Las capillas complutenses



Según el Diccionario de la Real Academia, los dos significados arquitectónicos del vocablo capilla son, respectivamente, “edificio contiguo a una iglesia o parte integrante de ella, con altar y advocación particular” y “oratorio privado”, siendo la principal diferencia entre ambos que, a diferencia de las capillas de las iglesias, las segundas constituyen un recinto autónomo que puede encontrarse en un edificio exento o bien pertenecer a uno mayor, aunque no a una iglesia. Es importante recalcar, tal como lo hace el DRAE, el carácter privado de su uso, a diferencia de las iglesias de distintos tipos -catedrales, basílicas, colegiatas, parroquias, ermitas- que están abiertas a todos los fieles.

Aunque desde un punto de vista estricto dentro de esta terminología estarían incluidos los templos conventuales, por lo general no se les suele considerar como capillas por dos razones. Primero porque su envergadura puede llegar a ser importante, en ocasiones incluso mayor que la de las parroquias, y segundo porque aunque sean usados principalmente por las comunidades religiosas titulares, por lo general también suelen celebrarse en ellos misas y cultos para los fieles en general, como lo demuestra el hecho de que siempre o prácticamente siempre tengan puertas de acceso desde la calle. Considero también en esta categoría, aunque se trata de entidades laicas pero con vínculos religiosos de uno u otro tipo incluidos los históricos, la iglesia del Hospital de Antezana, la Capilla de San Ildefonso hoy desacralizada y las ermitas de las cofradías de la Virgen del Val y el Cristo de los Doctrinos, razón por la que no las consideraré aquí.

Quedándonos, pues, con una definición más restringida del término, las capillas serían unos lugares de culto privados en el sentido más común de la palabra, es decir, de uso exclusivo de sus propietarios o usuarios. Su naturaleza puede ser de lo más diversa: además de casos tan obvios como los colegios religiosos, en su momento el Instituto Complutense, contó con capilla propia en su antigua sede del Colegio Menor de San Pedro y San Pablo, al igual que la tenía la Universidad Laboral. Cuando a mediados de los años setenta fui a la universidad en Madrid descubrí que entonces todas las facultades disponían de ellas, aunque con el tiempo las fueron suprimiendo. También eran habituales en los cuarteles militares, en las cárceles, en las residencias de ancianos y de otros tipos... y en su momento, fueron muchas las casas señoriales en las cuales se habilitaba una habitación como oratorio o capilla privada.

Hecha esta aclaración podemos pasar a recordar algunas de las capillas existentes en Alcalá, tanto abiertas al culto como desacralizadas, dado que no suelen ser muy conocidas pese a que ninguna de ellas está escondida ni resulta de difícil acceso, al menos a su exterior. Obviamente hay más, pero éstas son las que he considerado más interesantes a causa de sus peculiaridades o su historia, cinco en total, descartando algunas como la del Hospital Príncipe de Asturias o la del Cementerio Jardín, ambas funcionales y sin interés artístico ni histórico. De todas ellas tan sólo una, la del Cementerio de San Roque, sigue abierta al culto, aunque de forma restringida.

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Capilla del Cementerio de San Roque




Capilla del cementerio


La primera de ellas es la del cementerio antiguo recientemente rebautizado con su nombre tradicional de San Roque, la cual sigue prestando servicio religioso a éste. Tal como he comentado el Cementerio Jardín cuenta también con otra, pero ésta es meramente funcional y tampoco constituye un elemento arquitectónico exento al estar integrada en el edificio principal.

La capilla es de planta octogonal, con un pequeño pórtico y dos naves laterales que ofician de sacristías. Es de reducido tamaño y su estilo podría definirse como neomudéjar, acorde con las demás edificaciones y la tapia del cementerio aunque es anterior a éstas, datadas a finales del siglo XIX, ya que fue construida en 1873 por el arquitecto municipal Adolfo Fernández Casanova. Según Josué Llull Peñalba1 sustituyó a la primitiva de 1834 a causa de su escasa capacidad, alzándose sobre su mismo solar. Cuenta con un sencillo retablo neogótico, que Llull data en torno a 1884, en el que está colocada una imagen de la Virgen del Carmen de serie y sin mayor valor artístico.

