Lorenzo Hervás y Panduro, precursor de la filología





Retrato de Lorenzo Hervás y Panduro pintado por Angelica Kauffmann en 1794
Ilustración tomada de la Wikipedia



Comienzo hoy esta nueva serie, más con pretensiones de Guadiana que de Amazonas, en un intento de acercar al lector a todos aquellos personajes que, por una u otra razón, han mantenido una relación con nuestra ciudad. Parto aquí no de la concepción restringida del adjetivo alcalaíno que supone considerar como tal al nacido aquí, sino de la idea de que basta con haberse relacionado de una u otra manera con Alcalá para ser tomado como tal. Entran así en tal categoría colectivos tales como los estudiantes de nuestra universidad, los artistas que vivieron o dejaron parte de su obra aquí, y en definitiva todos aquellos que de una u otra manera contribuyeron a que el nombre de Alcalá fuera conocido por todo el orbe, sin olvidar claro está a los naturales de aquí.

Concluida así mi declaración de intenciones, paso a relatar la pequeña crónica de un ilustre desconocido, el sacerdote jesuita don Lorenzo Hervás y Panduro, uno de los estudiantes más preclaros que pasaron por las aulas de nuestra universidad y, más tarde, uno de los más importantes escritores y estudiosos europeos del siglo XVIII, pudiéndosele considerar muy acertadamente como el precursor de las modernas disciplinas de la antropología, la lingüística comparada y la filología, constituyéndose de hecho en la máxima figura del enciclopedismo español de su siglo.

Nacido el 20 de junio de 1735 en la localidad manchega de Horcajo de Santiago, perteneciente en la actualidad a la provincia de Cuenca, comenzaría su carrera eclesiástica en 1749 en el noviciado de Madrid de la Compañía de Jesús, orden en la que profesaría hasta la disolución de la misma. Ingresó después en el Colegio Máximo que los jesuitas tenían en nuestra ciudad, perteneciente a la Universidad Complutense, centro en el que estudiaría hasta la conclusión de su vida estudiantil. Terminados sus estudios y ordenado jesuita, fue profesor de humanidades en Cáceres y de filosofía en el Real Seminario de Nobles de Madrid, así como en el colegio de su orden radicado en la ciudad de Murcia, para marchar poco después a América, donde residió durante varios años trabajando como misionero.

Vuelto a España, se encontraba en Madrid cuando en la primavera de 1767 el conde de Aranda, primer ministro de Carlos III, expulsó a los jesuitas de nuestro país. Marchó entonces Hervás, junto con la provincia jesuítica de Toledo, a la ciudad de Forli, en Italia, donde vivió alejado de toda polémica hasta que a mediados de agosto de 1773 el papa Clemente XIV firmó el breve titulado Dominius ac Redemptor por el cual se disolvía a la compañía de Jesús. Desplazado entonces a la ciudad de Cesena se acogió a la hospitalidad de la familia Ghini, dedicándose al estudio de las matemáticas, la astronomía y, principalmente, la lingüística, procediendo a estructurar sus grandes construcciones enciclopédicas. Por fin, tras pasar once años en la región italiana de la Romaña, pasó a Roma en 1785 para completar sus trabajos, consultando a fondo los archivos de la Biblioteca Vaticana.

La inseguridad de la política italiana le hizo volver a España en 1798 aprovechando una amnistía individual concedida por Carlos IV a los antiguos jesuitas. Vivió algunos meses en Barcelona, a donde se desplazó en 1799 trabajando e investigando en el archivo de la Corona de Aragón, y de allí se retiró a descansar a su pueblo natal. Revocada la amnistía concedida a los jesuitas en los primeros años del siglo XIX, se vio obligado a retornar a Italia volviendo a Roma, donde fue muy bien recibido por el papa Pío VII, que le nombró bibliotecario del palacio del Quirinal, cargo que desempeñó probablemente hasta su muerte, ocurrida en Roma el 24 de agosto de 1809.

Tras su biografía, corresponde recordar la obra de aquél que, en palabras de Navarro y Ledesma, fue el último humanista y el primer filólogo del mundo, de aquél a quien Menéndez y Pelayo consideró el padre de la filología comparada. Retórica aparte, lo cierto es que Hervás y Panduro fue sin duda uno de los hombres más sabios del Siglo de las Luces, siendo simultáneamente filósofo, teólogo, matemático, historiador, geógrafo, fisiólogo, antropólogo, apologista y polemista. Y a pesar del gran número de temas que abordó a lo largo toda su vida, fue un gran erudito en todos ellos.

Por lo que respecta a su obra, ésta es tan extensa como variada. Sin pretender ni mucho menos hacer aquí una catalogación exhaustiva de la misma, sí conviene recordar los siguientes títulos:

-Idea del Universo. Comenzada en Cesena en 1778, trabajó en ella hasta 1792. El original está escrito en italiano, y a lo largo de estos años fueron apareciendo hasta 21 tomos y uno más a modo de apéndice. Con el tiempo Hervás reorganizó esta magna obra subdividiéndola en cuatro distintas y traduciéndolas al castellano. Estas cuatro partes, estructuradas ya como textos independientes, son las siguientes:

-Catálogo de las lenguas. Es un tratado de lingüística en seis tomos, publicados en Madrid entre 1800 y 1805. El tomo I recoge las lenguas americanas; el II las de las islas de los océanos Pacífico e Índico, junto con las del continente asiático; el III, lo que Hervás llama naciones europeas advenedizas y sus lenguas; y los IV, V y VI, por último, están dedicados a las naciones europeas primitivas (iberos, celtas y vascones), sus lenguas matrices y los dialectos de ellas. Toda la obra es una ampliación muy mejorada de los tomos XVII a XXI de la ya citada Idea del Universo, y en ella se encuentran noticias y ejemplos de más de trescientas lenguas, así como gramáticas de varias decenas de ellas.

-Historia de la vida del hombre. (7 volúmenes, Madrid, 1789-99). Es una refundición muy aumentada de la sección antropológica de la Idea...

-El hombre físico. También extraído de la Idea... Son dos volúmenes publicados en Madrid en 1800 que tratan de física natural.

-Viaje estático al mundo planetario. Cuarta y última de las partes en que Hervás dividió la Idea... Sus cuatro tomos, aparecidos en Madrid entre 1793 y 1794, son un estudio cosmológico del sistema solar.

-Análisis filosófico-teológico de la caridad. Este volumen es el ya citado apéndice de la Idea del Universo.

-Otras obras; son muchas, demasiadas para ser citadas aquí en su totalidad. Destacan las siguientes: Origen, formación, mecanismo y armonía de los idiomas; Aritmética de las naciones; Vocabulario políglota; Revolución religiosa francesa; La escuela española de sordomudos (2 vol., Madrid, 1795); Descripción de los archivos de la Corona de Aragón en Barcelona, y noticia del Archivo General de la militar Orden de Santiago existente en su convento de Uclés (Cartagena, 1801); Paleografía universal; Moral de Confucio; Historia de las primeras colonias de América; y un amplio etcétera que incluye tanto libros editados como manuscritos conservados en distintos archivos

Éste fue Lorenzo Hervás y Panduro, uno de los mayores científicos de su época a pesar de su obligado exilio fuera de las tierras españolas; un ilustre estudiante alcalaíno al que la ciudad en la que durante varios años viviera le tiene sumido en el más absoluto de los olvidos. Creo, sinceramente, que ya es hora de que esta anomalía se vea subsanada.


Publicado el 17-12-1983 y el 24-12-1983, en los nº 880 y 881 de Puerta de Madrid
Actualizado el 30-1-2006