Los grabados de San Diego (I)
Grabados españoles



Si ya de por sí es difícil encontrar datos sobre los autores y las circunstancias de su realización de buena parte de las representaciones iconográficas de san Diego, tanto en pintura como en escultura, la tarea se torna virtualmente imposible cuando fijamos nuestra atención en los humildes grabados, en muchas ocasiones utilizados como ilustraciones de libros o bien como estampas piadosas, ya que en la inmensa mayoría de los casos, salvo cuando se trata de copias de cuadros famosos, nos encontramos con obras totalmente anónimas.

Aunque mi colección no es amplia, sí abarca algunas imágenes curiosas que creo interesante reflejar aquí. Algunos de estos grabados son de mi propiedad y llegaron a mi poder de diferentes maneras, mientras que el resto los he encontrado en diferentes libros o en internet.



Los dos primeros grabados pertenecen a mi colección. El primero de ellos, por su tamaño, parece haber formado parte de un libro, mientras el segundo es una estampa devocional. De ambos tan sólo puedo decir que en el primero aparece la firma Lit. de J. Donon en su esquina inferior derecha, mientras el número 216 del segundo parece indicar que procede de una colección de estampas de santos. En ambos casos el autor anónimo le representa en el conocido milagro de las rosas, con un ramo de estas flores en el regazo del hábito y un saco con comida en la mano derecha, ofreciéndosela a los menesterosos o a los enfermos. Al fondo se aprecian en los dos casos unas edificaciones religiosas -un claustro, una torre- evidentemente imaginarias, pero que se supone representarían al convento alcalaíno donde residió el lego franciscano.



Existe un tercero más, muy parecido en su diseño a los dos anteriores, obra al parecer del grabador napolitano Cipriano Maré, que trabajó en la Calcografía de la Imprenta Real entre 1787 y 1814. Esto nos permite datarlo hacia finales del siglo XVIII o principios del XIX. Tal como era habitual también se reprodujo en forma de estampa, aunque la calidad de ésta resultó ser muy inferior a la del grabado.



La siguiente ilustración, una estampa en esta ocasión, también es de mi colección y no puede resultar más curiosa. Para empezar, la representación de nuestro santo se desvía tanto de su iconografía habitual que me hubiera pasado desapercibida a no ser por el rótulo del pie, que además tiene la particularidad de identificarle con su localidad natal de San Nicolás del Puerto en lugar de con Alcalá, donde falleció, tal como solía ser habitual. Además, aunque ya de por sí la luenga barba despista -a san Diego se le suele representar, la mayor parte de las veces, lampiño-, lo que ya descuadra por completo es el ramo de azucenas que porta en su mano izquierda en lugar de las habituales rosas de su regazo, un atributo habitual de san José pero en modo alguno de san Diego. Todo ello hace pensar que, o bien el dibujante no estaba muy habituado con la iconografía de nuestro santo, o bien que se pudiera haber aprovechado el dibujo de otro santo franciscano cambiándole el nombre.



Pero sin duda lo más llamativo de la estampa es que en el reverso, en lugar de la habitual oración o la también común frase piadosa, nos encontramos con el anuncio de un laxante, algo completamente insólito en este tipo de ediciones religiosas. En internet he encontrado algunas postales publicitarias de este mismo medicamento, que se fabricaba por cierto en París, pero en todos los casos se trata de postales de la época con los reversos estampillados, lo que hace suponer que aquí debió de hacerse un uso similar recurriéndose a una estampa religiosa en lugar de una postal, por más que el resultado sea, cuanto menos, chocante. No obstante, esto nos permite calcular, siquiera de forma aproximada, la antigüedad de la estampa, ya que este laxante fue al parecer muy popular durante las dos o tres primeras décadas del siglo XX.



