Los Santos Niños en América
Su presencia en México





Lugares de México vinculados a los Santos Niños


Tras dedicar varios artículos a la presencia de los Santos Niños en Argentina, conviene volver de nuevo los ojos al continente americano, centrándonos en esta ocasión en otro de los principales países hispanos, México, donde también me ha sido posible seguir su rastro si bien éste presenta características propias y diferentes de las del país austral. Así, mientras todos los casos localizados en Argentina corresponden a fechas cronológicamente tan tardías como el siglo XIX, en México, por el contrario, sus raíces se hunden hasta el siglo XVII, en plena época colonial.

Tal como me ha ocurrido últimamente en tantas ocasiones, el hallazgo de toda la información que utilizo en este artículo se debe exclusivamente a ese pequeño milagro que es Internet... Y también, en buena parte, a la casualidad. Pero veamos primero la relación de los lugares vinculados a los Santos Niños en este país, siete en total junto con un cuadro de procedencia desconocida:



Población Departamento
1 Ciudad de México Distrito Federal
2 Tepotzotlán Estado de México
3 Puebla de Zaragoza Estado de Puebla
4 Morelia Estado de Michoacán de Ocampo
5 San Justo Municipio de Benito Juárez, estado de Quintana Roo
6 Botadero San Pastor Municipio de Othón Blanco, estado de Quintana Roo
7 Predio de San Pastor Xpich Municipio de Tekax, estado de Yucatán
8 Otros cuadros

Como se puede apreciar en el mapa éstos están agrupados en dos zonas bien definidas, la primera en torno a Ciudad de México y los estados circundantes al Distrito Federal, con cuatro referencias, y la otra en la península del Yucatán, con las tres restantes. Asimismo se diferencian en que, mientras las del entorno de Ciudad de México corresponden a iconografía de los mártires complutenses, todas las yucatecas son topónimos; aunque los datos de que dispongo de estos últimos son muy escuetos, muestran la peculiaridad de que dos de ellos se refieren no a san Justo, como suele ser habitual, sino a san Pastor, algo mucho más infrecuente.





Ciudad de México

Todo empezó allá por 2003 cuando, rastreando por la red, me encontré con la reproducción de un cuadro, para mí desconocido, en el que se reflejaban la vida y el martirio de nuestros patronos. A partir de allí me resultó relativamente fácil seguir el hilo: El cuadro era obra de José Juan Juárez, un pintor mexicano del siglo XVII en el que algunos investigadores encuentran reminiscencias de Zurbarán y, al parecer, bastante afamado en el país hermano. El documento que encontré era una página dedicada a una exposición que, bajo el título Recursos y discursos del arte de pintar, montó en el año 2002 el Museo Nacional de Arte de México con motivo del vigésimo aniversario de su fundación.

La página, bastante escueta por cierto, daba una breve reseña biográfica de este artista, única información por cierto de que dispongo sobre él dado que ni siquiera en la enciclopedia Espasa pude encontrar nada más sobre su vida y su obra. José Juan Juárez, miembro de una afamada dinastía mexicana de pintores (también lo fueron su padre Luis Juárez, su yerno Antonio Rodríguez y sus nietos Nicolás y Juan Rodríguez Juárez), nació en 1617, siendo bautizado el 9 de julio de ese año en la catedral de la Ciudad de México. Pese a morir con tan sólo 44 años de edad, sus 20 años de actividad como pintor bastaron para convertirlo en uno de los más importantes pintores barrocos de la Nueva España, como entonces se conocía al país mexicano. En su obra, fundamentalmente de índole religiosa, se cuentan importantes cuadros tales como El Rey de Burlas, La oración en el huerto, San Alejo, El martirio de san Lorenzo o San Francisco recibiendo la redoma sagrada... Además, claro está, del titulado Santos Justo y Pastor que, por razones obvias, es el que particularmente nos interesa.




Cuadro de Juan José Juárez representando a los Santos Niños


Aunque en la citada página aparecía una reproducción del cuadro, ésta tenía tan poca resolución que resultaba poco útil. Gracias a la amabilidad de Desirée Moreno, perteneciente al Departamento de Investigación del museo, pude conseguir una copia de mucha más calidad -la que reproduzco- así como información adicional procedente del catálogo de la exposición. El cuadro, fechado entre 1653 y 1655 -se trata, pues, una obra de madurez-, es de grandes dimensiones (379,4 × 295,3 centímetros), y contiene una representación iconográfica completa de la vida y martirio de los dos hermanos complutenses. Reproduzco, de forma literal, la descripción del mismo que figura en el catálogo:


Esta pintura de gran formato está dividida en dos registros. En el inferior se ve a dos niños, los hermanos Justo y Pastor, de pie y tomados de la mano, en el momento de recibir las coronas de flores que dos ángeles colocan sobre sus cabezas. Se encuentran en el centro de un espacio oscuro y por eso sus figuras claras se recortan frente a un gran muro perforado por dos ventanas donde hay escenas de gran luminosidad. Un angelito les arroja flores y establece la relación con el registro superior, donde ángeles y angelitos también echan flores a los santos y adoran al Cordero que se ubica en el centro de un gran rompimiento de gloria. Las dos escenas laterales narran el martirio de los niños: del lado izquierdo, en un espacio interior cuyas ventanas también remiten al exterior, reciben azotes; del lado derecho, son decapitados en la calle de una ciudad.


