Pasó la Semana Santa de 2000





Recién terminada la Semana Santa, y al igual que hiciera en años anteriores, deseo realizar un balance de la misma en lo que respecta a su faceta más popular, las procesiones. Para empezar, cabe afirmar que hemos tenido mucha suerte, ya que aunque la lluvia supuso una amenaza constante durante toda la semana, tan sólo fue suprimida una de las procesiones (el Vía Crucis del martes, que se celebró en el interior de la Magistral) no tanto por culpa de las inclemencias del tiempo (tan sólo se escapaba una débil llovizna que enseguida remitió, sin que existiera una amenaza real de lluvia) sino por la poca voluntad de los responsables de la misma de salir a la calle. Supongo que en Sevilla, Valladolid o Zamora esto no hubiera ocurrido, pero claro está no estamos en ninguna de estas ciudades sino en Alcalá.

Por lo demás, el resto de las procesiones se desarrollaron siguiendo la tónica habitual de estos últimos años, e incluso la procesión general pareció marchar con una mejor organización que en años anteriores. Aunque, eso sí, vuelvo a repetir mi comentario del año pasado: Puesto que los siete pasos participantes en la procesión general solamente coincidieron en el tramo comprendido entre la plaza de San Diego y el cruce de la calle Mayor con Carmen Calzado, se echa de menos que la procesión general no diera la vuelta a la plaza de Cervantes, lo cual hubiera resultado necesario dado el gran número de personas presentes en la misma.

Dentro ya del apartado de novedades, a mi entender ha resultado un acierto el cambio de la procesión del Cristo de la Esperanza del lunes al miércoles, de forma que ha quedado mucho más arropada una procesión que, hasta el año pasado, resultaba un tanto descolgada del resto debido a lo temprano de su celebración. Si más adelante -ojalá fuera así- aumentara significativamente el número de procesiones debería pensarse lógicamente en ocupar esos días de principios de semana, pero por ahora creo que es preferible concentrarlas en la parte final de la misma, sobre todo teniendo en cuenta que las mañanas del jueves y el viernes santo, actualmente sin procesiones, podrían ser los momentos idóneos para ubicar las posibles procesiones nuevas, y estoy pensando concretamente en la de la Virgen de las Angustias.

Asimismo la cofradía del Cristo de la Columna, una de las más dinámicas de Alcalá, introdujo este año otra novedad en su procesión del miércoles entrando hasta el interior de la universidad, donde la imagen titular de la cofradía fue recibida por una coral. Se trata de una simpática iniciativa que puede llegar a convertirse, si se consolida, en otro de los puntos fuertes de la semana santa, como ya lo es desde hace tiempo la despedida de esta cofradía con la de la Virgen de la Soledad.

Otra novedad significativa de los desfiles procesionales de este año ha sido el estreno, por parte de la cofradía del Cristo de Medinaceli, de la nueva carroza de la Virgen de la Trinidad, una carroza en la que se ha apostado decididamente por el barroquismo y que, con su diseño, se diferencia claramente del resto de las existentes en la ciudad. En este punto, como es lógico, habrá opiniones para todos los gustos, pero desde luego siempre será positivo que cada cofradía siga su línea propia huyendo de un mimetismo con el resto. Por cierto que, hablando de carrozas, me gustaría recoger aquí un comentario que me hizo un miembro de una de las cofradías acerca de los inconvenientes con que se encontraban a la hora de guardarlas durante el resto del año. Ambos comentamos que quizá pudiera interesante que todas las cofradías se pusieran de acuerdo para adquirir un local en el que guardar todas las carrozas con las debidas garantías de conservación, local que pudiera habilitarse incluso como pequeño museo. Pero, claro está, deberían ser las propias cofradías las que consideraran un tema que les afecta exclusivamente a ellas.

No obstante, la noticia más importante de esta Semana Santa ha sido la constitución de la nueva cofradía de la Virgen de las Angustias. Aunque la falta de la imagen de Cristo, que actualmente se está tallando, ha impedido su participación este año en los desfiles procesionales, la Virgen ya terminada ha sido expuesta en el atrio de la iglesia de las juanas, templo que será la sede de la cofradía una vez que hayan reparado los daños causados por el hundimiento parcial de la cúpula. Mi opinión, que coincide con la de todas las personas a las que he preguntado, es que se trata de una excelente imagen que contribuirá a realzar el esplendor de la Semana Santa alcalaína. Vaya, pues, mi felicitación a la nueva cofradía, a la espera de que el año próximo puedan participar activamente en las celebraciones pasionales.

