Los Santos Niños en España
Los frescos de la capilla de los
hermanos maristas de Alicante



Después de tantos años de andar recabando documentación sobre el tema del culto a los Santos Niños, la verdad es que a estas alturas estaba convencido de que, al menos en España -en otros países la búsqueda es mucho más complicada-, lo debía de tener ya bastante trillado. Pudiera ser que me apareciera algún dato marginal, eso no lo descartaba, pero daba por sentado que en lo fundamental ya había encontrado todo lo que había.

Estaba en un error. Mi mujer, a la que he contagiado el gusanillo convirtiéndola en una eficaz ayuda, se dedicó por su cuenta a husmear en internet encontrando por acá y por allá nuevos datos que a mí se me habían escapado por completo... y bastantes, además, tanto en España como fuera de ella. Uno de ellos, sin duda el más llamativo dentro de nuestro país de todos estos hallazgos, fue la existencia, en la capilla del colegio de los Maristas de Alicante, de una bóveda pintada con varios niños santos, entre ellos los patrones complutenses. Había dado de lleno en el blanco.




Vista general de la antigua capilla


Una búsqueda más minuciosa, ahora que sabía donde buscar, me aportó una serie de datos interesantes acerca de esta bóveda, pero lo mejor estaba todavía por llegar. Pensando que pudieran proporcionarme alguna fotografía -las que encontré en internet no eran demasiado buenas- escribí al colegio de los maristas de Alicante solicitándoles su ayuda. La respuesta no se hizo esperar, y colmó con creces todas mis expectativas: don Antonio Beltrán Leguey me respondió enviándome no sólo lo que yo le pedía, sino muchísima documentación más incluyendo todo tipo de datos -hasta un vídeo- sobre la creación de la bóveda y su posterior traslado... porque su historia no puede ser más curiosa.




Ábside de la antigua capilla


Pero no nos adelantemos. Los maristas llegaron a Alicante en el año 1907, y durante casi 50 años ocuparon diversas sedes hasta que, en 1952, se inauguró el edificio de su nuevo colegio, sito en la céntrica avenida del General Mola, actual avenida de la Estación. Tres años más tarde, en 1955, se acometería la segunda fase del colegio, que incluía la capilla. Esta última fue construida en estilo neorrománico por el arquitecto Miguel López y el aparejador Ángel Fernández; su primera piedra se colocó el 2 de febrero de 1956, siendo bendecida el 23 de diciembre de ese mismo año.

Es precisamente la capilla la que nos interesa. Su ábside, de 10 metros de diámetro y 4 de altura, fue decorado ese mismo año de 1956 por el pintor alicantino Gastón Castelló Bravo. Nacido en 1902 y fallecido en 1986, este artista se formó en Madrid y París, volviendo a su ciudad natal en 1928. Tras una primera etapa en la que colaboró activamente en las hogueras de San Juan -las fallas alicantinas-, ya en los años 40 -al terminar la Guerra Civil fue encarcelado por haber militado en la UGT- comenzó su carrera como muralista, mosaísta y pintor, desarrollando la mayor parte de su actividad en Alicante ciudad y provincia.




Fresco de los Santos Niños


Para el diseño de las pinturas del ábside Gastón Castelló se inspiró claramente en los murales románicos, colocando en la parte central una gran mandorla con el Sagrado Corazón, advocación titular del colegio, en su interior. Sobre ella situó al Espíritu Santo y a dos ángeles flanqueándolo. En el espacio restante, es decir, a ambos lados de la mandorla central, representó a un total de siete niños santos, cuatro mártires a su derecha - san Tarsicio, santo Dominguito del Val y los santos Justo y Pastor- y tres modelos de virtud a su izquierda -san Luis Gonzaga, san Etanislao de Kotska y santo Domingo Savio-. La elección de estos siete santos se debió, como es fácil de suponer, por lo que tenían de ejemplarizante sus vidas para los alumnos, niños como ellos, una iniciativa similar a la realizada siglos atrás en varios de sus colegios italianos por san José de Calasanz, el fundador de los escolapios.




Detalle del fresco de los Santos Niños


Los Santos Niños quedaron situados, pues, a la izquierda del ábside según se contempla de frente. Como puede apreciarse en las fotografías, los dos mártires complutenses aparecen ataviados con túnicas y capas libremente inspiradas en los atavíos romanos de la época. Portan en las manos las tablillas escolares y Pastor, el mayor, abraza a Justo. Sobre ellos se alzan las palmas del martirio y un lucero.




Desmontaje del ábside en 1985


En la arquivolta que circunda el ábside se inscribió la siguiente frase latina: “CORJESU REX ET CENTRUM OMNIUM CORDIUM” (Corazón de Jesús, rey y centro de todos los corazones). En la parte baja del fresco, tras la mesa del altar, se leen por último otras dos frases latinas: “LAUDETUR JESUS CHRISTUS” (Alabado sea Jesucristo) y “AD JESUM PER MARIAM” (A Jesús por María).

Como anécdota, cabe reseñar que el pintor escogió a los modelos de los siete santos entre los 700 alumnos que entonces tenía el colegio. La ejecución del fresco duró entre tres y cuatro meses.




Traslado del ábside en 1985


Aunque sólo con lo descrito hasta ahora ya habría suficientes motivos para dedicarle un artículo, la historia del fresco continúa. En la década de los años ochenta del pasado siglo la comunidad decidió trasladar el colegio a una nueva ubicación situada en el barrio de San Blas, en las afueras de Alicante, comenzando la construcción del nuevo edificio a principios de 1984. Obviamente el antiguo colegio, incluyendo a la capilla, iba a ser abandonado, pero los hermanos maristas, valorando la calidad artística -y probablemente también la devoción hacia el mismo- del ábside de Gastón Castelló, decidieron trasladarlo al nuevo colegio junto con las vidrieras en las que se representaban escenas de la vida de san Marcelino Champagnat, el fundador de la orden.




Vista exterior de la nueva capilla


Así se hizo. Las obras de desmantelamiento de la capilla antigua empezaron en julio de 1985. En septiembre el ábside fue protegido con un encofrado especial, arrancado de una pieza y llevado en camión hasta su nuevo destino, donde quedó instalado. Fue responsable del traslado el ingeniero Florentino Regalado, el cual veló para que la delicada intervención fuera ejecutada con éxito, como así ocurrió. La operación concluyó con una restauración de los frescos, deteriorados por el paso del tiempo. La primera misa en el nuevo templo tendría lugar en 22 de diciembre de ese mismo año, justo 29 años después -menos un día- de que se hiciera en su predecesor.




Vista interior de la nueva capilla


Y allí sigue hoy en día, presidiendo el altar de la nueva capilla octogonal -un edificio exento- del colegio de los maristas. Es patente que el gran interés mostrado hacia el mismo por la comunidad religiosa, con el laborioso traslado incluido, es digno de mención y de alabanza, y es de esperar que a estos 53 años transcurridos desde su inauguración les sigan otros muchos más.




El ábside en su estado actual


Para finalizar, deseo mostrar mi agradecimiento a don Antonio Beltrán Leguey, sin cuya inestimable ayuda este artículo no podría haber sido realizado.


Publicado el 14-11-2009