Los Santos Niños en España
Su culto en Manises (Valencia)





Parroquia de San Juan Bautista de Manises
Fotografía tomada de Minube.com



Manises es una ciudad de alrededor de 30.000 habitantes situada a 8 kilómetros al oeste de Valencia, a cuya área metropolitana pertenece. Enclavada en la antigua huerta y regada por el río Turia, es conocida a nivel nacional sobre todo por dos facetas, su afamada cerámica y el aeropuerto homónimo, que también es utilizado como base aérea militar.

Sin embargo, para nosotros Manises reviste un interés especial ya que es la única población de toda la región valenciana, al menos que yo tenga noticia, en la que se rinde culto a los Santos Niños, aunque tanto en Valencia como en la asimismo cercana Torrente, además de la propia Manises, están presentes en sus respectivos callejeros, posiblemente por influencia de esta última.

Lo curioso es que los Santos Niños no sólo no son los patronos de Manises (este lugar lo ocupan las santas Justa y Rufina, patronas como es sabido de los alfareros), sino que ni tan siquiera cuentan con un templo propio, ya que las imágenes se conservan en la iglesia parroquial cuyo titular es san Juan Bautista. Así pues, la pregunta es inmediata: ¿cuál es el origen del culto a estos mártires en la ciudad valenciana?

Conviene no olvidar que, tanto en el reino de Castilla como en el de Aragón, la expansión del culto a los Santos Niños sufrió una brusca interrupción a raíz de la implantación en España de la liturgia romana en sustitución de la anterior mozárabe, que había potenciado en nuestro país el culto a los mártires a diferencia de la romana, centrada en advocaciones comunes para toda la cristiandad tales como las de Jesucristo, la Virgen, los apóstoles, los padres de la iglesia, los papas o los fundadores de órdenes religiosas. Este cambio tuvo lugar, de forma prácticamente simultánea, en 1071 en Aragón y en 1078 en Castilla, cuando la frontera entre la España cristiana y la musulmana no rebasaba -y en ocasiones ni tan siquiera alcanzaba- los cursos de los ríos Tajo y Ebro. Por esta razón, todos los territorios reconquistados en fechas más tardías consagrarían sus recién fundados templos a las nuevas advocaciones anteriormente citadas, siendo ésta la causa principal de que, salvo excepciones muy concretas, prácticamente no existan lugares vinculados al culto a los Santos Niños al sur de esta línea imaginaria... y uno de ellos es precisamente Manises, reconquistada en 1238, más de siglo y medio después del cambio, por el rey aragonés Jaime I el Conquistador.

De hecho, ninguna de las historias clásicas de Alcalá (Ambrosio Morales, Anales Complutenses, Portilla, e incluso Esteban Azaña) incluyen a Manises en la relación de poblaciones en las que se rendía culto a los mártires complutenses, lo que corrobora la sospecha de que la implantación del mismo en la ciudad valenciana debe de ser relativamente reciente; lamentablemente, no he podido averiguar ni la causa ni la fecha en la que este hecho pudo tener lugar.




Dos fotografías de la fiesta del Tabac en los años cincuenta


En cualquier caso, a partir del siglo XX todos los autores sí hablan ya de la existencia de culto a los Santos Niños en Manises, el cual estaba íntimamente vinculado a una tradición local, la del Tabac y la Rosa. El tabac, o tabaquet, nada tenía que ver pese a su nombre con el tabaco, ya que se trataba, según el historiador local José Luis de Tomás García, de una canastilla que, a modo de ofrenda, llevaban los niños a la misa mayor el día de la festividad de los mártires complutenses. Su equivalente en castellano es tabaque, término que según el DRAE significa cestillo o canastillo de mimbre y que hoy ha caído en desuso.

A los niños mayores que ya habían hecho la comunión se les llamaba clavarios, cuyo significado literal en castellano es el de portador de las llaves, pero que en un contexto religioso habría que interpretar más bien en el sentido de custodio. Asimismo en Valencia es un término utilizado por algunas hermandades como equivalente a cofrade.

Los tabacs iban primorosamente adornados, y en su interior se colocaban diversos alimentos entre los que nunca faltaba la coca, el típico dulce valenciano. Durante la misa el sacerdote oficiante bendecía los tabacs, y al terminar ésta los niños pasaban a la capilla donde el sacristán cortaba un pedazo de cada coca, destinándose a los pobres todos los alimentos así recogidos. La segunda parte de la ceremonia, que tenía lugar tras el almuerzo, era la Rosa. Se conocía con este nombre a un licor de fresa rebajado con agua que, por su color rojo, simbolizaba la sangre derramada en el martirio de los Santos Niños. Llevado en un porrón por los clavarios, éstos recorrían las calles de la ciudad ofreciendo un poco de bebida a cambio de un donativo.




