Los asteroides “españoles”




Tamaños comparados de varios asteroides “españoles
Hispania, el mayor de todos, mide unos 162 km. de diámetro
Ilustración tomada de www.astrogea.org


Históricamente la contribución española a la astronomía, al igual que a cualquier otra disciplina científica, ha sido por desgracia muy limitada y siempre fruto de individualidades geniales o, cuanto menos, tesoneras, ya que a diferencia de otras disciplinas del saber o de las artes, en las que las aportaciones hispanas han sido brillantes, en nuestro país la infraestructura científica es algo que ha brillado literalmente por su ausencia hasta fechas bien recientes, por lo que hazañas como la de Ramón y Cajal, por poner tan sólo un único ejemplo, son todavía más loables.

España, como cabía esperar dadas las circunstancias, llegó a la astronomía tarde y mal, siendo preciso retrotraernos hasta ya entrado el siglo XX para encontrar las primeras aportaciones a una disciplina que desde el siglo XVI había experimentado grandes avances. No es de extrañar, pues, que los nombres españoles brillen literalmente por su ausencia en la época de los grandes descubrimientos que inauguró, a partir de principios del siglo XVII, el uso del telescopio, ya que durante tres centurias, las que median entre el citado siglo XVII y el XX, no se puede decir que España aportara prácticamente nada en este campo... y eso a pesar de que, según recientes investigaciones, la invención del telescopio se atribuye a un español, el gerundense Juan Roget, que se habría anticipado en casi dos décadas al que hasta ahora se había considerado el inventor del mismo, el holandés Hans Lippershey.

Por esta razón, para encontrar descubrimientos astronómicos españoles debemos ir a buscar la “calderilla”, es decir, a ese cúmulo de pequeños, cuando no diminutos, cuerpos siderales formado por los asteroides y los cometas; y, puesto que los segundos se suelen caracterizar por sus apariciones efímeras -salvo el reducido grupo de cometas periódicos-, será preferible centrar nuestra atención en los primeros.

Y ni siquiera aquí supimos llegar a tiempo, ya que entre el descubrimiento del primero de estos pequeños astros, Ceres, en 1801, y el del primer asteroide “español” mediaron nada menos que 114 años o, si se prefiere, 803 descubrimientos previos... casi nada.




Ceres, el primer asteroide -hoy planeta enano- descubierto en 1801


Pero no nos precipitemos. Para empezar, convendría definir lo que entiendo por asteroide “español”: el descubierto por un astrónomo español o desde un observatorio de nuestro país -ambas condiciones pueden ir unidas o por separado- o bien aquél descubierto por un astrónomo extranjero, en un observatorio asimismo extranjero, pero dedicado a un personaje -real o de ficción- o a una localidad o territorio españoles, que también los hay. Excluyo, para no complicar todavía más las cosas, a los que podríamos denominar asteroides “hispanos”, es decir, los vinculados a astrónomos, observatorios o nombres de países hispanoamericanos, Portugal o incluso los Estados Unidos, donde como es sabido la influencia hispana es cada vez más importante y profunda.

Y no ha sido fácil, ni tan siquiera confío en que resulte completo, ya que el campo de los planetas menores, como se conoce oficialmente a estos pedruscos cósmicos, es, por decirlo de una manera tan coloquial como explícita, un auténtico berenjenal. Me explicaré.

Para empezar, acabaron ya hace mucho los tiempos románticos en los que un astrónomo plantaba su telescopio en plena noche y se ponía a mirar por el ocular del mismo. Hoy en día las técnicas astronómicas han evolucionado de una manera tan astronómica -valga la redundancia-, que lo que antes era una proeza ahora resulta ser de lo más rutinario. Y, aunque estos avances se han dado en todos los campos de la astronomía, en el de los asteroides ha sido todavía más espectacular; baste con reseñar que, durante todo el siglo XIX, se descubrieron unos 450; hacia 1920 se saltó de los 1.000; en 1942 se alcanzaron los 2.000; en 1960 se rebasaron los 3.000; en 1985 se pasó de los 10.000; en 2000 la cifra alcanzaba los 60.000, recién iniciado 2010 rozaban los 230.000; apenas dos años más tarde, en diciembre de 2011, la cifra de asteroides catalogados rebasaba los 310.000, en febrero de 2020 se acercaban a los 550.000 y en noviembre de 2022 alcanzaron los 620.000.

En realidad, estas cifras se quedan muy cortas. Según las normas internacionales que regulan los descubrimientos astronómicos, el proceso para “dar de alta” en el nomenclátor oficial a un nuevo astro es no sólo minucioso sino también, en ocasiones, bastante largo. En primer lugar no basta con un avistamiento, sino que el cuerpo en cuestión ha de ser detectado sin posibilidad de error las suficientes veces como para poderse calcular su órbita, y también una vez pasada la oposición que lo oculta tras el Sol, o tras su astro primario en el caso de un satélite. Víctimas de este requisito han sido varios astros “fantasmas” tales como Temis, el supuesto décimo satélite de Saturno presuntamente descubierto en 1905 por William Henry Pickering y hoy descabalgado del catálogo, o Vulcano, el hipotético planeta situado entre Mercurio y el Sol que varios astrónomos, incluyendo al prestigioso Le Verrier, creyeron ver durante casi un siglo hasta que la Teoría de la Relatividad descartó definitivamente su existencia.

