Novedades en la Semana Santa de 1991
Si hubiera que resumir en pocas palabras la evolución de la Semana Santa en nuestra ciudad a lo largo de los últimos años, es de todo punto incuestionable que habría que hablar de un progreso continuo de la misma después de que hace tan sólo unos ocho o diez años ésta alcanzara los niveles más bajos de toda su historia reciente. Hubo un momento, felizmente superado, en el que todo parecía indicar que la Semana Santa se moría literalmente en nuestra ciudad... Pero la recuperación del perdido Vía Crucis por parte de la Adoración Nocturna -que sin ser una cofradía lleva ya varios años interviniendo como tal- y, sobre todo, la posterior intervención del ayuntamiento en la organización de estas celebraciones, han conseguido lo que hasta hace unos años hubiera parecido un improbable milagro: Que la Semana Santa alcalaína se haya recuperado de su postración yendo cada vez a más.
Hechos tales como el apoyo económico municipal a unas cofradías nada boyantes, la entusiasta actividad del concejal Pepe Macías que, como buen granadino que es, lleva muy dentro el apego a la Semana Santa, o el revulsivo que supuso la constitución de una cofradía -la de las peñas- formada exclusivamente por jóvenes, sin olvidarnos claro está de las iniciativas tomadas por las cofradías tradicionales, hicieron que poco a poco se haya ido consolidando la que hoy es ya por derecho propio una de las mejores Semanas Santas de todo nuestro entorno, con posibilidades reales de convertirse en la mejor a poco que nos lo propongamos.
Hubo, en su momento, algunas personas que no entendieron que un ayuntamiento socialista pudiera colaborar en la organización de una celebración religiosa; incrédulos que, curiosamente, resultaron estar repartidos tanto entre los militantes o simpatizantes de los partidos de izquierdas como entre los sectores más conservadores de nuestra ciudad. Hace unos días tuve ocasión de comentar este tema con nuestro alcalde Florencio Campos, y su respuesta a mi pregunta de por qué el ayuntamiento colaboraba activamente en la celebración de la Semana Santa no pudo ser más clara ni más consecuente: La Semana Santa -me dijo- es en nuestro país una manifestación cultural y social de primer orden que cuenta con una masiva aceptación popular. Por dicha razón el ayuntamiento consideraba adecuado apoyar el resurgimiento de la misma en nuestra ciudad independientemente de la filiación política del equipo de gobierno municipal o de las convicciones religiosas de cada uno de sus miembros. Las cofradías, recordó, eran unas entidades sociales que merecían el mismo apoyo que el resto de las existentes en Alcalá.
Esta opinión, ciertamente, coincide de una forma plena con la mía propia; y, en todo caso, ahí están las pruebas para demostrarlo de manera palpable, con la consolidación de todo lo realizado en años anteriores y la aparición este año de varias novedades de alcance que han motivado la redacción del presente artículo. Así, yendo por partes, no cabe duda de que la más llamativa es la salida en procesión de dos nuevos pasos uno de los cuales (la Virgen de la Esperanza) no lo hacía desde hace más de veinte años mientras que el otro (el Cristo del convento de las Claras) lo hace por vez primera en nuestra ciudad.
Comencemos por la Virgen. Esta imagen es propiedad de la cofradía del Cristo de los Doctrinos y fue tallada en los años cuarenta de este siglo por el imaginero Justo Garrido, siendo adquirida por la cofradía en sustitución de una Dolorosa que se perdió durante la guerra civil. Hace veintitantos años esta Virgen salía, en compañía del Cristo de los Doctrinos, en el Vía Crucis que entonces se realizaba en la plaza de Cervantes, siendo llevada la imagen por soldados de la Brigada Paracaidista. Hará cosa de veinte años se perdió su carroza, lo que motivó que dejara de salir en procesión, hecho que se repitió años después con el Cristo debido al deterioro sufrido por el mismo. Por tal razón la cofradía de los Doctrinos, la más antigua de las existentes actualmente en Alcalá -sus estatutos datan del siglo XVII-, dejó de participar durante muchos años en las procesiones de Semana Santa.