Procesión de 1951


La celebración de la fiesta culminaba, ya por la tarde, con una procesión a la que acudían los niños ataviados con sus mejores galas. De vuelta a la iglesia, se quemaba la tradicional traca como no podía ser menos en una población levantina.

Es muy poco conocido que en 1974 la celebración de la procesión de los Santos Niños en Alcalá contó con la participación de un nutrido grupo de peregrinos maniseros llegados a la ciudad en dos autobuses, lo que permite calcular su número en alrededor de unas cien personas. Uno de los visitantes fue José María Moreno Royo, entonces director correspondiente del Centro de Cultura Valenciana, el cual escribió una crónica del viaje que fue publicada en dos números consecutivos -los correspondientes al 1 y el 8 de septiembre- de la hoja parroquial Aleluya, y reeditada justo un mes más tarde, el 1 de octubre de 1974, en el número 32 del boletín municipal Manises.


Estampa conmemorativa de la visita a Alcalá de 1974


Según relata el señor Moreno Royo, la expedición salió de Manises el día 5 de agosto, víspera de la fiesta de los Santos Niños, dedicando ese día a visitar los museos madrileños. El día 6 por la mañana llegaron a Alcalá, siendo recibidos por el entonces abad de la Magistral Doroteo Fernández Ruiz, que ofició de anfitrión de los visitantes, los cuales fueron alojados en las dependencias del Hogar Parroquial, sito en la calle de la Tercia. Tras las mutuas cortesías de rigor, los maniseros realizaron una visita a la Magistral prestando especial atención a la cripta, donde veneraron las reliquias de los Santos Niños. La visita continuó por diferentes edificios de Alcalá, concluyendo con una recepción en el ayuntamiento a cargo del alcalde Félix Huerta, en la que se repitieron los actos protocolarios.




Dos momentos de la procesión de 1974 en Alcalá


Ya por la tarde, la delegación manisera procedería a prepararse para su participación en la misa y la posterior procesión, con los niños-clavarios (copio del artículo citado) ataviados con el traje típico valenciano, con el fajín y escudo con las imágenes de los “santets”, y las niñas asimismo de valencianas, portando los tabacs y la Rosa. Terminada la misa depositaron una corona de laurel en la cripta, y acto seguido ofrecieron el Tabac y la Rosa a las autoridades allí presentes. Por último, intervinieron en la procesión escoltando la carroza que llevaba las imágenes de los patronos comunes. Aunque el artículo incluye una interesante fotografía con los niños-clavarios precediendo a la carroza, con las cestas de los tabacs sujetas con ambas manos, a su paso por la calle de Escritorios, de vuelta ya a la Magistral, la escasa calidad de la misma hace imposible su reproducción aquí, aunque sí lo hago con otras dos tomadas entonces, una en la Magistral durante la ceremonia religiosa y otra, en la plaza de los Santos Niños, ya en la procesión. En cualquier caso, se trató de un acontecimiento único el cual, que yo sepa, no se ha vuelto a repetir desde entonces.

Volvamos ahora al presente. Según me ha comunicado Vicent Masó Talens, archivero municipal de Manises a cuya gentileza debo la inmensa mayoría de los datos recogidos en el presente artículo, así como la totalidad de las fotografías que lo ilustran, la hermandad de los Santos Niños de Manises desapareció en fecha indeterminada con posterioridad a la visita realizada a Alcalá. Aunque no me ha sido posible determinar la fecha exacta en que esto ocurrió, la existencia de fotografías fechadas en los años ochenta, en las que todavía se aprecia a las imágenes de los Santos Niños montadas en unas andas, junto con unos niños portando el tabac, permite suponer que debió de ser más o menos por entonces, coincidiendo con el colapso de numerosas tradiciones religiosas por todos los rincones de España.


El Tabac en los años ochenta


En cualquier caso, al día de hoy la fiesta de los Santos Niños ya no se celebra en Manises, pese a algún intento realizado por recuperarla; algo que no es de extrañar teniendo en cuenta que en la propia Alcalá desapareció también la hermandad hacia mediados o finales de la década de los setenta, no siendo hasta 2014, tras algún intento fallido, cuando se logró su recuperación en forma de asociación diocesana.