Otros han tenido más suerte al ser redescubiertos tras estar muchos años perdidos tal como ocurrió con los asteroides Apolo, Adonis y Hermes, descubiertos respectivamente en 1932, 1936 y 1937 por Karl Reinmuth el primero y el último y por Eugène Delporte el segundo, pero no confirmados, y por lo tanto catalogados, hasta 1973, 1977 y 2003 respectivamente, nada menos que 41 años más tarde los dos primeros y ¡66 años! Hermes. Como se puede comprobar, los astrónomos no suelen tener prisa.




El observatorio barcelonés de Fabra, pionero en la búsqueda de asteroides
Ilustración tomada de la Wikipedia


Pero eso no es todo. Entre que los nuevos asteroides reciben su denominación provisional, formado por una aséptica combinación alfanumérica de cifras y letras del tipo 1984 QY1, y se les asigna un número de catálogo, puede pasar bastante tiempo. Por esta razón, a los más de seiscientos mil catalogados por el MPC en noviembre de 2022 se suman otros tantos que todavía mantienen la denominación provisional, lo que hace un total de 1.251.606 entre ambos grupos... a los que hay que sumar todos aquellos ya descubiertos pero pendientes de confirmación así como los que se descubran en un futuro, lo cual, al ritmo de avance actual, promete alcanzar cifras auténticamente mareantes.

El último paso a dar suele ser el bautizo del asteroide, tradicionalmente una potestad del descubridor. Aunque en un principio se siguió la costumbre general de recurrir a la mitología clásica, pronto el gran número de descubrimientos hizo que ésta se relajara, amén de que andando el tiempo hubieran sido necesarias varias mitologías completas, convenientemente rebañadas hasta el más insignificante de sus personajes, para poder dar nombre a tan ingente cantidad de pedruscos. Así pues, ya hacia mediados del siglo XIX comenzaron a utilizarse denominaciones de procedencia no mitológica tales como nombres femeninos -preferiblemente de alguna mujer cercana al descubridor- o feminizados -entonces lo masculino no estaba muy de moda en este campo-, alegóricos, históricos, geográficos, o bien fruto de la coba más descarada, que de todo hubo en los asteroides bautizados en esta época.

Y ni eso fue suficiente cuando, a partir de la segunda mitad del siglo XX, el número de astros neonatos se disparó de forma meteórica. Así pues, salvo en algunos casos especiales -los interiores a la órbita de Marte, los troyanos y los exteriores a la órbita de Júpite, incluyendo a los transneptunianos, en todos los cuales se sigue recurriendo a la mitología clásica aunque últimamente también se ha echado mano a otras mitologías más exóticas, para los pertenecientes al cinturón principal, es decir, la inmensa mayoría del total, se puede decir que hay barra libre siempre que se cumplan determinadas normas.

Así, nos encontramos literalmente con un poco de todo: personajes ilustres y no tan ilustres, incluyendo a los astrónomos -aunque no los bauticen con sus propios nombres suele funcionar mucho el “hoy por ti, mañana por mí”, que en la práctica viene a ser casi lo mismo-, la parentela de los astrónomos y algún que otro ciudadano más o menos anónimo que pasaba por allí; personajes de ficción, desde el Quijote hasta Obélix; ciudades, regiones, países, ríos; observatorios astronómicos, acrónimos de organismos científicos; siglas de organizaciones no gubernamentales... en algunos casos, según mi opinión, incluso se llega a rozar lo estrambótico, cuando no lo decididamente ridículo. Pero como hay para todos pues lo dicho, barra libre y aún costará trabajo encontrar denominaciones para todos.

Claro está que los asteroides “españoles”, incluso contando con las contribuciones recientes, son tan sólo una mínima parte del total, lo que lejos de lo que pudiera parecer no se puede decir que facilite demasiado las cosas. Cierto es que existen algunas páginas dedicadas a los asteroides “españoles”, pero en éstas, además de no estar siempre actualizadas, tan sólo nos encontramos con los descubiertos en España y/o por españoles, con lo cual la relación, en los términos que he definido al principio del artículo, se queda corta al faltarle los asteroides de nombre español pero descubiertos en el extranjero y por extranjeros.

