(In) cultura general





La estatua de Alfonso II en el madrileño parque del Retiro



Siempre que me encuentro con un gazapo en un periódico o en cualquier otro medio de comunicación me planteo dos alternativas. Puede ser que se haya tratado de un despiste, un fallo ajeno a la voluntad del autor -a los correctores ortográficos los carga el diablo-, una errata o, y éste es el más preocupante de los casos, de una metedura de pata más o menos garrafal.

Todos estos percances le pueden ocurrir a cualquiera, a mí el primero, y de hecho me ocurren. Por lo tanto, son disculpables e incluso en ocasiones graciosos. El problema está cuando el gazapo es fruto del desconocimiento, la ignorancia o la desidia del interesado; y aquí es necesario recordar que nadie sabe de todo, por lo que es fácil tener un resbalón cuando te internas en un campo que no dominas. Por lo tanto esto es también disculpable, aunque en estos casos lo lógico sería documentarse bien consultando a un experto, bien buscándolo en enciclopedias -especie en peligro crítico de extinción-, en libros especializados o, lo más fácil de todo, en internet. Porque, si se trata de un simple artículo de periódico, lo normal es que no resulte difícil ni lleve demasiado tiempo confirmarlo.

El problema está cuando al -disculpable- desconocimiento se suma la no disculpable falta de interés por subsanarlo, algo cada vez más frecuente, me temo, no ya en el ámbito periodístico, sino en el común de la población del país, víctima de los nefastos planes de educación y de la falta de interés imbuida a una sociedad cada vez más dependiente de los diferentes somas con los que se la embrutece deliberadamente.

El inevitable resultado de todo ello es que la otrora llamada cultura general, es decir, aquélla que se le presuponía a cualquier persona mínimamente formada, es algo cada vez más difícil de encontrar. Y si a nivel individual ya resulta preocupante, en un medio de comunicación alcanza niveles alarmantes.

Véase un ejemplo de ello, con el agravante de que tan sólo se puede atribuir a un desconocimiento supino o a un desinterés absoluto... o a ambas cosas, me temo. En el periódico digital La Razón, con fecha 30 de noviembre de 2022, apareció publicado el artículo Cambio en el patrón atmosférico: la Aemet alerta de “abundantes lluvias” en estas zonas que, como cabe deducir del título, era de índole meteorológica.

No fue en el propio artículo donde encontré el gazapo sino en el pie de la fotografía que lo ilustraba, que para más inri no venía a cuento aunque sí quedaba bonita: Vista de una escultura este miércoles en el parque del Retiro de Madrid. Como cabe suponer la fotografía, que representaba una artística puesta de sol tras la aludida estatua, nada tenía que ver con el artículo; se ve que debieron echar mano de lo primero que pillaron, pero éste es otro tema.

Y bien, ¿de qué escultura se trataba que aparentemente desconocían su identidad? En el Retiro hay muchas esculturas y bastantes de ellas son poco conocidas, pero da la casualidad de que la representada era la del rey Alfonso XII que, fundida en bronce por Mariano Benlliure, preside desde su elevado pedestal el estanque principal de este parque madrileño. Puede que no sea tan popular como la Cibeles o el Oso y el madroño, pero sin duda es la más conocida del Retiro -en competencia con el Ángel Caído-, se encuentra enclavada en el lugar más frecuentado del parque y desde luego no pasa desapercibida. Por si fuera poco La Razón tiene ubicada su redacción en Madrid, por lo cual tampoco cabía alegar desconocimiento por tratarse de la estatua de una ciudad diferente.

Huelga decir que no hay que cargar la responsabilidad del patinazo ni al redactor, que cabe suponer nada tuvo que ver con la elección de la fotografía, más aún cuando no se correspondía con la noticia, ni tampoco al fotógrafo que la realizó ni a la agencia gráfica que la suministró, cayendo íntegra la culpa del gazapo a quien tuvo la idea de meterla allí con calzador y sin molestarse en identificarla. Por supuesto, sin ningún tipo de atenuante.

Por cierto, la fotografía que reproduzco no es la del periódico sino una mía, donde se aprecia mejor la relevancia del conjunto escultórico. Pero la estatua es la misma.


Publicado el 5-12-2022