Con ciento setenta años de retraso





El asteroide Hygiea en una fotografía tomada por el sistema
telescópico VLT de la ESO desde el desierto chileno de Atacama



Está ampliamente demostrado que si bien algunos periodistas acostumbran a mostrar una incultura general ciertamente enciclopédica, hay algunos campos en los que su desconocimiento raya ya en lo escandaloso, como ocurre con la ciencia en general y la astronomía en particular. Y esto, en tiempos en los que una simple consulta en internet bastaría para sacarles de dudas, no deja de ser imperdonable se mire como se mire.

Veamos, a modo de ejemplo, el artículo que apareció publicado el 28 de octubre de 2019 en la edición digital de EL PAÍS bajo este llamativo -y falso- titular:


“Descubierto Higía, el planeta más enano del Sistema Solar”.


Falso, y además, por varias razones. Para empezar el asteroide Hygiea o Higía, que de ambas maneras se le conoce, no fue descubierto en 2019 como parece desprenderse del titular, sino unos pocos años antes... exactamente ciento setenta, ya que su descubrimiento tuvo lugar el 12 de abril de 1849 en el observatorio napolitano de Capodimonte por el astrónomo Annibale de Gasparis, que le bautizó con el nombre de la diosa griega de la salud y de la higiene, razón por la que este último sustantivo también deriva de ella. De Gasparis, pelotillero él, le apellidó Borbónica por ser ésta la dinastía que reinaba entonces en las Dos Sicilias, término que no llegó a cuajar sobre todo tras la reunificación italiana bajo la casa de Saboya.

El descubrimiento de Hygiea tuvo lugar casi cincuenta años después del de Ceres, el primer asteroide -hoy planeta enano- conocido, asignándosele el ordinal 10 por ser el décimo asteroide descubierto. No obstante, recientemente se ha resaltado su importancia ya que, pese a tener por delante a nueve asteroides, es el cuarto en tamaño tras Ceres, Palas y Vesta con poca diferencia respecto a estos dos últimos, debiéndose el retraso de su descubrimiento -Ceres lo fue en 1801, Palas en 1802 y Vesta en 1807- al menor brillo de su superficie.

En cualquier caso entre 1849 y 2019 median ciento setenta años, por lo que el redactor del titular, que ignoro si fue el mismo que el del artículo, metió la pata hasta el corvejón, como se dice coloquialmente, confundiendo aparentemente, y es probable que de aquí provenga su empanada astronómica, el reciente descubrimiento de que Hygiea podría cumplir con los requisitos para ser considerado planeta enano, con el descubrimiento del propio asteroide a mediados del siglo XIX. Pero de esto hablaremos a continuación.

No acaban aquí los gazapos, por llamarlos algo suave. En el mismo titular retoza impunemente uno bien cebado calificando a Hygiea como “el planeta más enano del Sistema Solar”, lo cual tampoco es cierto. El concepto de planeta enano fue creado, no sin polémica, por la Unión Astronómica Internacional en 2006 para agrupar a todos aquellos astros que, sin ser satélites, tienen un tamaño intermedio entre los planetas verdaderos y los asteroides, siempre que cumplan determinados requisitos. Sin entrar en detalles sobre las condiciones necesarias para catalogar como tal a un cuerpo cualquiera del Sistema Solar, las cuales pueden ser consultadas aquí, basta con decir que al día de hoy tan sólo están reconocidos como tales Ceres, Plutón, Eris, Makemake y Haumea, el primero un antiguo asteroide, el segundo un antiguo planeta y los tres últimos cuerpos transneptunianos -en realidad Plutón también lo es- que orbitan por los confines del Sistema Solar, todos ellos descubiertos a principios de este siglo. Así pues Hygiea de planeta enano nada, al menos por el momento.

Cierto es que existen listas de posibles candidatos a ser catalogados como planetas enanos, entre los que se cuentan tanto otros transneptunianos como Sedna, Orco, Quaoar, Varuna o Ixión, como varios de los asteroides de mayor tamaño del cinturón principal como Palas, Vesta o Hygiea; pero mientras no sean recatalogados por la UAI, oficialmente seguirán sin serlo nos pongamos como nos pongamos. Curiosamente esta diferenciación entre los planetas enanos y los que todavía no lo son aparece explicada correctamente en el artículo, por lo que cabe suponer que el redactor del titular ni siquiera se molestó en leerlo con detenimiento o, todavía peor, que pese a leerlo dedició aplicar la cínica máxima atribuida a Randolph Hearst “no dejes que la realidad te estropee un buen titular”. Porque si no, no se explica.

No obstante, el redactor que firma el artículo tampoco sale bien librado del escrutinio gazapero. Tras exponer, también correctamente, las hipótesis formuladas por los astrónomos sobre la evolución de Hygiea y sus peculiaridades astronómicas, así como que este asteroide es el componente principal de una numerosa familia de cuerpos menores -más de mil identificados, aunque en el artículo multiplican por siete esta cantidad- todos ellos con un origen común, se destapa con la afirmación de que al protoplaneta primordial del que proceden se le había calculado un diámetro de unos 100 kilómetros... cuando las dimensiones de Hygiea, sin contar con el resto de sus hermanos, son de unos 430 kilómetros de diámetro, es decir, un poquito más. Y como este dato era citado en el párrafo anterior, me gustaría que me explicaran cómo hicieron las cuentas.

Para terminar es preciso advertir que no fue EL PAÍS el único periódico que ascendió alegremente de categoría, de asteroide a planeta enano, al modesto Hygiea, ya que he encontrado la misma metedura de pata en los titulares de otros medios de comunicación tales como ABC, El Diario vasco, Muy interesante, Radio Francia Internacional o la CNN en español, mientras Europa Press, la edición en español de la BBC o National Geographic, por el contrario, daban la noticia en condicional afirmando correctamente que Hygiea podría ser un nuevo planeta enano, matiz éste nada trivial.

Así pues, las conclusiones que se pueden extraer de este rápido barrido son dos. La primera, que al parecer todavía a estas alturas siguen siendo bastantes los seguidores de las teorías de Randolph Hearts en lo que respecta a la presentación de las noticias. Y la segunda, que la lista anterior nos puede resultar útil a la hora de distinguir entre las cabeceras más rigurosas y las que aparentemente no lo son tanto.

A no ser que, tal como cantaba Carlos Gardel en Volver, consideremos que ciento setenta años no es nada.


Publicado el 11-2-2020