A estos dos grabados los he encontrado en internet, y ambos son anónimos. El primero parece ser bastante antiguo -aparentemente se trata de una xilografía- y se encuentra en un estado muy delicado de conservación, lo que no impide apreciar al santo con sus atributos habituales -las rosas en el regazo y la cruz en la mano derecha- aunque en esta ocasión, y ahí radica su originalidad, aparece un ángel sosteniendo el borde del hábito en lugar de hacerlo el propio santo con su mano izquierda, que se muestra suelta. El segundo cuenta con una inscripción en latín alusiva al santo en la que aparece la inicial de beato, lo que quiere decir que el dibujo original ha de ser anterior a 1588, fecha en la que fue canonizado.


Izquierda, grabado del libro de Antonio Rojo. Derecha, grabado del Museo Lázaro Galdiano


El siguiente grabado procede del libro Historia de el glorioso S. Diego de S. Nicolás. Fundación y frutos de santidad de su convento de Santa María de Jesús de Alcalá, escrito por el padre Antonio Rojo, guardián del mismo convento, y publicado en Madrid por Mateo Fernández en 1663. De nuevo se le representa con atributos píos -la cruz y el rosario- rodeado de retratos de monjes ilustres de su orden. Poco es lo que puedo decir del que lo acompaña, salvo que es propiedad de la Fundación Lázaro Galdiano, dado que la escasa resolución de la fotografía hace imposible no sólo leer el texto, sino incluso fijarse en los detalles.


Izquierda, grabado de Pablo Minguet. Derecha, grabado de Jacques Callot


En 1750 Pablo Minguet e Yrol, un polifacético escritor y grabador barcelonés afincado en Madrid, publicó el Diario sagrado y kalendario general para todo genero de personas..., un santoral típico de la época en el que se describe una breve biografía del santo más importante de cada día, acompañada por una xilografía del propio Minguet. El 12 de noviembre -aunque en realidad su festividad se celebra el 13- fue dedicado a san Diego, a cuya sucinta biografía acompaña un grabado que, ciertamente, bien podría pasar por la representación de casi cualquier santo franciscano dado que no respeta, salvo en la cruz y el hábito, su iconografía habitual. Se da la circunstancia, asimismo, de que este grabado es muy parecido al que labrara más de un siglo antes el lorenés Jacques Callot (Nancy, 1592-1635), por lo que cabe suponer que Minguet se inspirara en éste.




Grabado de Manuel Bru


Gracias a la página web Gogistes Valencians tuve conocimiento de la existencia de este magnífico grabado. Su autor, según me comunicó Salvador Raga Navarro, presidente de la Asociación Cultural VIA VICENTIUS - GOGISTES VALENCIANS, fue Manuel Bru (1736-1802), descendiente de una familia de impresores y grabadores, que realizó esta obra en 1763 a expensas de un devoto del convento de San Francisco de Valencia. En la cartela inferior se lee lo siguiente:


Imagen de San Diego de Alcalá venerado por su Congregación en el Convento de San Francisco de Valencia. Los Ilustres Señores Arzobispo de Valencia y Obispos de Orihuela, Salamanca, Segorbe y Tricomia conceden 40 días de indulgencia a cada uno rezando un Padre Nuestro y Ave María.


Quizá sea necesario hacer una aclaración sobre Tricomia. Aunque esta población palestina existió realmente (se encontraba en las cercanías de Hebrón), el obispado de Tricomia fue tan sólo una diócesis nominal, es decir, un título prelaticio de carácter honorífico. Estos obispados virtuales no estaban vinculados evidentemente a una diócesis real, aunque por lo general sí, de forma simbólica, a una antigua diócesis grecorromana. Entre 1723 y 1926, año de su supresión, la dignidad de obispo de Tricomia se concedió a obispos auxiliares, coadjutores o vicarios apostólicos de diferentes diócesis, siendo su titular en la fecha de impresión del grabado José Tormo Juliá, obispo auxiliar de Valencia, lo que explica la presencia de este exótico topónimo en la cartela.