Dado que el cementerio recibió el nombre de San Roque por la ermita homónima, en principio supuse que ésta podría haber quedado englobada en su recinto e incluso ser utilizada -desconocía entonces el dato de la existencia de la capilla anterior- para dar servicio religioso a éste. Pero en realidad no ocurrió así. José Vicente Pérez Palomar2 cita un documento municipal de 1820 en el que se afirma que la ermita quedó destruida hasta los cimientos -esto ocurrió en la Guerra de la Independencia- y que situar el cementerio allí resultaría muy costoso máxime teniendo en cuenta la necesidad de construir un puente sobre el Camarmilla, lo que indica que ésta no se encontraba dentro del recinto del cementerio actual, que finalmente sería construido antes de cruzar el arroyo, sino al otro lado de éste. A tenor de estos datos la ermita, que no fue reconstruida, quizás pudo encontrarse en los terrenos que ocupa el parque del Camarmilla o en sus cercanías; es posible también que estuviera junto al camino viejo de Ajalvir, cuyo trazado discurría por la calle Camarmilla -la que bordea el cementerio- y la de Federico Chueca, aunque se desconoce su emplazamiento exacto.

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Capilla de Santa María la Rica




Fachada de la capilla de Santa María la Rica


El Hospital de Santa María la Rica, situado en la calle del mismo nombre en pleno casco antiguo de Alcalá, fue una institución benéfica dedicada a actividades asistenciales similares a las del Hospital de Antezana, aunque anterior a éste en dos siglos ya que fue fundado a finales del siglo XIII o principios del XIV. Sus patronos, como solía ser habitual, fueron un matrimonio acaudalado, y gracias a sus abundantes rentas -su apellido no era casual- pervivió durante varios siglos aunque, a diferencia del de Antezana, acabaría extinguiéndose pasando a ser sus edificios propiedad municipal en el siglo XIX.

A partir de entonces el Ayuntamiento lo dedicó a diferentes usos, no siempre adecuados, construyéndose en la década de 1970 el cuartel de la Policía Municipal en la parte trasera que linda con la calle y la travesía de Avellaneda. Ya en el año 2000 se rehabilitó la edificación antigua, que actualmente es la sede de la Concejalía de Cultura y un centro cultural que cuenta con varias salas de exposiciones.




Muro lateral de la capilla de Santa María la Rica


La capilla tiene unos 24 metros de longitud y 9 de anchura, un tamaño considerable para este tipo de templos, y ha llegado hasta nuestros días aunque de ella tan sólo se conservan la nave y la fachada mientras el interior, dividido en dos plantas, alberga sendas salas de exposiciones. Llama la atención que, pese a tratarse de un edificio exento y según todas las apariencias construido de nueva planta, carezca de fachada a la calle ya que se encuentra situada en un patio interior que la separa del cuerpo principal del antiguo hospital; es posible que esto se deba a que este último fue una yuxtaposición de varios edificios preexistentes, por lo que hubiera resultado complicado darle acceso desde la calle sin ejecutar grandes modificaciones en la parte del hospital que lindaba con ella.

La fachada, al menos en su aspecto actual, es muy sencilla, con una puerta formando arco de medio punto y rematada por un frontón triangular y dos pináculos en los extremos. El muro lateral que linda con el patio -el del otro lado hace medianería con las fincas vecinas- cuenta con unos llamativos contrafuertes de inusitado tamaño para el volumen del edificio. Si la fachada pudo estar en su día ornamentada ésta ha desaparecido por completo, al igual que todo lo existente en su interior.

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Capilla del Colegio de los Verdes




Torre de la capilla del Colegio de los Verdes


A diferencia de los colegios menores pertenecientes a las órdenes religiosas, muchas de cuyas capillas han llegado hasta nuestros días en mejor o peor estado de conservación, no ocurre lo mismo con las de los colegios seglares, desaparecidas en su inmensa mayoría sin dejar apenas algún vestigio como la espadaña de la que tuviera el Colegio de Málaga. La excepción es la del Colegio de Santa Catalina Mártir o de los Verdes, uno de los más importantes del conjunto universitario complutense junto con los de fundación cisneriana, que estuvo situado al final de la calle Libreros frente al de Jesuitas.