Así pues, no me quedó otro remedio que rastrear la lista completa de asteroides, un trabajo de chinos -viene a equivaler a leerse la guía telefónica de una capital de provincias de tamaño medio- con el riesgo añadido de saltarte alguno... eso sin contar con que la lista se está actualizando constantemente. Por si fuera poco, un rastreo de nombres que pudieran sonar a españoles tampoco nos sirve demasiado ya que, como he comentado, de ahí hay que descartar no sólo los hispanoamericanos y norteamericanos de raíz hispana, sino también los de otros de idiomas cercanos como el italiano o el portugués, e incluso aquellos franceses de fonética similar a la española. Por fortuna en los listados oficiales del Minor Planet Center han tenido el detalle de incluir la explicación de los nombres de los asteroides ya bautizados -aunque faltan los últimos-, gracias a lo cual es posible realizar la selección sin que ésta se convierta en una tortura, aunque siempre existe el riesgo de saltarse alguno.

Pese a todo, creo que la lista que doy a continuación siempre será mejor que nada, amén de que estará sujeta a posibles correcciones o actualizaciones. Así pues, pasemos a ello.




José Comas Solá, el primer español descubridor de asteroides
Ilustración tomada de www.manteka.com/fabra/


Como ya he comentado, hasta bien entrado el siglo XX no figuró España en la nómina de países contribuyentes a los descubrimientos de asteroides, y si entonces lo hizo fue gracias a una figura singular, la del astrónomo José Comas Solá (1868-1937), director del Observatorio Fabra de Barcelona, que entre 1915 y 1929 descubrió un total de once asteroides -los tres últimos póstumos, y no incluidos en el catálogo hasta la década de los años sesenta-, a los que corresponden los siguientes números y denominaciones:


Nombre Año Nombre Año
804 Hispania 1915 1.136 Mercedes 1929
925 Alfonsina 1920 1.188 Gothlandia 1930
945 Barcelona 1921 1.626 Sadeya 1927
986 Amelia 1922 1.655 Comas Solá 1929
1.102 Pepita 1928 1.708 Polit 1929
1.117 Reginita 1927

En ocasiones la numeración no coincide con el orden cronológico, debido al ya apuntado desfase entre el descubrimiento -o mejor dicho, el avistamiento- y su catalogación tras ser determinados los parámetros orbitales. En cuanto a los nombres, éstos responden a las siguientes definiciones:

Hispania, obviamente, está dedicado a nuestro país. Alfonsina, oficialmente a Alfonso X el Sabio y “casualmente” al monarca entonces reinante, Alfonso XIII; durante mucho tiempo, y con la única excepción de los asteroides troyanos, se siguió la costumbre de utilizar siempre nombres femeninos, de ahí la feminización de éste. Barcelona, a la ciudad natal de Comas Solá. Amelia, es el nombre de su segunda esposa. Pepita parece ser que deriva del nombre propio del astrónomo, feminizado y diminutivizado. Reginita por Regina C. de Tiridor, una amiga de la familia Comas Solá. Mercedes por la cuñada de Comas Solá. Gothlandia es uno de los nombres mitológicos de Cataluña. En cuanto a los tres póstumos, bautizados con posterioridad al fallecimiento de Comas Solá, Sadeya son las siglas de la Sociedad Astronómica de España y América, fundada por él; Comas Solá es un homenaje al propio astrónomo y Polit, por último, hace alusión a Isidro Polit (1880-1958), ayudante de Comas Solá y sucesor suyo en la dirección del Observatorio Fabra tras su muerte, habiendo sido bautizado también con posterioridad al fallecimiento de Polit.

Aparte de la ingente labor de Comas Solá, el resto de las contribuciones españolas de su época no pudieron ser más magras, ya que tan sólo se limitaron a otros dos asteroides. El primero de ellos, Rafita, fue descubierto por Rafael Carrasco -que lo bautizó con el nombre de su hijo- en el observatorio de Madrid, mientras el segundo, recientemente bautizado con el nombre del astrónomo español Jorge Núñez, lo fue por Isidro Polit en Barcelona.

Y después de estas contribuciones, todas ellas excepto la última anteriores a la Guerra Civil, no hubo absolutamente nada nuevo hasta 1982, en que los astrónomos del observatorio de Yebes -nueva ubicación del histórico de Madrid- hicieron el descubrimiento de un nuevo asteroide, bautizado precisamente con el nombre de esta localidad alcarreña cercana a la ciudad de Guadalajara. Así pues, a la tabla anterior con los descubrimientos de Comas Solá, habría que añadir ahora los siguientes:


Nombre Año
1.644 Rafita 1935
4.298 Jorgenúñez 1941
4.661 Yebes 1982

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Descubrimientos desde observatorios españoles