El comentario que viene a continuación explica las circunstancias históricas del martirio de los Santos Niños, las cuales por conocidas no es necesario repetir. Sí es interesante recordar la importancia que tuvo la reversión de las reliquias a Alcalá en 1568, dado que este acontecimiento supuso una revitalización del culto a los mártires cuyas olas llegaron hasta el lejano México. Convertidos los jesuitas en abanderados del culto a los mártires en la naciente Contrarreforma y, en el caso particular del Colegio Máximo alcalaíno, en el de los Santos Niños, no es de extrañar que los jesuitas mexicanos promovieran, ya en fecha tan temprana como 1578, la representación de una tragedia titulada El triunfo de los santos, con motivo de la llegada al virreinato de un conjunto de reliquias entregadas por el papa Gregorio XIII. Aunque en el texto consultado no se determina explícitamente si entre esas reliquias figuraban o no algunas pertenecientes a nuestros patronos -éste sería un tema interesante para investigar-, sí establece sin ningún género de dudas la vinculación entre el culto a los santos Justo y Pastor y la Compañía de Jesús puesto que, según la opinión de la mayor parte de los investigadores, el cuadro fue encargado por esta orden y colgado en el claustro de la Profesa, el colegio jesuita de Ciudad de México. Tras pasar por diversas vicisitudes históricas (la Compañía de Jesús también fue suprimida en México durante el reinado de Carlos III), el cuadro se conserva actualmente en el Museo Nacional de Arte de México.

Con posterioridad encontré el libro titulado José Juárez. Recursos del arte de pintar1, donde se recoge una prolija descripción del cuadro a la par que se citan las influencias recibidas por su autor: Murillo, Zurbarán, Rubens y diversos grabados de los que copia el recurso iconográfico de las ventanas laterales a modo de falso retablo.

Una idea de la importancia del mismo la da el hecho de que fue seleccionado, junto con otras obras de arte colonial, para formar parte de la exposición Pintura de los reinos, que entre el 26 de octubre de 2010 y el 31 de enero de 2011 estuvo abierta en Madrid en el Palacio Real y en el Museo del Prado, mostrando una amplia panorámica de cómo el arte español del Siglo de Oro arraigó profundamente en la América hispana, fundamentalmente en los virreinatos de Nueva España y Perú, adquiriendo características propias sin por ello abandonar la tradición clásica española y europea. Fue, evidentemente, una magnífica e inesperada ocasión para contemplar el cuadro original que, tal como era de esperar, resultó ser magnífico.





Tepotzotlán




Tepotzotlán. Fachada de la iglesia de San Francisco Javier


Tepotzotlán es una población situada 43 kilómetros al norte de Ciudad de México que actualmente cuenta con cerca de 70.000 habitantes. Fundada en 1535 sobre un poblado precolombino, fue cedida en 1580 a los jesuitas, los cuales construyeron un imponente colegio -hoy sede del Museo Nacional del Virreinato- que consagraron a san Francisco Javier. Construida entre 1760 y 1762, en la magnífica portada de la iglesia, un auténtico retablo en piedra, se alzan entre otras muchas esculturas -116 en total- sendos relieves de los santos Justo y Pastor2.




Parte inferior de la fachada. Los relieves de los Santos Niños flanquean a las esculturas
de san Ignacio y san Francisco de Borja, a ambos lados de la puerta
Fotografía tomada de Orbis Miraculis


Aunque ignoro las razones que movieron a sus constructores a incluir a los mártires complutenses en su obra, dado lo tardío de la época y dado también que los jesuitas nunca mostraron especial interés por su culto, lo cierto es que están ahí y adenmas en un lugar destacado, en el cuerpo inferior de la fachada aproximadamente a la altura del arco superior de la portada, a ambos lados de las hornacinas que albergan a las estatuas de san Ignacio de Loyola y san Francisco de Borja.


Ampliaciones de la fotografía anterior. Los relieves de los Santos Niños están situados
en los óvalos que aparecen a izquierda y derecha de las respectivas hornacinas


Los Santos Niños aparecen en dos relieves enmarcados en sendos óvalos; a la izquierda, tal como contemplamos la fotografía, se encuentra el de san Justo, entre el pilar de sillares almohadillados que sirve de remate a la fachada por ese lado, y la historiada columna que le separa de la estatua de san Ignacio. Sobre él, además de diversas alegorías, se encuentra el relieve de san Esteban, y por debajo el de santa Justa.


