El Nuevo Poder




Número 192 de la colección y una de las novelas de Enguídanos que podríamos calificar de ciencia ficción doméstica, es decir, sin intervención de ningún tipo de seres extraterrestres y sin que la acción discurra fuera de nuestro planeta. Comienza la narración planteándonos una invasión de platillos volantes presumiblemente relacionados con unas extrañas plagas que destruyen las cosechas y matan al ganado en todos los continentes excepto en África. De paso hay que añadir que el autor se hace eco de la discriminación racial sufrida por la raza negra en Estados Unidos, lo cual aunque un tanto maniqueo es disculpable en una época (principios de los años sesenta) en la cual hubo grandes disturbios raciales en este país y que coincide también con la descolonización de la mayor parte del África negra.

El protagonista, de piel y rasgos blancos (¡faltaría más!) pero mulato en realidad y como tal considerado negro y discriminado por los blancos, es un piloto de aviación que consigue derribar por vez primera un platillo volante. Examinados los restos del platillo se descubren varias cosas: Su tripulante era un negro (un antiguo piloto norteamericano que había pedido la baja en el Ejército), efectivamente el platillo portaba las bacterias que estaban aniquilando la agricultura y, por último, lejos de provenir de otro planeta el platillo es producto de la tecnología terrestre siendo lo único innovador su carencia total de fuente energética, aunque el autor ya apunta en forma de hipótesis de uno de los protagonistas (y casualmente nunca se equivocaban) la posibilidad de que el platillo reciba la electricidad en forma de ondas de radio, recuperando así Enguídanos una de las múltiples innovaciones tecnológicas que ya empleara en la extinta saga de los Aznar.

Paralelamente se están produciendo migraciones masivas de los negros norteamericanos a África sin que nadie (los blancos, se entiende) sepa muy bien por qué, aunque sospechan que detrás de todo ello hay algún tipo de organización que tiene todo el aspecto de ser la culpable de todos los males que afligen al resto de los continentes. Cuando el protagonista descubre que su padre y su hermano también han emigrado a África decide pedir la baja como piloto y encaminarse también hacia allí, pensando que puede ser útil ayudando a resurgir a su raza.

Sin embargo, la realidad resulta ser bastante más compleja. Efectivamente existe una organización que se encarga de reclutar a los emigrantes que poseen una formación especializada, y el protagonista es elegido por su condición de piloto siendo trasladado a la base secreta que el líder de la organización, conocido con el apelativo de El Nuevo Poder que sirve de título a la novela, tiene en el corazón del continente africano.

Allí, además de reunirse con su padre, el protagonista descubre que su filantrópico ideal cae hecho pedazos. El presunto movimiento de liberación de la raza negra es en realidad una cruel dictadura (¿acaso hay alguna que no lo sea?) cuyo jefe máximo es un loco desequilibrado que lo único que desea es servirse de los negros (él ni siquiera lo es) para vengarse de la humanidad por presuntos agravios que en su día se vio obligado a sufrir. En realidad la mayor parte de la gente que habita en esa base está deseando poner tierra por medio, pero les es imposible hacerlo debido al régimen de terror que impera allí al tiempo que todos ellos (en especial los pilotos de los platillos volantes) tienen algún familiar que es utilizado como rehén.

Mientras tanto el protagonista ha sido adiestrado para pilotar platillos volantes, y cuando descubre que además de las bacterias que atacan a los cultivos y los ganados el dictador dispone de otras mortales para la propia raza humana, decide huir con su platillo volante con objeto de alertar a las potencias mundiales (es decir, los Estados Unidos) acerca del peligro que los acecha. En realidad estaba a punto de enviarse una expedición de castigo a África, pero el desconocimiento de la ubicación exacta de la base secreta hacía muy difícil golpear al enemigo en la misma cabeza. Por ello, la llegada del protagonista a los Estados Unidos sirve para organizar rápidamente un grupo de asalto que con la colaboración pasiva de los pilotos de los platillos volantes, que hartos ya del dictador se negarán a enfrentarse con las fuerzas norteamericanas, conseguirá conquistar la base deteniendo al loco y conjurando el peligro.

La novela termina describiendo la consabida boda del protagonista con otra chica mulata y también de tez clara (no podía ser menos) así como con su decisión de quedarse en África para ayudar a los africanos (esta vez sí, por las buenas) a ponerse a la altura del resto de los países desarrollados. El Nuevo Poder es un buen relato y está bastante trabajado, y aunque ahora nos parezca ingenuo y totalmente desfasado no lo era ni mucho menos en la época en la que fue escrita si hacemos salvedad de lo inverosímil que hubiera resultado la creación de un movimiento panafricano sin que ni las antiguas potencias coloniales ni los nuevos gobiernos de los países recién independizados se enteraran de nada... Aunque la ironía del destino haya demostrado, treinta y tantos años después, que los africanos no necesitan ayuda de nadie para destrozarse unos a otros incluyendo el caso de Liberia, país en el cual la realización de un experimento similar a mediados del siglo pasado no ha cuajado ni tan siquiera después de más de cien años de convivencia entre los descendientes de los negros norteamericanos y la población nativa.


Publicado el 6-11-1998 en el Sitio de Ciencia Ficción