Como puede comprobarse, por entonces la situación no se puede decir que fuera demasiado halagüeña con catorce asteroides descubiertos por españoles sobre un total que se aproximaba ya a los cinco mil. Por fortuna, la construcción de varios observatorios en territorio español, algunos de ellos especializados en el seguimiento de estos cuerpos celestes, hizo que las circunstancias variaran notoriamente a partir de los últimos años de la década de los noventa. Estos observatorios son el de Mallorca, situado en la localidad de Costitx y cerrado en 2017; el de Ametlla de Mar, en la provincia de Tarragona, cercano a Tortosa y a la desembocadura del Ebro; los de Piera, Begues y Montjoia, en Barcelona; los de Montmagastrell y Planes de Son, ambos en Lérida; el de Pla d’Arguines, en la localidad de Segorbe, provincia de Castellón; el de Marxuquera, cercano a la localidad valenciana de Gandía; el de Sierra Nevada en Granada y, ya en las islas Canarias, el del Teide y el de Nazaret, situado en la isla de Lanzarote y regentado por el hispano argentino Gustavo Muler.

A ellos hay que sumar los más recientes de la Sagra, inicialmente una sección del de Mallorca y ahora independiente, que está ubicado en la sierra granadina homónima y el de La Cañada, en Ávila. Este último es una iniciativa particular del astrónomo Juan Lacruz Martín, lo cual le diferencia de los anteriores en los cuales los descubrimientos suelen ser firmados de forma colectiva por el equipo de astrónomos que trabaja en cada uno de ellos. Asimismo el observatorio de Montcabrer, en la localidad barcelonesa de Cabrils, se sumó a la lista con dos asteroides, el malagueño José María Ruiz, colaborador de Gustavo Muler, se apuntó otros dos desde el observatorio que tiene montado en su domicilio particular y el matrimonio formado por Sensi Pastor y José Antonio de los Reyes descubrieron uno desde el observatorio murciano de La Murta.




Cúpulas del observatorio de Mallorca
Ilustración tomada de http://www.oam.es


Debido a las nuevas técnicas de detección automática de estos pequeños cuerpos siderales, el número de asteroides descubiertos en observatorios españoles, bastante reducido hasta mediados de la década del año 2000, experimentó un crecimiento espectacular a partir de los últimos años de la citada década, en paralelo con el incremento de descubrimientos a nivel mundial. Aunque resulta difícil llevar un recuento exacto dada la velocidad con la que se producen estos descubrimientos, hasta noviembre de 2022 el número total de descubrimientos de cada observatorio ha sido, cuanto menos, el siguiente:


Mallorca / La Sagra 3.610 Piera 5
Pla d’Arguines 281 Teide 4
La Cañada 65 Montmagastrell 3
Nazaret 17 Málaga 2
Begues 15 Marxuquera 2
Sierra Nevada 14 Montcabrer 2
Ametlla de Mar 13 Montjoia 1
Planes de Son 13 La Murta 1

He agrupado los descubrimientos por observatorios y no por los nombres de los descubridores debido a que en muchos casos éstos están registrados en el MPC de esta manera o se asignan de forma colectiva a varios astrónomos, mientras muchos de los observatorios españoles son privados y los descubrimientos corresponden a sus respectivos responsables. De esta manera el listado es más fiable que el complejo desglose por nombres propios a partir de los datos publicados por el MPC.

Esto hace un total de 4.048 asteroides, 4.062 si contamos también los 14 anteriores, aunque es preciso advertir que no es fácil determinar con exactitud si están incluidas en todos los casos las tres categorías comentadas: con denominación provisional, numerados y con nombre propio, ya que ni siquiera en los propios listados del MPC queda esto claro. Por si fuera poco, en la relación de descubridores aparecen mezclados nombres propios de astrónomos con los de los observatorios, un mismo nombre puede aparecer dos o más veces si está escrito de distinta manera, las colaboraciones pueden provocar cómputos duplicados y también he echado en falta algunos descubrimientos que sí aparecen registrados en los listados generales. A ello se suma que, cuando he recurrido a otras fuentes diferentes del MPC, los datos no siempre coincidían.

Contando además con lo dificultoso que resultaba recopilar, a través de los listados generales, la totalidad de los asteroides numerados pero todavía sin nombre, finalmente opté por dar de forma individualizada -con la salvedad ya indicada de una posible falta de exactitud- tan sólo aquéllos que ya cuentan con nombre propio, con independencia de que las listas sean actualizadas de forma periódica. Éstos, siguiendo la tónica general, son muy pocos en comparación con el total de los catalogados, dándose el caso de que entre los descubiertos en La Sagra tan sólo una mínima parte han sido bautizados.

Llama poderosamente la atención el gran protagonismo del tándem formado por los observatorios de Mallorca y La Sagra con 3.610 descubrimientos confirmados en las tablas del MPC, lo que los sitúa en el puesto número 12 de la lista de observatorios internacionales por delante de muchos muy prestigiosos y con mayores medios tecnológicos. Aunque no me ha sido posible encontrar datos desglosados salvo de manera parcial, por lo que he optado por agruparlos, La Sagra es la responsable de la mayor parte del total pese a haber sido inaugurado en una fecha tan cercana como 2009 y, a diferencia de su matriz, continúa en activo.

