Un grafiti del Cardenal Cisneros
en el V
centenario de su muerte
Situado en la acera de los impares de la calle Mayor, cerca ya de la plaza de los Santos Niños, abre sus puertas desde 1988 el bar La Panadería, llamado así por haber sido anteriormente una panadería regentada por la familia de don José Chacón. Este bar se encuentra en uno de los pocos tramos de la calle en los que no existen soportales, con toda seguridad a causa de la demolición, en un momento indeterminado, del edificio que en su día se alzaba allí, el cual no fue reconstruido quedando de él tan sólo una medianería, parte de ella ocupada por la puerta del bar y el resto por una tapia tras la cual se atisba un pequeño patio en el que se alza un majestuoso castaño de indias.
Fruto de la iniciativa de su propietario, esta tapia ha estado decorada desde hace bastantes años con diferentes grafitis siempre de temática alcalaína, los cuales han ido siendo reemplazados unos por otros conforme avanzaba su deterioro y cuyas fotografías sería interesante recordar y preservar. Once años después de ser pintado el último de ellos, una original reinterpretanción en clave futurista del conocido cuadro de Rembrandt La ronda de noche, éste se encontraba en un estado de conservación muy precario, lo que recomendaba su reemplazo por otro nuevo; y dado que en este año se cumple el V centenario del fallecimiento del Cardenal Cisneros, nada mejor que la figura de este prelado como motivo principal de la nueva composición pictórica.
El grafiti fue encargado a la artista alcalaína Zaida Escobar, licenciada en Bellas Artes y especializada en Ilustración según reza su página web, y el resultado ha de ser calificado de magnífico. Para la figura del cardenal Zaida se inspiró en su estatua, a la que ha devuelto a su ubicación original del patio de Santo Tomás donde estuvo colocada, sobre el brocal del pozo, hasta principios de la década de 1960, representándola en un contrapicado que resalta la fuerte personalidad del prelado. El fondo del mural reproduce en tonos grises, que contrastan con los azulados de la estatua, el ya aludido patio de Santo Tomás, al que la artista ha incorporado, asomados a los balcones de las crujías, a varios de los principales personajes que pasaron por las aulas de la Universidad cisneriana: Nebrija, Tirso de Molina, Lope de Vega, Calderón de la Barca, la Doctora de Alcalá... y Cervantes, tomándose una pequeña licencia histórica ya que, como es sabido, el autor del Quijote no cursó estudios universitarios en Alcalá.
En recuerdo a su no tan brillante faceta de inquisidor general completan la composición, dándole un cierto carácter mágico y misterioso, varias brujas inspiradas en un conocido grabado de Goya perteneciente a la serie de los Caprichos, y también, de forma más sutil -hay que fijarse bastante para encontrarlas-, dos estrellas de David sobre otros tantos de los pináculos que rematan la crestería del patio.
Publicado el 19-6-2017