Todavía más sorprendente resulta que, a diferencia de otros antiguos colegios habilitados para usos institucionales en los que la capilla fue suprimida sin contemplaciones empezando por el propio Ayuntamiento, asentado en el antiguo Colegio de Agonizantes, el Colegio de los Verdes pasó a ser de propiedad particular tras la supresión de la Universidad en 1836, siendo sometido en el siglo XIX a una profunda reforma que alteró por completo tanto su aspecto exterior como el interior al convertírsele en un edificio de viviendas, respetándose no obstante gran parte de su capilla.




Parte de la fachada actual correspondiente a la
antigua capilla del Colegio de los Verdes


En el exterior lo único que se aprecia de ella es la pequeña torre que sobresale del tejado, ya que la reforma decimonónica desmanteló la fachada de la capilla mimetizándola con el nuevo aspecto que se le dio al edificio acorde con los gustos estéticos de la época. Esta fachada se encontraba en el extremo este del edificio, junto a la medianería de la finca vecina, justo debajo de la torre. En la actualidad se encuentra irreconocible, estando ocupada la parte baja por un local comercial. No obstante se aprecia perfectamente cuales fueron sus dimensiones, ya que pese a la citada mimetización presenta diferencias que la individualizan respecto al resto del edificio.

En un principio yo pensaba que, a excepción de la torre, la capilla habría seguido el mismo destino que el resto del colegio, pero me equivocaba. En 1986 lo que quedaba de la capilla, que era bastante, fue restaurado y convertido en una cafetería, a la que se le dio entrada no por el desaparecido acceso original de la calle Libreros, sino a través de un pasillo que se abre a la calle Azucena. Cuando entré en ella quedé sorprendido: pese a las amputaciones sufridas buena parte de la capilla se preservaba, incluyendo la cúpula del crucero sobre la que se alza la torre.




Interior de la capilla del Colegio de los Verdes
Fotografía tomada de Alcalá turismo y más


Según el trabajo publicado por Francisco Javier Casado Arboniés3 la mutilación fue doble cuando el fue transformado en edificio de viviendas y, en su parte posterior, en granero. Por el lado que daba a la calle Libreros, es decir, los pies de la iglesia, se cercenó como ya he comentado la parte de la nave comprendida entre la fachada y el crucero, que fue demolida para incorporar su solar la al nuevo diseño del edificio con un local comercial en la parte inferior y viviendas en la superior. Por el otro lado, el de la cabecera, fue derribado el muro del presbiterio para comunicar lo que quedaba de la iglesia con el refectorio y otras dependencias del antiguo colegio, dando como resultado una nave diáfana que fue utilizada para las tareas agrícolas aunque, por fortuna, se respetó el resto del templo.

Aunque tras ser restaurada la iglesia ha pasado por diferentes usos de hostelería y actualmente está ocupada por una discoteca, no ha sufrido ningún cambio sustancial.

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Capilla del Colegio de los Trinitarios Calzados




Fachada actual del Colegio de los Trinitarios Calzados


Pese a lo afirmado en el apartado anterior, hago una excepción para describir la capilla de un antiguo colegio menor de la Universidad, el de los Trinitarios Calzados situado en la calle de los Colegios junto a la ermita de los Doctrinos y el edificio del antiguo cuartel de Lepanto, actual sede de la residencia universitaria Lope de Vega.

Al igual que ocurriera con el Colegio de los Verdes el de los Trinitarios Calzados desapareció en 1836 tras el cierre de la Universidad, pasando el edificio a propiedad particular. Adquirido en 1880 por el Ayuntamiento de Madrid, el cual instaló en él en 1892 el Tercer Asilo de San Bernardino, en principio para niños y ancianos y posteriormente, a partir de 1900, sólo para ancianos, misión que desempeñaría hasta los años noventa del siglo XX. Cerrada la institución revirtió el edificio a la Universidad de Alcalá, que tras restaurarlo lo convirtió en la sede de los archivos del Movimiento Obrero y de las fundaciones Francisco Largo Caballero, Indalecio Prieto y Pablo Iglesias.