La ampliación de las listas está a expensas, pues, del ritmo de asignación de los nombres que, como cabe suponer dada la gran diferencia existente entre el número de asteroides con nombre y el de los que todavía carecen de él -me refiero a los catalogados, no a los que disponen tan sólo de la designación provisional-, es un proceso lento. De hecho, en los casi tres años transcurridos entre la última actualización de este artículo con datos de enero de 2020 y la actual con los de noviembre de 2022 tan sólo he contabilizado 47 nuevos, pese al gran incremento de las catalogaciones durante este período de tiempo.

Debido a su longitud he dividido la tabla en varios apartados que se pueden consultar por separado, facilitando su lectura.


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Descubrimientos desde los observatorios de La Palma y Calar Alto




Cúpulas del observatorio de Calar Alto
Ilustración tomada de http://www.telescopios.org/Calar_Alto.htm


A diferencia de los anteriores, los observatorios de La Palma -también conocido como observatorio del Roque de los Muchachos-, en la isla canaria del mismo nombre, y de Calar Alto, en la provincia de Almería, son o eran internacionales, ya que este último pasó a ser en su totalidad español en 2019 tras la retirada del Instituto Max Planck, su socio alemán. Por esta razón, y aunque sus descubridores no fueran compatriotas nuestros, a los asteroides descubiertos en estos dos centros también se les puede considerar con propiedad “españoles”, puesto que fueron descubiertos desde suelo de nuestro país.

Aunque no se trataba de su trabajo de investigación principal, con fecha de noviembre de 2022 estos dos observatorios tenían contabilizados un total de 139 asteroides, 45 el de La Palma y 94 el de Calar Alto. No me ha sido posible actualizar estos datos a noviembre de 2022 por el ya explicado problema de que las listas del MPC atribuyen indistintamente los descubrimientos a astrónomos o a observatorios, y al tratarse de extranjeros en su mayoría no es posible discernir si los descubrimientos atribuidos personalmente a ellos se realizaron en España o en otros países, por lo que las cifras que he podido recabar en los últimos listados, 45 en La Palma y tan sólo 8 en Calar Alto, se quedan con toda probabilidad muy por debajo de los valores reales. Al igual que en el caso anterior, tan sólo recojo los que cuentan con nombre propio.


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Resulta interesante conocer de donde proceden las denominaciones de estos pequeños astros advirtiendo que, dado que las normas de la UAI obligan en ocasiones a unas extrañas contracciones de los nombres, he preferido reseñarlos con su grafía original y, en su caso, también en su acepción original en español. La relación de nombres abarca a los dos grupos anteriores, tanto el de los observatorios nacionales como el de los dos observatorios internacionales.

Un primer grupo está formado por nombres geográficos, generalmente -aunque no siempre- relacionados con los lugares en los que están ubicados los observatorios, o bien correspondientes a localidades con las que los descubridores mantienen vínculos de algún tipo: Alcarrás (localidad leridana), Almanzor (el monte principal de la sierra de Gredos), Almería, Andalucía, Asturias, Atauta (una pequeña localidad soriana cercana a San Esteban de Gormaz), Ávila, Baleares, Begues, la Cañada, Capdepera (localidad mallorquina donde desembarcó Jaime I para reconquistar la isla), Castelldefels, Catalonia, Costitx (localidad mallorquina donde está enclavado el Observatorio de Mallorca), Dragonera, Ebro, Eivissa (Ibiza en mallorquín), Enol (uno de los lagos de los Picos de Europa), Espluga de Francolí (Tarragona), Gijón, Grancanaria, Jultayu (un monte de los Picos de Europa), Lanzarote, Madrid, Málaga, Mallorca, Menorca, Obsfabra (el histórico observatorio de Comas Solá y Polit), Puertollano, Sabadell, la Sagra, Santa María de Montmagastrell (localidad leridana donde se ubica el observatorio homónimo), Segorbe, Siurana (Tarragona), Tesorero (un monte de los Picos de Europa), Tramontana (la sierra principal de Mallorca) y Urriellu (el nombre asturiano del Naranjo de Bulnes), a los que hay que sumar el conocido yacimiento paleontológico burgalés de Atapuerca.

Asimismo nos encontramos con homenajes a ciudades de otros países tales como las alemanas Birnfeld, Garching, Bad Konigshofen y Schwetzingen, Sarajevo en Bosnia y Zagreb en Croacia, junto con el parque natural de Hassberge también en Alemania.

En segundo lugar están los nombres propios, en ocasiones de personalidades célebres (o famosas, que no es exactamente lo mismo), y en otras dedicados tanto a los astrónomos como a sus familiares directos o amigos. Por comodidad, los he agrupado por profesiones o afinidades.

