No, no es el Lago de los Cisnes inmortalizado por Chaikovski, porque donde tomé la fotografía no era un lago sino la ribera del río Henares a su paso por Alcalá de Henares, ni los animales retratados eran gráciles cisnes sino dos orondos gansos, sus primos plebeyos, buscando despreocupadamente su pitanza.

Con independencia de la ausencia de glamour su presencia me llamó la atención puesto que, si bien encontrarse con patos es algo habitual en el tramo complutense del Henares, no ocurre lo mismo con los gansos, a los cuales hasta entonces nunca había visto allí aunque con posterioridad a la fecha en la que tomé la fotografía, en octubre de 2021, sí han vuelto a dejarse ver alguna que otra vez, siempre de manera esporádica.

No deja de ser llamativa la presencia de unos animales tan inusuales en zonas tan urbanizadas como una ciudad de doscientos mil habitantes; llamativa y alentadora para quienes aborrecemos la expansión incontrolada del ladrillo y el asfalto y nos gusta sentirnos cercanos a la naturaleza.