Este año, como es ya sabido, la Virgen vuelve a salir a las calles alcalaínas, circunstancia que motivó que me entrevistara con varios miembros de la junta directiva de la cofradía, concretamente con Mª del Carmen González, camarera mayor de la Virgen, con Juan Tercero, secretario de la cofradía, y con Luis Valín, viceprioste, los cuales me aportaron una serie de datos que paso a relatar a continuación. La Virgen de la Esperanza, me dijeron, cuenta con muchos devotos que venían solicitando desde hace mucho la salida de la misma a la calle. En el verano del año pasado la camarera de la Virgen transmitió esta petición a la junta, la cual acordó su salida en procesión para este mismo año.
Pero se deseaba, asimismo, que lo hiciera de una manera digna, para lo que precisaba, en primer lugar, una nueva carroza que se encargó al artesano de Horche José Antonio Martínez y que ya está terminada. Su coste ha sido de 1.570.000 pesetas, dándose la circunstancia de que en la misma reunión en la que se acordó la salida en procesión de la Virgen, varios cofrades aportaron la cantidad de 700.000 pesetas. La Virgen, además, llevará un manto bordado en oro por las Adoratrices de Arturo Soria, en Madrid, que ha costado alrededor de 1.200.000 pesetas de las cuales medio millón ha sido aportado por el ayuntamiento; este manto, lleva bordado el escudo de nuestra ciudad. También llevará corona, actualmente en restauración, y vestido y manteleta nuevos amén del fajín de capitán general, honor del que disfruta la sevillana Esperanza Macarena de la que la Virgen alcalaína es réplica. Para más adelante, por no haber sido posible tenerlos terminados para este año, quedan los varales y el palio; este último llevará bordado el escudo de la universidad ya que ésta colabora económicamente en el mismo. En cuanto a los hábitos de los cofrades, éstos serán blancos con capirote verde, capa blanca y cíngulo oro y verde.
Pero no se puede hablar de la cofradía de los Doctrinos sin recordar la gran asignatura pendiente de la Semana Santa alcalaína, la salida del Cristo de los Doctrinos en procesión. Hay que indicar que ya estaba decidido que saliera este mismo año, pero el grave deterioro que sufre la imagen desaconsejó a última hora esta iniciativa. No obstante, ayuntamiento y cofradía están decididos a buscar una persona que lo pueda restaurar con todas las garantías de manera que, una vez subsanados estos problemas, el Cristo pueda volver a salir a las calles alcalaínas.
Curiosamente, ha sido la frustrada salida del Cristo de los Doctrinos la que ha provocado que un nuevo paso se incorpore a la Semana Santa alcalaína: Puesto que el concejal Macías había encargado la construcción de una carroza a los operarios municipales y de pronto se encontró con carroza pero sin imagen, propuso a la junta de cofradías que se buscara otra que pudiera sustituir al Cristo de los Doctrinos. Alguien recordó la existencia de un Crucifijo en la iglesia del convento de las Claras... Y se preguntó a esta comunidad religiosa si tenían algún inconveniente en cederlo para que pudiera salir en procesión. Las clarisas aceptaron inmediatamente, con lo que este Cristo sale por primera vez en procesión a las calles alcalaínas. Y nadie piense, al leer este párrafo, que esta salida haya de ser provisional mientras que el Cristo de los Doctrinos no esté en condiciones de hacerlo, ya que Macías me expresaba hace unos días su deseo de que siguiera saliendo en procesión en años sucesivos independientemente de que lo volviera a hacer el Cristo de los Doctrinos. Ojalá sea así, lo cual depende tanto de sus propietarias las clarisas -que me dijeron no tener el menor inconveniente en que así fuera- como, en definitiva, de la acogida que le dé el pueblo alcalaíno.
Estimando que pudiera ser interesante recoger la historia de este Cristo me entrevisté con las clarisas, las cuales me aportaron varios datos referentes al mismo. Se trata de una imagen antigua -aunque no pudieron precisarme más- que inicialmente era propiedad de los terciarios -rama seglar de los franciscanos- de Calatayud, conservándose junto con otras imágenes en el convento de las clarisas de esta ciudad aragonesa, en cuyas procesiones de Semana Santa participaba al parecer antes de la guerra civil. Esta imagen tiene la peculiaridad de ser articulada y era utilizada en la representación del Descendimiento. Terminada la guerra civil la imagen, muy deteriorada, fue enviada a Sigüenza para ser reparada; sin embargo, y por avatares del destino -el convento del que procedía fue desalojado en 1939, y sus bienes repartidos entre otras comunidades franciscanas-, no retornaría a Calatayud sino que vendría a Alcalá, allá hacia finales de los años cuarenta, donde sería finalmente restaurada por Tomás Casado, el cual inmovilizó las articulaciones de la misma dejándole fijos los brazos.