Detalle de los relieves de san Justo (izquierda) y san Pastor (derecha)


Al lado derecho, en la posición simétrica, está san Pastor, rodeado por la estatua de san Francisco de Borja a la izquierda, el relieve de san Lorenzo en la parte superior y el de santa Rufina en la inferior, mientras que por el lado derecho le flanquea el pilar de sillares almohadillados que en esta ocasión sirve de límite entre la fachada y la torre. Como se puede apreciar -lamentablemente tan sólo he podido conseguir una fotografía en detalle de uno de ellos-, ambos van ataviados a la moda del siglo XVIII con casaca y calzones, anacronismo éste relativamente frecuente en esa época, y portan sus atributos habituales, la palma del martirio y las tablillas escolares.





Puebla de Zaragoza

Puebla de Zaragoza, situada a unos 130 kilómetros al sureste de Ciudad de México, es la capital del estado de Puebla, y cuenta con una población de alrededor de un millón y medio de personas, el doble contando la totalidad de su área metropolitana. Posee también un impresionante patrimonio artístico, lo que le valió ser nombrada en 1987 Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Pero lo que nos interesa es mucho más modesto, un cuadro representando a los Santos Niños que, según la investigadora mexicana Ana Cecilia Tentle, se conserva en el Instituto de Artes Visuales de Puebla. Lamentablemente no he podido localizarlo en la página web de esta institución cultural, por lo que sólo dispongo de la fotografía y los datos reproducidos por esta historiadora3.




Cuadro de Cristóbal de Villalpando
Fotografía de Tacho Juárez Herrera tomada de Fickr


El cuadro, obra del pintor Cristóbal de Villalpando (Ciudad de México, c. 1649 - 1714), está influenciado a decir de los expertos por el de Juárez, anterior en el tiempo ya que el de Villalpando está datado hacia finales del siglo XVII. Tiene unas dimensiones de 194 × 129 cm., muy inferiores a las de su modelo, y como puede apreciarse representa a los Santos Niños sobre un pedestal sosteniendo las tablillas escolares y las palmas del martirio. El resto del cuadro, aunque de forma más sencilla, repite la estructura del de Juárez, con sendas representaciones laterales del juicio de Daciano y del martirio de los hermanos y el Cordero Místico coronando la obra.





Morelia

Pasamos ahora a Morelia, una ciudad de 600.000 habitantes capital del estado de Michoacán de Ocampo. Situada en el valle de Guayangareo, a 266 kilómetros al oeste de la capital federal, fue fundada en 1541 recibiendo el nombre de Valladolid en homenaje a su homónima española, el cual cambió en 1828 por el actual, tomado del héroe de la independencia mexicana José María Morelos, natural de ella. Es una de las ciudades más importantes del país y cuenta con un casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad cuya mayor joya es la imponente catedral barroca, construida entre 1660 y 1774.

¿Qué tiene que ver Morelia con los Santos Niños? Pues bastante. En un inventario de la catedral realizado en 1787, es decir, tan sólo 13 años después de que concluyera su construcción, figura -copio textualmente- lo siguiente: “En el altar de los Santos Inocentes un lienzo de la Degollación y un nicho con vidriera de los Santos Justo y Pastor, un apostolado de marfil, su mesa con su ara y su credencia y el retablo4. Lamentablemente no he podido comprobar si este motivo iconográfico -u otros- se sigue conservando, pero el dato resulta sin duda de interés.





San Justo

Colonia perteneciente al municipio de Benito Juárez, localidad de Leona Vicario. Está situada en el estado de Quintana Roo, en las cercanías de la conocida localidad turística de Cancún.





Botadero San Pastor

También ubicado en el estado de Quintana Roo, a 29 km. de la ciudad de Chetumel y junto a la laguna de Bacalar, correspondiendo al municipio de Othón Blanco. No se trata de una población, sino de un paraje turístico de vegetación tropical.





Predio de San Pastor Xpich

Pertenece al municipio de Tekax, estado de Yucatán, una población que, conviene recordarlo -y resulta sumamente llamativa la coincidencia-, tiene por patrono a San Diego de Alcalá, celebrándose en ella grandes fiestas en su honor. ¿Casualidad?





Otros cuadros

Navegando por internet he encontrado algunos cuadros de autoría mexicana, generalmente puestos a la venta en diferentes páginas de subastas. El primero de ellos5 es obra del pintor mexicano Manuel Montes y Balcázar, del que apenas he podido encontrar más datos que los proporcionados por la propia página, los cuales se resumen en que este artista del México colonial estuvo activo en Guadalajara y Zacatecas en la segunda mitad del siglo XVIII.