Astrónomos españoles: Fernando Aldana, Amadeo Aznar Macías, Antonio Bernal, Maria-Dolors Caldentey Rius, Antonio Celia Miró, Rafael Ferrando, Cristina Galera Rosillo, Francisco García, José Julián Gómez Donet, Ramón Hartopp, Manuel Félix Herrera Gómez, Miguel Hurtado, Lucas Lara, Ángel López, José Manteca, David Martínez Delgado, Teresa Mateo, José María Maza, José María Oliver Cabasa, Rafael Pacheco, José Ripero, Andrés Ripoll, Diego Rodríguez, Antonio Romañá, Salvador Sánchez y Carlos Sánchez Magro, más el acrónimo Emuno, correspondiente al grupo de astrónomos españoles M1.

Astrónomos extranjeros: João Alves, Oleg Belkovich, Frithjof Brauer, Maja Litovic Crnic, Lucian Curelaru, Susana E. Deustua, Gerhard Drolshagen, Hanna von Hoerner, Sebastian von Hoerner, Lucian Hudin, Mark Kidger, Rainer Kling, Heinrich Carl Friedrich Kreutz, Michal Kusiak, Eamon Little, Teo Mocnik, Tiberiu Oproiu, Margaret Penston, Massimo Robberto, Erwin Schwab, Colin Snodgrass, Ulrich Thiele y Alexandru Tudorica, más el acrónimo Sofia (The Stratospheric Observatory for Infrared Astronomy), un proyecto conjunto germano-norteamericano de telescopio infrarrojo instalado a bordo de un avión.

Científicos e ingenieros: Cresques Abraham, Miguel Bello, Patricio Domínguez "Arbacia", Pedro Duque, Jorge Juan y Santacilia, Antoni Jové Reina, Harry Walter Kroto, Günther Kurtze, Jordi Llorca Piqué, Severo Ochoa, Juan Oró, Santiago Ramón y Cajal, Félix Rodríguez de la Fuente, Noelia Sánchez, Gerhard M. Sessler y Günter Wendt.

Escritores: Max Aub, Gaspar Melchor de Jovellanos, Federico García Lorca, Ramón Llull, Jacinto Verdaguer y Francesc Vicent.

Artistas: César Manrique, Otto Piene y Josep Puigmartí Valls, pintores y escultores; Carmen Castillo Bartolomé "Carmenchu" y José María Subirachs, escultores.

Músicos y actores: David Bowie, Martina Gedeck, Romy Haag y Joe Jackson.

Deportistas: Fernando Alonso, Rafael Nadal y Ferenc Puskas.

Esposas, hijos, familiares y amigos de los descubridores: Silvia Alonso, Miguel Antón, Pau y Jan Bosch-Pellicer, Covadonga Camblor, Joaquín Escrig, Teresa Chércoles, María Félix, Paqui Frutos, María Ángels Gassol, Clara Isabella Hormuth, Covadonga Lacruz Camblor (Covichi), Teodoro (Teo) Encinar, Fernando Izquierdo Lacruz (Cachopito), Isabel Izquierdo Lacruz, Beatriz Lacruz Alcaraz (Beita), Ramón Lacruz Alcaraz (Ramonín), Juan Miguel Lacruz Camblor (Juanmi), Carmen (Churri) Lacruz Martín, José Antonio Lacruz Martín (Mingus), Miguel Lacruz Martín, Rosario Lacruz Martín (Charito), Teresa Lacruz Martín (Ti), Blanca Lacruz Pleguezuelos (Cerebrito), Ginés López, Isabel Martín, Alessio Muler, Mauricio Muler, Ramón (Mon) Naves, Pepa Prats Cruz, Margalida Reixach, Josefa (Pepi) y Ascensión (Sensi) Reyes Pastor, Luna Ruiz (Deluna), Mara Ruiz, (Los Sardina), Teresa Marion Sánchez Caldentey, Vicente Serrano Navarro, Justino Sota Martínez y Ana Verdú.

Filántropos y benefactores: Ingeburg Herz y Dietmar Hopp.

Otros: Anatoli Karpov, ajedrecista; Pablo Motos, presentador de televisión; Jane Fletcher y Natalie Kestecher, periodistas; Miquel Siquier, profesor; Blas Gámez, policía; Juan Carlos Atienza Ballano, sacerdote; Agustín el Casta, humorista, y los empleados del observatorio de Calar Alto Ángel Barbero Peregrina, José Luis Corral Berruezo y Elvira Checa Peña.

El último apartado corresponde a temáticas tan variopintas como la literatura, las organizaciones benéficas, los animales, la informática o loa mitología.

Personajes y lugares literarios o imaginarios: Benbow, Duende, Nuredduna, Prufrock.

Entidades: Grupo de Espeleología Murciélago Alegre, Instituto de Astrofísica de Canarias, Instituto de Astronomía y Astronáutica de Mallorca, Observatorio Astronómico de Mallorca, Sociedad Astronómica Asturiana Omega, Universidad de las Islas Baleares.

