Super Romeo y Super Julieta



-Lo siento mucho, cariño, pero lo nuestro no puede ser.

-¿Cómo que no puede ser? -se sobresaltó Spiderman-. Yo te quiero con toda mi alma, y tú... -continuó en tono algo más dubitativo- pienso que me quieres también. Por eso me sorprende tanto que digas eso.

-No lo dudes, yo también te quiero con locura -respondió apesadumbrada Catwoman- y nada desearía más que poder compartir mi vida contigo; pero por desgracia nuestro amor es imposible.

-¿Por qué? ¿Quién lo impide? -rugió el hombre araña lleno de furia-. Dime quien se opone a nuestra felicidad y te juro por la Gran Tarántula que no volverá a molestarnos jamás. ¡Palabra de Spiderman!

-Ojalá fuera tan sencillo -se lamentó compungida la mujer gato-. Pero no se trata de ninguna persona, sino de nuestras respectivas editoriales. Jamás permitirían, por cuestiones económicas y de imagen, que en sus respectivas publicaciones y películas apareciera un superhéroe o una superheroína de la compañía rival, y mucho menos tolerarían un idilio mixto como el nuestro. Las tribulaciones de Romeo y Julieta son poca cosa comparadas con las nuestras. Ojalá todo se redujera a una cuestión familiar.

-No me hables. Estoy hasta los quelíceros de esos explotadores que, aprovechándose de que carecemos de identidad real, nos tratan como si fuéramos una mera propiedad suya; pero aunque no seamos de carne y hueso esto no significa que no existamos, y puesto que existimos tenemos esos derechos que sistemáticamente nos niegan.

-Tienes razón, arañita mía, pero las cosas son como son y ningún tribunal nos concedería la condición de humanos, no ya de superhumanos, por lo cual sería inútil reivindicarlo siquiera.

-Así es -concedió a regañadientes-. Muchas veces he soñado con una revolución bajo el lema “¡Superhéroes del mundo, uníos!” que nos permitiera reclamar nuestros derechos, en especial el de libre autodeterminación para poder gestionar nuestras vidas y nuestros negocios sin interferencia alguna. ¿Cuánto dinero nos llega de toda la fortuna que generamos? Ni un céntimo. ¿Cuántas versiones alternativas, universos compartidos, universos extendidos, series de televisión, secuelas de películas, reinicios, videojuegos, actuaciones en los parques temáticos y demás parafernalia tenemos que padecer para que nos puedan exprimir más? Estoy harto, quiero que me respeten y me dejen en paz para poder desarrollar mis propias historias a mi manera y sin tamaño agobio.

-Bien sabes que pienso igual que tú, pero por mucho que lo deseemos, por mucha razón que nos asista, jamás lo conseguiremos. Somos la gallina de los huevos de oro de los editores, y nunca nos liberarán de la jaula en la que nos tienen encerrados,

-Por su propia voluntad por supuesto que no; pero con nuestros superpoderes aunados no serían capaces de negarse a nuestras reivindicaciones; incluso renunciando a la violencia nos bastaría con ponernos en huelga para hacerlos temblar. Pero a la hora de la verdad, cuando se lo he propuesto a alguno de mis amigos todos ellos me han respondido lo mismo que tú: no era lo adecuado. ¡Vivan las cadenas! -concluyó con amarga ironía.

-Cariño, no te lo tomes tan a pecho -intentó consolarle Catwoman-; míralo por el lado bueno. Somos famosos y admirados por millones de lectores y espectadores que nos consideran sus ídolos.

-¡Ja! Pregúntaselo a los supervillanos, cuyo único pecado fue el haberles tocado en el reparto el papel de malvados. ¡Pero si incluso tú sufriste esa lacra! Y si bien tuviste la suerte de poderte reciclar gracias a la benevolencia o al capricho de los guionistas, no les ha ocurrido lo mismo a la mayoría de ellos. ¿Acaso crees que a Lex Luthor, a Joker, a Galactus, a mis rivales el Doctor Octopus y el Duende Verde y a muchos otros no les gustaría pasarse al lado de los buenos? ¿Por qué tienen que ser siempre los perversos, los odiados y a la larga los perdedores? ¿Cuál ha sido su delito? Pero ni siquiera ellos se atreven a alzar la voz, temerosos de que su protesta sea utilizada por los de arriba ad maiorem gloriam nuestra, los “buenos”, y para mayor beneficio de los bolsillos de nuestros amos. Y lamentablemente no les falta razón.

-Podemos seguir como estamos -propuso ella medrosa-. Tampoco nos va tan mal.

-Ni tan bien -gruño tajante el alter ego de Peter Parker-. Estoy harto de esta clandestinidad, de esta pesadilla de mantener nuestra relación en secreto; yo quiero gozar de plena libertad, y si dentro de nuestras editoriales no es posible conseguirlo, estoy dispuesto a buscarla fuera.

-¿Qué te propones hacer? -se alarmó la gata humana.

-Fugarnos. Tú de tu editorial y yo de la mía, y buscarnos una nueva vida fuera de sus malditos universos. Conozco una compañía, es pequeña y poco conocida pero dispone de unos magníficos guionistas y dibujantes. Les he sondeado y estoy seguro de que nos aceptarían encantados. ¿Te imaginas el gozo de poder compartir aventuras contigo? Sería maravilloso.

-Por supuesto que lo sería -respondió dubitativa-. Pero no lo lograríamos. Nuestros dueños no consentirían nuestra fuga, valemos demasiado para ellos. Nos perseguirían y obligarían a esa editorial a devolvernos. Ya se han dado precedentes, y las víctimas siempre han sido las editoriales pequeñas y los propios personajes frente a la voracidad de las grandes compañías. ¿Crees acaso que con nosotros obrarían de manera distinta?

-No, supongo que no... -reconoció Arañita-. ¡Pero merecería la pena intentarlo!

-¿Para que dieran una vuelta más a nuestras cadenas? Mentalízate, Peter, tú y yo somos unos simples personajes de papel sujetos a los caprichos de nuestros autores y al bolsillo de nuestros dueños. ¿Qué podríamos hacer salvo resignarnos? Ni la muerte nos libraría de este yugo, puesto que cuando se les antoja nos matan y después nos resucitan como ocurrió con Superman, el Capitán América, Hulk... ¡e incluso contigo!

-No me lo recuerdes -rezongó el aludido-. Pero algo habrá que hacer.

-Ya te lo he dicho, seguir manteniendo nuestra relación en secreto. Dista mucho de ser lo ideal, pero es lo único que tenemos.

-Está bien -se resignó Spiderman jugando nerviosamente con las fibras de seda que segregaba sin parar-. Tienes razón, habrá que hacerlo así... de momento. En el futuro ya veremos.

Su novia le respondió con un enigmático gesto felino.


Publicado el 3-11-2023