Cuadro de Manuel Montes representando a san Urbez con los reliquias de los Santos Niños


El cuadro es un óleo sobre lienzo de 206 × 151 cm., y está firmado y fechado en 1795. Su título es San Dagoberto con las reliquias de San Justo y San Pastor, lo cual resulta ciertamente chocante puesto que el único santo de este nombre que he encontrado ha sido el rey merovingio Dagoberto II, que reinó en Austrasia -la zona nororiental del reino franco- entre los años 676 y 679 y que, como cabe suponer, ninguna relación tuvo con los Santos Niños. El error se aclara bastante si leemos la transcripción del texto que aparece en la parte inferior del cuadro:


San Dagoberto, natural de la Ciudad de Burdeos en Francia, quien por los años del Sr. de 714, cuando entraron los moros en España (para destruirla) fue cautivo, yaviendo logrado por intercessión de los SS.tos Mártires Justo y Pastor, ser salvado y luego paso a Egipto con San Pacomio Ermita, quien lo recivio y tuvo en su compañía en el decierto, en donde aviendo recivido el Avito de mano de su Maestro y que Vivio 50 años en gran Santidad, y logro su regreso a España donde predico siendo perseguido por su fe fue preso y recibio la palma del martirio en el año del Sr. 778 en el reino de Huesca el año de 798 su cadaver fue salvado de las Aguas laus deo.


Resulta evidente que se está refiriendo no al monarca franco sino a san Urbicio, o san Urbez, aunque mezclando datos reales de su vida -era bordelés, salvó las reliquias de los Santos Niños tras la invasión árabe y acabó sus días en Nocito, al norte de Huesca- con otros equivocados tales como su estancia en Egipto como eremita -lo fue, pero en Nocito- o su martirio, ya que según la tradición falleció de muerte natural, ya centenario, en el año 802.




Cuadro de San Pedro el Viejo de Huesca representando a san Urbez


Lo que despeja definitivamente las dudas es su representación como peregrino haciendo un alto en el camino que aprovecha para leer, apreciándose en el zurrón que cuelga de su hombro las cabezas de los dos mártires cuyas reliquias lleva consigo huyendo de los musulmanes. Así pues, con independencia de los errores citados, fruto quizá de una mala información por parte del pintor, el cuadro no puede estar más vinculado a la iconografía de los mártires complutenses. A modo de curiosidad, cabe reseñar que presenta una notable similitud con el cuadro San Urbez va a buscar los cuerpos de los santos que se conserva en San Pedro el Viejo de Huesca.

Lamentablemente, tampoco he podido averiguar su procedencia, ni las circunstancias en las que fue pintado.




San Justo y Pastor, abogados de los niños


El segundo cuadro6 es tambien un óleo sobre lienzo de 29 × 26 cm. de autoría anónima. Lo único que he podido averiguar de él es que data del siglo XVIII y que procedía de Lomas de Chapultepec, un barrio residencial situado a las afueras de la capital mexicana, lo que hace suponer que perteneciera a una colección privada. El cuadro representa a los dos hermanos, de pie y cogidos de la mano, ataviados a la moda del siglo XVIII. Portan ambos la palma del martirio y una corona de laurel, y sobre ellos, en una nube de la que irradia la luz, se alza el Cordero Místico.

A los pies de los mártires, junto a los cuales se aprecian entre flores las tablillas escolares rotas, una filacteria reproduce la frase S. Justo y S. Pastor, Abogados de los Niños, mientras en el fondo del cuadro, a ambos lados de las figuras, aparecen los perfiles de dos ciudades, una de ellas amurallada. La identificación de la amurallada con Complutum, o Alcalá, es bastante razonable, pero ¿a cuál podría representar la otra? Lamentablemente, no hay manera de saberlo.




1José Juárez. Recursos y discursos del arte de pintar. Nelly Sigaut y otros. Museo Nacional de Arte. Ciudad de México, 2002. Pp. 174-183.
2 http://vamonosalbable.blogspot.com.es/
3 Las pinturas “San Alejo” y “San Justo y Pastor” del pintor José Juárez. Una lectura desde el punto de vista de los jesuita novohispanos del siglo XVII. Ana Cecilia Tentle Arias. Universidad Autónoma Nacional de México.
4 Tomado de La catedral de Morelia. Nelly Sigaut y otros. Coedición del Colegio de Michoacán y el Gobierno del Estado de Michoacán. Michoacán, 1991.
5 https://www.invaluable.com.
6 https://www.the-saleroom.com/en-gb.

Publicado el 5-4-2003, en el nº 1.804 de Puerta de Madrid
Actualizado el 10-5-2018