Organizaciones benéficas: Jalyhome, nombre de una asociación española creada para combatir la lepra en la India.

Animales: Copito de Nieve.

Informática: Eniac y Maniac.

Protoo es un troyano del grupo llamado “griego”, es decir, de los que preceden a Júpiter ocupando la posición L4 de su órbita. Por lo tanto su nombre no era de elección libre, sino que tenía que proceder de la Ilíada y, más concretamente, del bando griego. Este personaje aparece citado en el canto II, cuando Homero enumera los caudillos griegos que acudieron a la guerra de Troya. Hijo de Tentredón y el rey de los magnates, que habitaban a orillas del Peneo y en el monte Pelión, aportó al ejército griego 40 naves. Arawn, por último, es el equivalente a Hades en la mitología celta.

Por último tenemos el caso especial del planeta enano Haumea, descubierto en 2003 por un equipo dirigido por José Luis Ortiz Moreno en el observatorio de Sierra Nevada, pero Mike Brown reclamó asimismo la prioridad de su descubrimiento desde el observatorio de Monte Palomar, que tuvo lugar en 2004. Pese a que UAI reconoció al equipo español como descubridor y así figura en los listados del MPC, no admitió el nombre propuesto por el equipo español, Ataecina, una diosa hispana prerromana, aceptando el propuesto por Brown, Haumea, existiendo fundadas sospechas de favoritismo hacia éste por parte del comité encargado de asignar los nombres.

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Descubrimientos desde observatorios extranjeros

Todavía existe un tercer grupo de asteroides que podríamos considerar “españoles”, los que pese a haber sido descubiertos por astrónomos extranjeros en observatorios asimismo situados fuera de España, por una u otra razón ostentan nombres vinculados con nuestro país o nuestra cultura. Veámoslos:


Cervantes, Goya o Albéniz son varios de los personajes españoles que cuentan con asteroides bautizados con su nombre


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Al igual que en el caso anterior, vamos a ver el origen de estas denominaciones.

Nombres geográficos: Calar Alto (por el observatorio astronómico allí existente), Córdoba (en su antigua acepción romana de Corduba), Granada, Guernica, La Palma, Loyola (por san Ignacio, el fundador de la Compañía de Jesús), Maspalomas (por la localidad grancanaria donde está ubicada una estación de seguimiento de satélites), Muchachos (por el observatorio del Roque de los Muchachos, en la isla canaria de la Palma), Mulhacén (el monte más alto de España, en Sierra Nevada), la Orotava (por el observatorio del Teide), Palma de Mallorca, Planes de Son (paraje natural del Pirineo leridano), el Teide, Tenerife (Teneriffa), Toscanos (ruinas de una colonia fenicia situadas en el término de Torre del Mar, en la provincia de Málaga), Valencia y Vigo. También podríamos incluir en este apartado a la Alhambra y a las cuevas de Altamira.

Personajes históricos: los emperadores hispano-romanos Adriano y Trajano; el filósofo hispano-romano Séneca; el filósofo hispano-musulmán Averroes; el humanista Miguel Servet; el marino italiano al servicio de España Andrea Doria; la emperatriz francesa, española de nacimiento, Eugenia de Montijo; los marinos Fernando de Magallanes, Juan Sebastián Elcano y Alejandro Malaspina; los conquistadores de América Juan Bautista de Anza, explorador de la Alta California y Pedro de Valdivia; los eclesiásticos san Ignacio de Loyola, fray Bartolomé de las Casas y el obispo y misionero Rosendo Salvado y, por último, Rubén Ibárruri, hijo de Dolores Ibárruri la Pasionaria, fallecido en combate durante la II Guerra Mundial.

Pintores: Bartolomé Esteban Murillo, Diego de Silva y Velázquez, Francisco de Goya, Salvador Dalí, Pablo Picasso y Joan Miró.

Músicos: Isaac Albéniz, Pablo Casals, Enrique Granados, Andrés Segovia, Fernando Sor y Francisco Tárrega.

Arquitecto: Antonio Gaudí.

Escritores: Miguel de Cervantes, Miguel Hernández, Esteban Manuel de Villegas y el escritor hispano-peruano -posee la doble nacionalidad- Mario Vargas Llosa.

Astrónomos: Antonio Aparicio, Jordi Camarasa, Javier Gorosábel, Julia de León, Álvaro López García, José Juan López Moreno, Jaime Nomen Torres, José Luis Ortiz Moreno, Gustavo Muler, Alfonso Pulido, Buenaventura Suárez y Josep María Trigo-Rodríguez. A ellos se suma el ex astronauta norteamericano de origen español Miguel López-Alegría.

Esposas y familiares de los descubridores: Joseph Bosch, Amadora González.

Científicos: Esteban Terradas Illa (matemático).

Otros personajes: Manuel Esteban (y su esposa Gloria Esteban), presidente de la Universidad Estatal de California en Chico entre 1993 y 2003.