Grabados de los Gozos del convento de San Francisco de Valencia


También valencianos son los tres grabados que he extraído de sendos Gozos dedicados a san Diego. Los dos primeros fueron promovidos por la comunidad religiosa de San Francisco, un convento ya desaparecido que estuvo situado en la capital, siendo el segundo una reedición del primero aunque los grabados, que es lo que nos interesa aquí, son distintos.




Grabado de los Gozos de Tuéjar


El tercero fue editado por iniciativa de la localidad de Tuéjar, de la que san Diego es patrono, siendo el grabado una copia más o menos afortunada del más reciente de los dos valencianos.




Grabado de Pedro Barcala


Pasamos ahora a una ilustración cuya existencia desconocía hasta hace poco. Está fechada en 1864, y procede del Santoral español o Colección de biografías de todos los santos de España, publicado en Madrid por Manuel Arroita y Gómez con textos de Eustaquio María de Nenclares e ilustraciones de Pedro Barcala. El grabado, junto con el texto correspondiente, en la versión digitalizada por Google, me fue enviado por Juan de la Plaza. Como puede comprobarse el grabado, realizado tal como indica el pie de imprenta por la Litografía de Escarpino -entonces las planchas de las ilustraciones se hacían por separado de los textos de imprenta-, sigue el estilo realista de la época reflejando el momento en el que varios ángeles entregan al santo diversas dádivas, entre ellas unos cestos repletos de frutas, en clara alusión al famoso milagro de las rosas.




Grabado sobre una pintura de Annibale Carracci


El siguiente grabado es en realidad copia de uno de los frescos que, sobre la vida del lego franciscano, pintó en el siglo XVII el pintor italiano Annibale Carracci y que, pasados a lienzo en el siglo XIX, se encuentran hoy repartidos entre el Museo del Prado y el Museo Nacional de Arte de Cataluña. El dibujo reproduce el cuadro titulado San Diego tomando el hábito de san Francisco, cuyo original se conserva en el Museo del Prado. Su autor fue Eduardo Gimeno, colaborador habitual de El arte en España, revista en cuyo tomo tercero, correspondiente al año 1864, apareció como ilustración de un artículo dedicado al citado ciclo de pinturas de Carracci escrito por Gregorio Cruzada Villaamil.




Grabado de un santoral


Este grabado, que apareció a la venta en internet, procede con toda probabilidad de un santoral -la hoja no llega a los 10 centímetros- del que habría sido arrancado. Por la textura del dibujo parece ser una xilografía, pero carezco de datos acerca de su origen. En lo que respecta a su representación, ésta se sale de la iconografía habitual con la figura del santo presumiblemente arrodillada en actitud de orante, con la mano derecha sobre el corazón y la izquierda apoyada en lo que pudiera ser una mesa de altar.



El último dibujo es sin duda el más curioso de todos. En un retablo imaginario aparece la Virgen del Val, la patrona complutense, rodeada por todo el santoral complutense: las Santas Formas, Los Santos Niños, san Félix de Alcalá -al que ingenuamente se le hace pasar por primo de los Santos Niños, san Vidal -el padre de los mismos-y san Diego, el cual figura en la parte inferior debajo de la Virgen. El texto existente bajo la ilustración reza: "Nuestra Señora del Val, de la Ilustre Ciudad de Alcalá de Henares, aparecida en su rivera. Su Eminencia concede cien días de indulgencia a quien visitare estos Santos Templos donde se veneran estas reliquias. Se abrió a devoción de D. Francisco Ros, rueguen por él a Dios. Año de 1709". Los dibujos son un tanto ingenuos, y san Diego aparece, tal como se aprecia en la ampliación, de nuevo con las rosas en el regazo junto con la tradicional cruz.




Ver también:
Los grabados de San Diego (II). Grabados de fuera de España


Publicado el 24-5-2010
Actualizado el 31-5-2024