En el capítulo de cuestiones negativas es preciso enumerar también varias cosas. Para empezar, he de repetir lo que ya vengo criticando año tras año: Las procesiones han vuelto a poner en evidencia algunos de los problemas ya añejos existentes en las calles del casco antiguo: Baches que más bien parecen cráteres, habitualmente tapados por los coches aparcados, aunque justo es decir que algunos de ellos han sido por fin reparados; la ya famosa tapia patrimonio de la humanidad que sigue incólume un año más en la calle de Pedro Gumiel justo frente a la capilla de San Ildefonso; o los al parecer inevitables cables que cruzan por doquier y que obligan a las cofradías a levantarlos con pértigas para que los pasos puedan cruzar por debajo. Todos estos detalles, huelga decirlo, podrían ser solucionados no sólo en beneficio de la Semana Santa, sino también para mejorar el aspecto general de Alcalá.

Volviendo a los temas concretos de la Semana Santa, cabe reseñar que el cartel de este año ha sido objeto de críticas; y no por el motivo elegido, la Virgen de la Trinidad, iniciativa que dicho sea de paso a mí personalmente me parece adecuada siempre que un nuevo paso se incorpore a los desfiles procesionales, sino porque la fotografía y el diseño no han sido los más idóneos en contraste con los celebrados carteles de Luis Alberto Cabrera. Y no hablemos ya de la chapuza soberana del programa, totalmente apócrifo por cierto pero, eso sí, trufado de publicidad, en el cual alguien tuvo la genial idea de incorporar como ilustraciones varias fotografías de imágenes ajenas a nuestra ciudad, sin incluir dicho sea de paso el menor pie explicativo. Ignoro quién pueda ser el autor del desaguisado, pero desde luego se ha cubierto de gloria.

Y esto nos conduce al aspecto más negativo con diferencia de la celebración, la negligente colaboración del ayuntamiento. Según mis noticias, y ahí están publicadas las declaraciones de los representantes de las cofradías para constatarlas, el ayuntamiento ha dejado mucho, pero mucho, que desear en lo que respecta a la responsabilidad del concejal José Luis García Pezuela, lo cual dicho sea de paso, a mí no me sorprende en absoluto dados los antecedentes de este señor. Y lo más irritante del caso, es que encima ha tenido la desfachatez de justificar su impericia achacándola a la carencia de un asesor de festejos apenas unos meses después de despedir al que tenía, que dicho sea de paso lo hacía bastante bien... Vamos, o está de broma o pretende tomarnos el pelo a todos, incluyendo a sus amigos defensores. Sin comentarios.

Claro está que los dos principales responsables del equipo de gobierno, Manuel Peinado y Luis Suárez tampoco se han quedado mancos dando la espantada de la ciudad durante estas fechas... Sí, ahora nos saldrán con historias como que no son practicantes (aunque Peinado, al menos, sí asistió a alguna procesión y por supuesto posó para salir en las fotos), que no tienen obligación expresa de hacerlo, etc... Pero queda feo, muy feo. Primero, porque su cargo impone ciertas obligaciones digamos protocolarias que, les guste o no, deberían sentirse comprometidos a cumplir independientemente de que les apeteciera o no, una circunstancia que dicho sea de paso resulta ser sumamente habitual para los políticos. Pero es que, además, no es ya que no hayan asistido a las procesiones o, cuanto menos, a la general; es que ni siquiera han permanecido en la ciudad, habiendo pregonado públicamente su marcha a sus respectivos lugares de origen. Así pues, no es de extrañar que al señor Peinado le sigan invitando en un futuro a marcharse para siempre a Granada. Insisto, no se les podía exigir que lo hicieran, y yo no lo hago, pero los ciudadanos sí podemos tomar nota (y eso sí lo hago) de una muestra más del escaso apego que estas dos personas parecen mostrar por Alcalá. Y no se trata de un caso único, sino de uno más de un largo rosario de desplantes; y eso que todavía no llevan ni siquiera un año en el poder municipal.


Publicado el 29-4-2000, en el nº 1.665 de Puerta de Madrid
Actualizado el 1-6-2006