Los dichosos teléfonos novecientos y pico





Ya está bien de abusos


Desde hace algún tiempo se han puesto de moda por doquier los teléfonos novecientos, los cuales, si bien presentaban en principio notables ventajas respecto a los convencionales, también eran susceptibles de ser convertidos en un servicio abusivo para los usuarios... y viviendo como vivimos en el país de la picaresca, cabía ponerse en lo peor, como así ha ocurrido.

Por esta razón, y aunque todo el mundo se supone que sabe, más o menos como funciona la cosa, conviene dar un pequeño repaso a toda esta jungla de tarifas con la que, deliberadamente o no, las compañías telefónicas acaban confundiéndonos. Por motivos de simplicidad me he limitado a tomar como referencia las tarifas actuales de Telefónica, la principal compañía, a las que a la hora de rascarse el bolsillo habrá que sumar la parte correspondiente al IVA, un 18% del ala más.

Para empezar, conviene diferenciar entre tres grupos diferentes: los 900, los 901/902 y los 803/806/807/907, ya que se trata según cada caso de teléfonos gratuitos (los 900), teléfonos de pago (901/902) y teléfonos en los que a poco que te descuides te dejarán la cuenta bancaria tiritando (803/806/807/907).

Por supuesto hay que huir de estos últimos como de un nublado, ya que están pensados directamente como un negocio y todo lo que te cobran, que es una burrada, se lo reparten entre la compañía telefónica y la empresa que los contrata, por lo cual no es de extrañar que sean los favoritos de las teletiendas y los teletimos varios. Aunque las empresas “normales” no suelen recurrir a ellos, he encontrado alguna excepción que reseñaré más adelante.

En el otro extremo están los 900, totalmente gratuitos para el usuario dado que el coste de la llamada corre íntegramente a cargo del titular. Suelen ser teléfonos de información o de atención al cliente, pero por desgracia la tendencia más generalizada no sólo en la mayoría de las empresas, sino incluso también, por sorprendente que parezca, cada vez más en organismos de la Administración, suele ser la de recurrir a teléfonos 901 ó 902.

Éstos no son gratuitos, y su filosofía original supongo que sería la de acabar con la tradicional y ya anticuada división entre llamadas locales, provinciales e interprovinciales o nacionales, cada una de ellas con una tarifa propia. En principio la idea estaba bien ya que cada vez son más las empresas de ámbito nacional que de esta manera no quedaban ligadas a un prefijo provincial, pero... echemos antes un vistazo a sus respectivas tarifas, siempre considerando llamadas desde un teléfono fijo ya que las llamadas desde móviles suelen ser por lo general bastante más caras.

La diferencia fundamental entre las líneas 901 y 902 estriba en que las primeras son de coste compartido entre el usuario y la compañía propietaria de la línea, mientras en las segundas el coste de la llamada es asumido íntegramente por quien efectúa la llamada. Dicho con otras palabras, un teléfono 901 siempre será normalmente más barato que un 902 para quien llama. Hagamos no obstante unos números.

Según las tarifas de Telefónica -sería muy complicado revisar también las del resto de las compañías-, para una llamada de, digamos, cinco minutos -las llamadas a estos teléfonos suelen ser relativamente largas, sobre todo si te saltan los puñeteros contestadores automáticos a los que tanto odio-, el coste sería el siguiente en cada uno de los casos (siempre sin IVA):

0,23 € para un 901 cuya siguiente cifra sea un 1 o un 2, es decir, 901 1XX XXX ó 901 2XX XXX.

0,15 € para un 901 cuya siguiente cifra sea un 5, es decir, 901 5XX XXX.

0,46 € para un 902 cuya siguiente cifra sea un 1 o un 2, es decir, 902 1XX XXX ó 902 2XX XXX.

0,215 € para un 902 cuyas siguientes cifras sean 07 seguidas de un 5 o un 6, es decir, 902 075 XXX ó 902 076 XXX.

Como se ve la cosa varía mucho no sólo dependiendo de que el teléfono en cuestión sea un 901 o un 902 sino también de cuales sean las siguientes cifras, ya que en ambos casos hay una modalidad “barata” y una “cara”... aunque no he hecho un muestreo de teléfonos de este tipo, me apuesto el poco pelo que me queda a que los “baratos” son mucho menos frecuentes que los “caros”.

Para poder hacer comparaciones, conviene también considerar las tarifas “clásicas” de Telefónica, es decir, las locales -o metropolitanas-, las provinciales y las nacionales. De momento lo que llama la atención es que los precios de las dos primeras sean idénticos, mientras las interprovinciales, pese a tener la misma cuota de establecimiento de llamada, son como cabía esperar más caras. Hagamos el mismo cálculo que antes, también para cinco minutos:

0,225 € para llamadas locales o provinciales.