¿Cuál fue la razón de que este Cristo llegara a Alcalá? Durante la guerra civil el convento de Santa Clara había sido saqueado, por lo que carecía prácticamente de imágenes religiosas. Por esa razón Ricardo Gil, terciario franciscano de Ateca, decidió enviar a este convento tanto el Cristo como un retablo que actualmente se conserva en el convento. Por cierto que, las clarisas me informaron de que el nombre oficial de la imagen es la de Cristo de la Esperanza; apunto este dato puesto que Macías, pensando que no tenía nombre, propuso ponerle el de Cristo de los Trabajos en reconocimiento a los operarios municipales que habían construido la carroza del mismo. Sería, pues, un tema a considerar el de la denominación del mismo de cara a próximos años.
Pasemos ahora revista al resto de las novedades para este año, comunicadas asimismo por Pepe Macías: La Virgen Dolorosa saldrá llevada en andas por soldados del cuartel de Sementales, y un piquete de gastadores de la Brigada Paracaidista dará escolta a la Virgen de la Soledad; se pretende que en años sucesivos una parte de la banda de la brigada pueda quedarse en Alcalá mientras que el resto de la misma se desplaza, como lo hace habitualmente, a Málaga. Además de la ya tradicional escolta de la Guardia Civil al Santo Entierro, la policía municipal la dará al Cristo de la Columna y la Policía Nacional a otro de los pasos, posiblemente el Cristo de las clarisas. El recorrido de la procesión general se alargará de manera que pase por delante de la fachada de la universidad, y habrá música en todos los pasos además de dos bandas completas. En cuanto al cartel anunciador, que quizá esté ya en la calle cuando este artículo salga publicado, estará dedicado al Cristo de Medinaceli. Por último, en el capítulo de subvenciones municipales a las cofradías, hay que reseñar que han sido de 50.000 pesetas a cada una (10.000 menos que el año pasado pero corriendo la música a cargo del ayuntamiento) amén de la ya reseñada de 500.000 a la Virgen de la Esperanza y otras 200.000 a la Virgen de la Soledad en calidad de ayuda para el palio.
Para terminar traigo a estas páginas la opinión de Luis García Gutiérrez que, en su calidad de miembro del cabildo magistral, me expresó el punto de vista del mismo en lo referente a la situación actual de la Semana Santa alcalaína. Así, recordó que la Semana Santa no son sólo las procesiones sino también las celebraciones litúrgicas y que había procurado, al confeccionarse el programa, coordinar ambas cosas de manera que no se pudieran interferir por incompatibilidades horarias. Destacó el espíritu de colaboración de las cofradías y tuvo palabras muy elogiosas para la de las peñas, tanto por su participación en la procesión de los Ramos como en la Vigilia Pascual. En cuanto a los aspectos que deseaba potenciar, siempre refiriéndose a las aludidas celebraciones litúrgicas, me habló del Vía Crucis y de la Vigilia Pascual. El primero de ellos, que ya el año pasado resultara tan exitoso, en esta ocasión va a contar con la novedad de la lectura de poemas dedicados a la Pasión en las estaciones de su recorrido; y en lo referente a la Vigilia, potenciada por el concilio Vaticano II después de un largo período de adormecimiento, insistió en que se trataba de la celebración más fundamental de toda la Semana Santa y que en todas las iglesias de Alcalá se intentaba potenciarla asimismo al máximo, aunque todavía no se había conseguido que tuviera mucha tradición en nuestra ciudad quizá, apuntó, por lo incómodo de la hora a la que se celebraba, hora impuesta no obstante por su propia raíz teológica.
Y eso es todo o, cuanto menos, bastante de lo que esta Semana Santa de 1991 tendrá de novedades en relación con los años anteriores; aunque, vuelvo a recordar, lo más importante de todo es que cada vez va decididamente a más.
Publicado el 23-3-1991, en el nº 1.233 de
Puerta de Madrid
Actualizado el 19-4-2007