Las postales del cuarto centenario del Quijote



En mayo de 1605 la imprenta de Juan de la Cuesta, situada en la madrileña calle de Atocha, publicaba la primera edición del Quijote -más concretamente su primera parte- escrita por el alcalaíno Miguel de Cervantes. Puesto que el resto es ya historia, remito a los lectores interesados a la abundante bibliografía existente sobre este tema, dado que en el presente artículo mi intención, mucho más modesta, es tan sólo la de recordar la colección de postales editadas por el Ayuntamiento complutense en 2005 para conmemorar el cuarto centenario de esta efeméride, que vendría a transformar no sólo el mundo literario español, sino también el mundial.

Es de sobra conocido que en nuestro país somos aficionados a celebrar las efemérides más o menos redondas de todo tipo, por lo que no es de extrañar que todas las relacionadas con Cervantes y con el Quijote hayan tenido gran relevancia a nivel nacional, al menos desde mediados del siglo XIX para acá. Así, el tercer centenario del Quijote se celebró en 1905 por todo lo alto, de manera que aún hoy muchas de las estatuas, lápidas y monumentos cervantinos que jalonan toda la geografía nacional proceden de esa fecha, aunque no fue éste el caso de Alcalá dado que, desde poco más de treinta años antes, disfrutaba de la espléndida estatua que aún hoy continúa presidiendo la plaza homónima, centro neurálgico de la ciudad.

El cuarto centenario del nacimiento de Cervantes tuvo la mala fortuna de caer en 1947 en plena posguerra, por lo cual su relevancia -no estaba entonces el horno para bollos- fue bastante menor y, en lo que respecta a Alcalá, su celebración pasó casi desapercibida. No obstante, el Ayuntamiento procedió a editar una colección de doce postales de temática cervantina1 , a las cuales se les puede considerar a todos los efectos como las predecesoras de las de 2005.

Y como, conforme a los dictados de la historia, deberían pasar muchos años sin ninguna efeméride por medio, en 1997 se sacaron de la manga el escasamente redondo 450º aniversario del nacimiento del escritor, el cual serviría de prólogo, eso sí, para que en 2005, tan sólo ocho años más tarde, se conmemorara con toda solemnidad el cuarto centenario de la publicación del Quijote.

Independientemente de los fastos, las publicaciones y las ceremonias varias que tuvieron lugar entonces, la principal herencia material de este centenario fue sin duda el grupo escultórico de don Quijote y Sancho obra del escultor Pedro Requejo, el cual, desde el mismo momento de su inauguración, se convirtió en uno de los principales iconos complutenses.

Mucho más desapercibida pasaría la pequeña colección -tan sólo cuatro postales- que editó entonces el Ayuntamiento, todas ellas dedicadas a los lugares cervantinos de Alcalá aunque, lamentablemente, su simultaneidad con la escultura de Requejo impidió que ésta formara parte de ella.

Esta colección de postales forma parte de la categoría que yo he venido a denominar “institucionales” o “no comerciales”, para diferenciarla de aquéllas editadas por empresas privadas con, vamos a decirlo así, ánimo de lucro. Las postales tan sólo estuvieron en circulación -no recuerdo si se regalaron o si se vendieron- durante la celebración del centenario, y pese al poco tiempo transcurrido desde entonces, tan sólo siete años, son hoy muy difíciles de encontrar.




Reverso de una de las postales de la colección


Las postales, como he indicado anteriormente, son cuatro, y representan en sus anversos diversos monumentos de la ciudad, mientras en los reversos nos encontramos con el logotipo del centenario en el lugar correspondiente al sello -está claro que no fueron concebidas para ser utilizadas en el correo-, el membrete del Ayuntamiento a modo de línea divisoria central y, en la esquina inferior izquierda, el texto explicativo de la fotografía del dorso. No existe, pues, pie de imprenta que indique donde tuvo lugar su confección o quién fue el autor de las fotografías, y no aparecen en ellas ni el depósito legal ni el año en que fueron impresas, aunque claramente se trató de 2005.  Tampoco están numeradas, por lo que el orden en el que las he colocado es totalmente arbitrario. Respeto, eso sí, los textos originales de los reversos.




Casa natal de Cervantes



La primera de las postales está dedicada a la casa-museo de la calle Mayor, con una fotografía frontal que en poco se diferencia de las pertenecientes a muchas colecciones anteriores. Como curiosidad, se aprecia en ella el banco, todavía vacío, en el que poco después se colocarían las esculturas de don Quijote y Sancho.


Estatua de Cervantes
Plaza de Cervantes



Otra vista clásica de las colecciones de postales alcalaínas es la de la estatua de Cervantes situada en la plaza homónima. Aquí nos encontramos con un primer plano de la escultura que excluye al pedestal en el que se sustenta, con la figura de Cervantes ligeramente ladeada. Aquí la anécdota estriba en el hecho de que, tal como indica la pluma que sostiene en la mano derecha, la fotografía fue tomada con anterioridad a la restauración a la que fue sometida, durante la cual se le reemplazó la misma -una tosca réplica de la original, ya que ésta había sido robada tiempo atrás- por la actual, mucho más elaborada.


Pila bautismal de Cervantes
Capilla del Oidor



En realidad no se trata de la pila original, destruida durante la Guerra Civil, sino de la réplica que se construyó años después y que se conserva desde entonces en la Capilla del Oidor, pese a que ésta no fue su ubicación original -lo más probable es que estuviera en el hueco de la vecina torre-, siendo trasladada a ella durante la restauración a la que fue sometido el templo a principios del siglo XX precisamente para poder conmemorarse de una manera digna el tercer centenario del Quijote en 1905.


Capilla del Oidor



Pese al título -la Capilla del Oidor es tan sólo el recinto donde se custodia la pila-, lo que reproduce la postal es una vista exterior de lo que queda de la antigua parroquia de Santa María, incendiada durante los primeros días de la Guerra Civil y posteriormente demolidos en su mayor parte los muros supervivientes durante los años de la posguerra. Lo que se aprecia en la fotografía es la fachada actual, en su día correspondiente al interior del templo, de la única parte del edificio que, mejor o peor, llegó a ser restaurada, un conjunto formado por la capilla del Cristo de la Luz -la correspondiente a la entrada principal-, la aneja Capilla del Oidor y lo que fuera la antigua sacristía, todo lo cual, junto con la torre, ahora exenta, y la parte baja del antiguo ábside es cuanto se conserva de la antigua iglesia.




1 Ver también: Las postales del cuarto centenario de Cervantes


Publicado el 17-10-2012