrada al recinto provisional, cuyo paradero desconozco, y a un cuadro del que es autor el pintor Juan Pedro Aguilar, nacido en Albacete en 1950 y alcalaíno de adopción -y en la actualidad residente en Espartales- desde 1979. Quienes estén interesados en su obra, pueden visitar su página web.


Cuadro de Juan Pedro Aguilar. Vista general y detalle


Como se puede apreciar en la fotografía, el cuadro representa al titular de la parroquia ataviado con hábito agustino, al tiempo que porta los atributos arzobispales -báculo y mitra- junto con un libro en alusión a su erudición. Curiosamente no aparece dando limosna, como suele ser lo más frecuente, pero en el fondo del cuadro aparecen varias alusiones tanto a Alcalá -la fachada de la Universidad, la torre de Santa María y un torreón del Colegio de Málaga- como a Valencia, en forma de un paisaje marino sobre el que navega una pequeña embarcación a vela. En su conjunto resulta original, y es de esperar que una vez esté terminado el nuevo templo pueda ocupar un lugar de honor en el mismo.


Publicado el 9-4-2014
Actualizado el 3-8-2022