Personajes de ficción: Don Quijote, Dulcinea y Carmen (la protagonista andaluza de la ópera homónima de Bizet).

Luego están algunos falsos asteroides “españoles” a juzgar por los catálogos de nombres que he consultado aunque, la verdad, al menos en algunos casos sospecho que no sean demasiado de fiar, como ocurre con el asteroide número 1.576 Fabiola, atribuido por algunas fuentes a Fabiola de Mora y Aragón, española y reina consorte de Bélgica hasta el fallecimiento de su esposo Balduino II. Teniendo en cuenta que este asteroide fue descubierto 1948, y que Fabiola de Mora y Aragón nació en 1928 y no contrajo matrimonio hasta 1960, resulta difícil creer que su descubridor, el astrónomo S.J. Arend, tuviera tan notables dotes adivinatorias. Cierto es que algunos asteroides, tal como ha sido comentado, pueden llegar a ser bautizados mucho después de ser avistados, pero consultando las fechas de descubrimiento de sus vecinos de catálogo, se comprueba que todos ellos están datados entre finales de los años cuarenta y los muy primeros años cincuenta, con lo cual cabe suponer que en este caso no debió de haber demasiado retraso. Sin embargo aparece con tal atribución en las listas del MPC, lo que supone la confirmación oficial a lo que a mi parecer es un dato erróneo; pero ahí se queda. Por el contrario, Eugenia de Montijo sí era emperatriz francesa cuando le dedicaron el correspondiente asteroide.

Otros falsos asteroides “españoles”, pese a las apariencias, son algunos como Lugo, Zaragoza, Anguita o Segre, dedicados en realidad no a poblaciones o ríos españoles, sino a sendos astrónomos hispanos los tres primeros -Raymond Lugo, Aldo Zaragoza y Claudio Anguita- y al matemático italiano Corrado Segre el último. Asimismo corresponden a nombres de astrónomos foráneos Machado -Silva Machado-, Pizarro -Óscar Pizarro- y Cisneros -Ernest Cisneros-. Tampoco el asteroide número 4.171, denominado Carrasco, está dedicado al astrónomo español Rafael Carrasco, sino al también astrónomo Juan Carrasco, norteamericano de origen hispano que trabajó durante muchos años en el observatorio californiano de Monte Palomar.

Aunque menudean los asteroides con apellidos -o nombres y apellidos- de raíz hispana, ninguno de ellos cuales corresponden, excepto los anteriormente citados -salvo error u omisión-, a personas de nacionalidad española. Por último, tenemos un San Diego no dedicado al famoso santo franciscano que vivió y murió en el convento alcalaíno, sino a la ciudad homónima californiana, una Mérida venezolana o un Santiago de Chile.

Un caso particular es el de Hidalgo, número 944 y descubierto por Walter Baade en 1920 desde el observatorio de Hamburgo. El término define a los miembros de una pequeña nobleza sin título, pero con ciertos privilegios frente al pueblo llano, y está muy arraigado en la literatura española con personajes como Don Quijote o el hidalgo famélico del Lazarillo de Tormes. Podría haber sido, pues, una denominación alegórica o bien referirse a un personaje, como es el caso; pero no fue en homenaje a un español, aunque de nacimiento lo era, sino a Miguel Hidalgo, padre y mártir de la independencia mexicana. Cabe preguntarse por qué razón un alemán eligió bautizar a un asteroide descubierto por él, en Alemania además, con el nombre del que en México es considerado padre de la patria; pero la respuesta es sencilla. En 1923 astrónomos de todo el mundo se desplazaron a México para observar un eclipse total de sol. Baade se encontraba entre ellos y, en agradecimiento por el trato recibido, ofreció al presidente mexicano dar el nombre que le propusiera al asteroide que había descubierto tres años antes. Éste eligió el de Hidalgo, y con él quedó bautizado.

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Bibliografía

Ver también:
Asteroides: Peñascos en órbita
Los asteroides. Su clasificación en función de las órbitas
Cronología del descubrimiento de los asteroides
Tablas de los principales grupos de asteroides

Significado de los nombres de los asteroides (en inglés):
http://en.wikipedia.org/wiki/Meanings_of_asteroid_names

Observatorios españoles con programas de detección de asteroides:
Pla de Arguines: http://www.pladearguines.com/
Begues: http://www.manteka.com
La Cañada: http://www.lacanada.es
La Sagra: http://www.minorplanets.org/OLS/
Teide y la Palma: http://www.iac.es
Calar Alto: http://www.caha.es
Montmagastrell: https://santamariaobservatory.blogspot.com/
Montcabrer: http://cometas.sytes.net/
Nazaret: http://www.astrosurf.com/nazaret/observatorio.htm
Sierra Nevada: https://www.osn.iaa.csic.es/

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Publicado el 15-4-2008
Actualizado el 24-12-2022