Plan B



El Gran Lama Tengsin Rampa agonizaba. Rodeado por sus discípulos, agotaba los últimos instantes de su vida mientras éstos comenzaban los preparativos para la búsqueda del niño en quien habría de reencarnarse su alma. Sería una tarea larga y laboriosa, pero finalmente lo encontrarían como había sucedido desde los albores del budismo y podrían gozar de nuevo de su sabiduría.


* * *


-¡Vaya! Ya se ha vuelto a fastidiar otro disco duro. A la porra con todo lo que había dentro.

-¿No tenías copia de seguridad? -preguntó su compañero.

-Ésta era la copia de seguridad -rezongó el interpelado.

-Pero tendrás los datos originales en el disco duro interno...

-Debería tenerlos... pero la última actualización del sistema operativo, por variar, descuajaringó todo y no tuve más remedio que formatearlo. Había reinstalado ya los programas, y me disponía a volcar los ficheros de datos... y resulta que no hay manera de arrancar el externo, se ha debido de romper el cabezal y ha rayado las pistas. Kaput...

-También es mala suerte...

-¡Y un cuerno! Lo que pasa es que tenemos que trabajar con chatarra informática y con un sistema operativo que es peor que un virus, eso es lo que pasa. Y claro, tarde o temprano se acaba jorobando todo.

-En eso tienes razón, yo estoy harto de pedir que nos renueven los equipos, y que nos instalen un sistema de copias automáticas con un nivel de redundancia múltiple que evite que puedan pasar estos accidentes; pero no hay manera, siempre me responden que no hay presupuesto y que de momento nos apañemos con lo que tenemos. Y así llevamos ni se sabe...

-Y lo seguiremos llevando. Lo más sangrante, es que para lo que ellos quieren sí tienen dinero: viajes presuntamente de trabajo, comilonas, equipos de último modelo presuntamente para uso profesional pero que se llevan a casa porque según ellos allí siguen trabajando... pero a mí que no me fastidien, porque no pienso responsabilizarme ni de esta pérdida de datos ni de cualquier otra que pueda venir más adelante. Lo siento, pero por muy buenos informáticos que seamos no podemos hacer milagros. Y si pudiera, tampoco querría hacerlos.

-Entonces, la información que tenías en el disco duro ¿se ha perdido irremisiblemente?

-Por completo. Por más que lo he intentado, tan sólo he podido recuperar algunos ficheros dañados completamente ilegibles, tanto en el disco interno como en el externo. Y estaban llenitos.

-Pues sí que es mala suerte... ¿eran importantes?

-La mayoría no, por fortuna, hubieran sido borrados de todas formas por el servicio de Evaluación. Pero dio la mala pata de que a última hora llegó el de un santón muy venerado que tampoco he conseguido salvarlo. Mucho me temo que sus acólitos se van a volver locos intentando encontrar a su reencarnación.

-Bueno, eso puede tener arreglo -sonrió su compañero guiñándole un ojo-. Por fortuna, tengo la costumbre de guardar algunos de los ficheros que devuelven de Evaluación para destruirlos... considéralos una reserva para salvar problemas como éste.

-Vaya, yo no sabía eso...

-Ni nadie, si se enteraran los de arriba me echarían un buen chorreo; pero no se tienen por qué enterar, y ahora nos va a venir muy bien poder echar mano de alguno de ellos.

-Uf, me das una alegría... pero ¿no se darán cuenta del cambiazo?

-¿Quiénes, los de arriba, o los de abajo?

-Los de abajo, evidentemente; los de arriba están tan a lo suyo que ni gritándoselo al oído se enterarían, y no creo que ni siquiera les importe mucho con tal de que no les incordiemos y les cuadren las cuentas. Pero a los de abajo mucho me temo que sea bastante más difícil darles el cambiazo, ya que tengo entendido que son muy minuciosos a la hora de buscar un sucesor.

-¡Bah!... como sabemos lo que quieren, no será difícil maquillar al sustituto, y a la hora de la verdad, ¿qué más dará uno que otro? Estoy convencido de que ni se van a enterar.


Publicado el 9-8-2019