0,51 € para llamadas interprovinciales.

Lo que quiere decir que los teléfonos 902, incluso en su modalidad “cara”, son algo más baratos que las llamadas interprovinciales, aunque no resultan rentables para una llamada local o provincial salvo que nos encontremos con el chollo de la opción “barata”. En cuanto a los 901, interesan también frente a la alternativa de una llamada interprovincial  y vienen a tener un coste parecido para la tarifa “cara” de las provinciales o locales, mientras son interesantes en cualquier caso si tenemos la suerte de pillar la tarifa “barata”.

En el caso de llamadas más largas el cálculo varía algo, ya que la cuota de conexión de llamada es en todos los casos más alta para los teléfonos tradicionales mientras el coste por minuto varía mucho de unas tarifas a otras. Calculando 15 minutos de llamada, los resultados son los siguientes:

0,59 € y 0,35 € para las dos modalidades de 901.

1,18 € y 0,445 € para las dos modalidades de 902.

0,375 € para llamadas locales y provinciales.

1,23 € para llamadas interprovinciales.

Los resultados son bastante análogos a los anteriores, pudiendo resumirse en lo siguiente: los 901/902 son interesantes frente a las llamadas interprovinciales, pero no para llamadas locales o provinciales salvo en casos muy concretos.

Sin embargo, tenemos que añadir también un nuevo e importante factor: cada vez es más frecuente que muchos abonados a internet cuenten con una tarifa plana que suele incluir la gratuidad de las llamadas telefónicas locales, provinciales e interprovinciales... pero no a los números 901 y 902, que “casualmente” suelen quedar fuera de esta cobertura. Por esta razón, a alguien con tarifa plana nunca le interesará llamar a estos últimos números, ya que siempre le tocará pagar a diferencia de las llamadas a los números normales, que no le costarán nada.

Curiosamente los números 901/902 no cuentan con líneas específicas, ya que en realidad se trata de líneas virtuales asignadas a un teléfono convencional con un número telefónico convencional, es decir, de los “gratuitos” o de los “baratos”, según cada caso. Dadas las circunstancias cabría pensar que lo lógico fuera que sus titulares dieran los dos números, de manera que fuera el propio usuario el que eligiera la opción que más le conviniera... pues no. Casualidad o no, los números alternativos “normales” suelen ser mantenidos ocultos cual si de secretos de estado se tratara, y por más que he intentado yo pedírselos en algunas ocasiones a los servicios de información de determinadas empresas siempre se han negado en redondo a dármelos.

Y sin embargo siempre exiten, aunque más vale que no se molesten en buscarlos en ninguna guía porque no los encontrarán. Yo, la verdad, no entiendo la razón por la que las compañías respectivas ocultan esta información, ya que a ellas no les beneficia en nada -ni les perjudica- que los usuarios llamen a un 902, e incluso les toca pagar parte de la llamada si se trata de un 901... a no ser, claro está, que se trata de imposiciones de las propias compañías telefónicas, que sí aparecen como las únicas beneficiadas.

Por fortuna algunas iniciativas llevadas a cabo vía internet, como No más números 900, intentan solventar este problema creando una tabla de equivalencias entre ambos tipos de números de teléfono que está a disposición de cualquier interesado; lamentablemente esta lista no está completa y no siempre contiene datos actualizados, por lo cual la búsqueda de un número convencional al que no nos cueste dinero llamar, o nos cueste menos, no siempre concluye de forma satisfactoria... pero merece la pena intentarlo, máxime teniendo en cuenta que quienes deberían velar por el control de estos pequeños abusos -pequeños uno a uno, es de suponer que en su conjunto representen un jugoso beneficio para las telefónicas- no sólo miran hacia otro lado sino que además entran alegremente en el juego, dado que cada vez es más difícil encontrar un teléfono “normal” para realizar cualquier trámite burocrático o, simplemente, para recabar algún tipo de información en cualquier sección de la Administración pública.

He dejado para el final, de forma deliberada, uno de los casos que a mí me parecen más escandalosos: la implantación de un teléfono 807 -por lo menos es de los más “baratos” de su categoría, aunque mucho más caro que los 901 ó 902 “normales”- no ya para esquilmar a ludópatas o crédulos, sino como único medio de contacto telefónico con una entidad, digamos benéfica, radicada en Madrid la cual, aunque es privada, no realiza actividades lucrativas. Por vergüenza ajena voy a omitir su nombre, aunque no deja de tener bemoles que una organización de esta naturaleza se reparta a medias con su compañía telefónica el dinero recaudado a costa de las llamadas de los ciudadanos. Pero es lo que hay.


Publicado el 8-6-2011