Una importante exposición es la que en el colegio mayor de San Ildefonso (la Universidad, para entendernos) y en el colegio del Rey nos muestra tanto la importante transformación urbanística experimentada por Alcalá en los últimos años como los proyectos que hay para el futuro, haciendo especial hincapié en la recuperación de un buen puñado de edificios que hasta hace unos años estaban abandonados cuando no ruinosos. Se trata de una ampliación de la exposición que se organizara meses atrás en el madrileño Círculo de Bellas Artes, la cual viajará más adelante a diversas capitales europeas.

Visitando esta exposición cualquiera pueda comprobar cómo ha sido de intensa la remodelación experimentada por los edificios nobles alcalaínos; y, aunque hay que lamentar algunas actuaciones desafortunadas e, incluso, decididamente nefastas -léase, por ejemplo, la ampliación de Económicas-, lo cierto es que a pesar de estos claroscuros el balance ha de ser considerado positivo. Sin embargo, y partiendo del hecho de que de poco sirve ya lamentarse de los hechos consumados, me preocupó contemplar cómo algunos proyectos todavía no realizados aunque antiguos, así como otros recién redactados, podrían suponer nuevas e importantes agresiones al entorno urbanístico de nuestro casco antiguo. Éste sería el caso del aberrante proyecto del auditorio del Carmen Calzado, que continúa campeando impertérrito en los paneles, o el recentísimo proyecto de la biblioteca central que iría ubicada en la huerta trasera de Caracciolos, al principio de la calle de la Portilla, el cual está diseñado conforme a unos patrones arquitectónicos vanguardistas sumamente interesantes pero asimismo completamente discordantes con el entorno medieval en el que este edificio iría ubicado. Rectificar es de sabios, y todavía estamos a tiempo de hacerlo.