Parte de la fachada actual correspondiente a la
antigua capilla del Colegio de los Trinitarios Calzados


El edificio fue sometido a diversas reformas a raíz de la instalación del asilo y en 1948, 2000, 2007 y 2008-2011, por lo que su aspecto actual es muy diferente al original. La reforma de 1948 modificó completamente la fachada incluyendo la de la capilla, que se encontraba en la esquina que linda con el callejón que separa al colegio del cuartel de Lepanto, perdiendo su antiguo acceso independiente a la calle y quedando integrada en ésta sin que destaque ningún elemento identificativo.




Interior de la capilla del Colegio de los Trinitarios Calzados en 1972


Sin embargo el interior se conservó adaptándolo para capilla del asilo, razón por la que la recojo aquí. Una antigua postal de 1972 nos muestra cual era su aspecto, sin que se puedan determinar las diferencias con su aspecto original aunque resulta evidente la falta del retablo, reemplazado por uno fingido con el cuadro de la que parece ser la Virgen de la Paloma y un crucifijo que se encuentra actualmente en la parroquia de San Marcos.




Interior de la capilla del Colegio de los Trinitarios Calzados en la actualidad
Fotografía tomada de Consorcio Alcalá de Henares

Al adaptar el edificio la Universidad para su nuevo uso se desacralizó la capilla convirtiéndola en biblioteca y sala de investigación, conservándose la estructura interna a la que se dotó una apariencia más acorde con su apariencia original.

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Capilla de la Quinta de Cervantes




Capilla de la Quinta de Cervantes


La siguiente capilla era totalmente privada y estaba -y sigue estando- ubicada en el interior de la Quinta de Cervantes, en la calle de Navarro y Ledesma. Se trata de una construcción exenta separada del edificio principal y situada entre éste y la tapia trasera de la antigua propiedad, tras los jardines que se abren frente a la fachada principal. De reducidas dimensiones, su estilo puede calificarse de neoclásico, aunque probablemente debió de ser construida hacia finales del siglo XIX o quizá a principios del XX.

Cuando el Ayuntamiento adquirió hace años la finca procedió a restaurar la capilla, aunque ésta quedó sin uso y asimismo vacía, por lo que nada podemos saber acerca del mobiliario religioso que pudiera haber conservado en su interior.

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Capilla de la antigua Base Aérea




Capilla del antiguo aeródromo


Salimos del casco urbano de Alcalá para dirigirnos a la capilla de la antigua Base Aérea, enclavada en el actual campus de la Universidad. Ésta se encuentra en el pequeño jardín existente junto a la rotonda de la antigua Torre de Control, frente al edificio de Biología Celular y Genética. Su pequeño tamaño y el hecho de estar abierta a modo de porche hace pensar que debió de ser ideada para oficiar misas de campaña, ya que en su interior apenas si cabría el sacerdote oficiante.

En el suelo, frente a ella, un mosaico realizado con cantos rodados nos informa del año de su construcción, 1953. Aunque no hay en ella nada que indique su advocación original, cabe suponer que estuviera consagrada a la Virgen de Loreto, patrona del Ejército del Aire y titular, por esta razón, de la parroquia castrense que años después se construiría en la vecina Ciudad del Aire.

Esta capilla no debió de utilizarse durante muchos años ya que, tras la entrada en servicio de la vecina base de Torrejón en 1957, el aeródromo alcalaíno sería cerrado en diciembre de 1965. La capilla, junto con el resto de los edificios, quedó abandonada y, aunque la Universidad no ha mostrado al parecer el menor interés en su conservación, ha logrado llegar intacta hasta nuestros días aunque, eso sí, bastante sucia y deteriorada. Tal como puede apreciarse en la fotografía es poco más que un ábside con un arco apuntado que le sirve de acceso, una pequeña espadaña y, en lo que sería el testero, una hornacina para colocar el sagrario o bien un altar portátil durante las celebraciones religiosas. Aunque su valor artístico es reducido, merecería la pena restaurarla limpiándola, pintándola y reparando el tejado.

