Pedro de la Gasca, virrey y obispo





Ilustración tomada de la Wikipedia



Muchos fueron, a lo largo de los siglos, los estudiantes que pasaron por las aulas de la universidad alcalaína, y bastantes de ellos habrían de significarse de una u otra manera en etapas posteriores de su vida. Algunos son conocidos, otros no tanto y otros por último permanecen en el más oscuro de los anonimatos, sin que falten tampoco aquéllos que, pese a ser conocidos, se desconoce su vinculación con nuestra ciudad. La motivación de estos artículos de Los otros alcalaínos no es otra que la de acercarnos brevemente a la biografía de estos personajes haciendo especial hincapié en su relación con Alcalá, siendo condición necesaria que los mismos no figuren en la corta lista conocida por todos nosotros.

Fiel a este espíritu traigo en esta ocasión el recuerdo de Pedro de la Gasca -o Lagasca-, uno de tantos estudiantes ilustres de la universidad complutense que andando los años llegaría a desempeñar cargos tan importantes como virrey de Perú y obispo de Palencia y Sigüenza; pero no nos adelantemos y sigamos la secuencia cronológica.

Pedro de la Gasca nació en 1485 en el Barco de Ávila, según unos autores, o en Navarregadilla según otros, ambas pertenecientes actualmente a la provincia de Ávila. Aunque se conoce muy poco de los primeros años de su vida, por el marqués de Ciadoncha1 sabemos, aunque sin fechas, que fue estudiante en los colegios mayores de San Bartolomé, de Salamanca, y de San Ildefonso, en Alcalá, vínculo éste que no sería el único que tuvo con nuestra ciudad ya que La Gasca también desempeñó el cargo de vicario de Alcalá, puesto éste realmente importante dentro de la estructura administrativa del arzobispado toledano. Otros datos que tenemos de este personaje es que fue visitador de las Audiencias de Alcalá y Toledo, así como consejero de la Inquisición.

Sin embargo, Pedro de la Gasca pasaría a la historia no por estos hechos sino merced a su nombramiento por el rey Carlos I, cuando ya rondaba los sesenta años de edad, como virrey de Perú, o presidente de la Audiencia de Lima, que con ambos títulos se le encuentra en la bibliografía consultada. Hay que tener en cuenta que en aquella época (mediados del siglo XVI) la situación en el virreinato del Perú, mucho más extenso que el actual país del mismo nombre, no podía ser más crítica: Gonzalo Pizarro, hermano del conquistador del imperio inca, se había sublevado haciéndose con el control del país pretendiendo, al parecer, ceñir la corona del mismo substrayéndolo de la soberanía española. La Gasca desembarcaría en Perú en julio de 1546 organizando sin prisas la campaña contra el rebelde, campaña que fructificaría en la victoria de Yaquijaguana el 9 de abril de 1548. Gonzalo Pizarro, derrotado por La Gasca, sería hecho prisionero y ejecutado, con lo que su sublevación quedaba de esta manera ahogada.

Dueño ya de la situación, La Gasca desarrollaría una importante actividad como gobernador del Perú abordando los problemas del virreinato en busca de consolidar la paz recién alcanzada. De este manera dictó ordenanzas tendentes a suavizar la vida de los indígenas, reorganizó administrativamente la colonia, realizó una reforma fiscal y promovió la colonización de los territorios de Tucumán, Paraguay y Chile. Sus tres años de gobierno fueron sumamente fructíferos, mereciéndose el calificativo de Padre restaurador y pacificador y siendo considerado como el continuador de la obra de Francisco Pizarro.

Vuelto a España en 1550 Pedro de la Gasca sería nombrado obispo de Palencia y posteriormente, en 1551, de Sigüenza, ciudad en la que fallecería en 1567. Por deseo propio fue enterrado en la vallisoletana iglesia de Santa María Magdalena, cuya nave fue reedificada por completo a su costa quedando este templo como patronato de su familia. Firmada la escritura en 1564, tres años más tarde el cadáver de La Gasca sería depositado provisionalmente en la iglesia vieja, siendo comenzadas las obras de la nueva en 1570 por el arquitecto Francisco del Río siguiendo trazas de Rodrigo Gil de Hontañón, autor como es sabido de la fachada de la universidad alcalaína.

La iglesia de la Magdalena es uno de los más importantes templos de la ciudad del Pisuerga, y merece la pena hacer una pequeña descripción de la misma. Para ello me he basado en uno de los tomos de la interesante colección Catálogo monumental de la provincia de Valladolid que ya he utilizado en anteriores artículos; en esta ocasión los datos proceden del volumen que lleva por título Monumentos religiosos de la ciudad de Valladolid, firmado por Juan José Martín González y Jesús Urrea Fernández.


Fachada de la iglesia de la Magdalena y detalle del escudo de la Gasca


Lo primero que llama la atención de esta iglesia es el enorme escudo que campea en la fachada principal de la misma, escudo que prácticamente ocupa toda su superficie. Este escudo pertenece precisamente a Pedro de la Gasca, por lo que reviste especial interés para nuestro estudio máxime teniendo en cuenta su similitud con las esculturas de la fachada de la Universidad de Alcalá, claramente apreciable en los dos ángeles que lo flanquean; y no por casualidad, ya que que Rodrigo Gil de Hontañón fue uno de los artistas que intervinieron en su construcción algunos años después de que lo hiciera en Alcalá.

El interior de la iglesia está cubierto por unas bóvedas de crucería, lo que supone un notable anacronismo ya que cuando ésta fue construida en la segunda mitad del siglo XVI el estilo gótico había sido ya completamente olvidado. Cuenta con una capilla -la del doctor Corral- que es lo único que resta del primitivo edificio, demolido para construir el actual, así como con un notable retablo y una interesante colección de obras de arte.

Los autores del libro afirman que toda la iglesia viene a ser una gran tumba en honor del obispo, [La Gasca] cuyo magno escudo se revela al exterior, abundando sus escudos nobiliarios por todo el templo tal como se acostumbraba a hacer en esa época. No obstante esta profusión de recuerdos al benefactor de la iglesia, hay dos elementos singulares que proclaman su vinculación con nuestro personaje: El sepulcro y la inscripción funeraria en latín que, colocada en el friso, rodea todo el interior de la iglesia resumiendo la biografía de Pedro de la Gasca.



Sepulcro de Pedro de la Gasca, en la iglesia de la Magdalena de Valladolid
Fotografía de albTotxo tomada de Flickr


En lo que respecta al sepulcro, éste se encuentra en el centro de la nave y fue labrado por Esteban Jordán en 1571 en alabastro de Cogolludo. Como puede apreciarse en la fotografía, es una figura sedente con atributos episcopales colocada sobre un sobrio túmulo carente de todo tipo de decoración. Los restos de Pedro de la Gasca no se encuentran aquí sino en la cripta de la iglesia, convertida en panteón de su familia, aunque según los autores del libro se ha perdido el lugar exacto en el que reposan los mismos.

A partir de este somero esbozo de su biografía, podemos concluir que Pedro de la Gasca fue un importante personaje vinculado a Alcalá en virtud de su condición de estudiante de nuestra universidad, razón por la que merecería la pena que nuestra ciudad guardara de alguna manera recuerdo de su memoria.




1 Marqués de Ciadoncha. Índice de los colegiales de San Ildefonso y menores de Alcalá. Instituto Jerónimo Zurita (CSIC). Madrid, 1946.


Publicado el 25-3-1995, en el nº 1.424 de Puerta de Madrid
Actualizado el 14-9-2023