Altar de la Virgen del Carmen. Vista general y detalle de las imágenes de los Santos Niños


En cuanto a la parroquia de San Juan Bautista, templo que como ya ha sido comentado acoge a las imágenes de nuestros santos, se trata de un edificio del siglo XVIII con planta de cruz latina de una sola nave. Su estilo es neoclásico con elementos barrocos, y cuenta con una cúpula de estilo bizantino y una torre campanario. El retablo mayor es moderno, de 1951, aunque su estilo es neobarroco conforme al entorno en que se encuentra ubicado. Sin embargo la primitiva ubicación de la parroquia no fue ésta, sino el solar en el que se alza en la actualidad la ermita de san Antonio Abad, único resto que se conserva de la anterior fábrica tras su derribo en 1817. Debido a la necesidad de un templo de mayor tamaño las obras de la iglesia actual se iniciaron en 1734, realizándose su consagración y el consiguiente traslado de la sede parroquial el 14 de agosto de 1751, celebrándose desde entonces con toda solemnidad la denominada Fiesta de la Traslación que conmemora este acontecimiento histórico.


Las imágenes de los Santos Niños en la actualidad


Las imágenes de los Santos Niños están colocadas en el altar de la Virgen del Carmen, y según José Luis de Tomás García fueron donadas por el matrimonio manisero formado por Blas Albenca y Magdalena Segura. Esto induce a pensar que se trate de unas imágenes modernas, probablemente posteriores a la Guerra Civil y contemporáneas, por lo tanto, del retablo mayor actual de la iglesia. Tal como se puede apreciar en las fotografías, son de tamaño pequeño y no van ataviadas “a la romana” en cualquiera de sus diversas variantes, tal como suele ser lo más habitual, sino con unas vestiduras que más bien recuerdan al traje regional valenciano, excepto por el inexistente pañuelo a la cabeza.

La vinculación de Manises con los mártires complutenses se extiende también a su callejero, dado que una de sus más importantes vías urbanas, muy cercana al aeropuerto, lleva el nombre de calle de los Santos Justo y Pastor.




Azulejos de la plaza de España. Fotografía de María José Mora Devís tomada de Manises on line


Recientemente encontré en el blog Manises on line de Pepe Esteve Navarro un artículo sobre la plaza de España de Manises, fechado en marzo de 2016, gracias al cual descubrí la existencia de otro motivo iconográfico dedicado a los Santos Niños, un panel de azulejos que existió en la citada plaza y que lamentablemente hoy ya no existe, tal como me ha confirmado Vicent Masó.

La plaza de España es una rotonda situada a la salida de Manises en dirección a Valencia y a la cercana Cuart de Poblet. En la década de 1960 era un solar de las afueras de la ciudad que, según Pepe Esteve, el ayuntamiento manisero se propuso urbanizar y ajardinar. El proyecto, no obstante, se demoró bastante, de modo que la nueva plaza no llegó a ser inaugurada hasta 1974. Se trataba de un recinto en el que los azulejos decorados constituían el principal componente de su ornamentación, algo totalmente lógico dada la gran tradición cerámica de Manises. El programa iconográfico era amplio y variado, y abarcaba tanto los escudos de las capitales de provincia españolas como una representación de los juegos infantiles típicos de la zona... junto con el dedicado a los Santos Niños cuya fotografía reproduzco, inspirado en las imágenes que se conservan en la iglesia de San Juan Bautista, correspondiendo el edificio del fondo a una antigua cerámica contigua a la nueva plaza.

A pesar de su notable valía artística apenas unos años después de su inauguración, aparentemente por desinterés de los nuevos consistorios elegidos a partir de 1979, la plaza de España cayó en un estado de semiabandono que motivó su paulatino deterioro, máxime teniendo en cuenta la fragilidad de sus elementos decorativos. En varias fotografías de 2015 publicadas por Pepe Esteve -la que reproduzco del panel de los Santos Niños fue tomada en 1981, cuando todavía no había comenzado su degradación- se aprecia ya un preocupante estado de conservación del conjunto con muchos azulejos perdidos, y en las correspondientes de Google Maps fechadas en 2017 no aparece el menor vestigio de la antigua decoración, sustituida por uno de esos impersonales diseños urbanísticos “duros” -todo piedra y cemento- tan en boga entre los arquitectos actuales y tan inhóspitos para sus potenciales usuarios, sobre todo en países con un clima como el nuestro.

Pero ésta es otra historia. En cualquier caso los azulejos de los Santos Niños ya no están allí, y con toda probabilidad en la citada remodelación fue picado lo poco que quedara de ellos al no ser posible su recuperación, aunque desconozco -tampoco lo sabía Vicent Masó, aunque se temía lo peor- si pudo haberse hecho una réplica suya tal como sí se hizo con algunas de las representaciones de los juegos infantiles, que fueron colocadas en otros parques de la ciudad. En cualquier caso, es una lástima.

Para terminar, deseo expresar mi agradecimiento a Vicent Masó Talens, sin cuya inestimable ayuda nunca podría haber escrito este artículo.


Publicado el 19-5-2009
Actualizado el 8-1-2018