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Capilla de El Encín




Grabado de 1882 reproduciendo una vista panorámica de El Encín. La espadaña
de la capilla está marcada con el círculo rojo. Imagen tomada de la Wikipedia


Ésta es sin duda la gran desconocida de Alcalá, incluso para mí. El Encín es una finca agrícola situada junto al Henares, en el extremo nordeste del término municipal lindando con los de Meco, Los Santos de la Humosa y el límite provincial con Guadalajara. Tras la reconquista contó con una pequeña aldea dependiente de la villa de Alcalá que ya en el siglo XVI estaba despoblada, aunque El Encín se mantuvo como una explotación agrícola de propiedad privada que, tras la Guerra Civil, pasó a ser de titularidad pública convertida en un centro de investigación agrícola y ganadero dependiente del Ministerio de Agricultura a través del Instituto Nacional de Investigación Agrícola (INIA), el cual fue cedido a la Comunidad de Madrid en la década de 1980 pasando a ser gestionado por el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario, no sin sufrir un importante recorte para la construcción de un polémico campo de golf junto con un hotel de cinco estrellas en la parte colindante con el término municipal de Meco.




Fotografía de la antigua capilla tomada de
La campana gótica de El Encín


Aunque es muy probable que la aldea medieval contara con un lugar de culto, nada se sabe de ella a excepción de una campana gótica de finales de la Edad Media descrita por Mª Jesús Vázquez Madruga. Sí está documentada la existencia de una capilla privada en las últimas décadas del siglo XIX cuando pasó a ser propiedad de Federico Luque, existiendo una fotografía de ella. Tras la adquisición de la finca por el Estado a mediados del siglo XX se construyó un conjunto de edificios incluyendo una nueva capilla, que no he podido determinar si ocupaba el mismo solar que la antigua.




Arriba, vista aérea de la capilla actual. Fotografía tomada de Google Maps
Abajo, fachada. Fotografía tomada de El Heraldo del Henares


La capilla, al igual que los edificios coetáneos, pertenece al estilo neoherreriano típico del franquismo. Se encuentra al fondo de la plaza principal, a la que se entra por un arco flanqueado por dos torreones que recuerdan a los del Colegio de Málaga. Es de pequeño tamaño -unos 24 metros de largo, incluyendo el ábside del presbiterio, y 13 de ancho- con una sacristía adosada al presbiterio. La fachada, que sobresale ligeramente sobre la puerta de entrada, combina la piedra con el ladrillo. Cuenta con cuatro falsas columnas, una arcada que enmarca la puerta y un campanario con dos campanas, la gótica anteriormente descrita y una nueva contemporánea del edificio. Debajo de las ventanas figura la inscripción “Año MCMLVI”, que nos sirve para datar el edificio.




Arriba, interior de la capilla. Fotografía tomada de El Heraldo del Henares
Abajo, retablo de la ermita (desmontado). Fotografía tomada de Alcalá Hoy


Su interior es sencillo, de una única nave separada del presbiterio por un arco toral. Las ventanas cuentan con vidrieras que representan a diferentes santos y el presbiterio estaba presidido por un retablo del siglo XVII con un cuadro representando a san Isidro Labrador, el cual fue desmontado tras la restauración a la que se sometió la capilla en 2018, sin que al parecer la Comunidad de Madrid tenga intenciones de reponerlo en su lugar.




1 Josué Llull Peñalba. Valores artísticos del cementerio municipal. Capillas, panteones, memoriales. En Historia y arte en el cementerio municipal de San Roque de Alcalá de Henares. Institución de Estudios Complutenses y Ayuntamiento de Alcalá de Henares. 2022.
2 José Vicente Pérez Palomar. El cementerio municipal. Historia, orígenes y desarrollo. En Historia y arte en el cementerio municipal de San Roque de Alcalá de Henares. Institución de Estudios Complutenses y Ayuntamiento de Alcalá de Henares. 2022.
3 Francisco Javier Casado Arboniés. Cuatro siglos de historia. El colegio universitario de Santa Catalina o de “los Verdes”. Capilla del Jazz, 1992.

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Publicado el 17-3-2015
Actualizado el 12-11-2023