Después del diluvio



Noé se mesaba desesperado su patriarcal barba, puesto que de su cuero cabelludo poco se podía mesar dada su galopante alopecia.

-Llevamos dos meses varados en este andurrial -se lamentaba-, Yahvé me ha ordenado que suelte a todos los animales que embarqué en el Arca, yo no sé qué hacer con ellos porque la mayoría se han acostumbrado a la buena vida y no se quieren ir; ni tan siquiera sé qué hacer con nosotros mismos, vete a saber a cuanta distancia estaremos de nuestra casa y como podríamos llegar a ella atravesando a pie estas tierras yermas de toda vida. Claro que para él es muy fácil mandar, pero a nosotros, pobres mortales, nos ha caído un marrón de tres pares de narices.

Seguía renegando de su infortunio cuando de repente la inspiración prendió en él de forma tan repentina como suele acostumbrar a hacer tan veleidoso don.

-¡Ya está! -exclamó feliz-. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? ¡Sem, Cam, Jafet, venid inmediatamente! -llamó en tono perentorio a sus hijos-. ¡Tenemos trabajo pendiente!

Días más tarde en la ladera del monte Ararat junto a la encallada Arca, convertida en residencia improvisada de la familia de Noé, se alzaba una llamativa carpa multicolor en cuya puerta se podía leer el siguiente rótulo escrito en las principales lenguas de la zona:


CIRCO NOÉ

BESTIAS FEROCES
ANIMALES EXÓTICOS
NUNCA VISTOS EN
MESOPOTAMIA, CANAÁN,
EGIPTO NI ORIENTE MEDIO.

LA MEJOR ATRACCIÓN
DE TODO EL CRECIENTE FÉRTIL
Y LAS REGIONES VECINAS.

VISÍTENOS Y NO SE ARREPENTIRÁ
NOÉ, EL MEJOR CIRCO DEL MUNDO


Lamentablemente, lo que no indican las crónicas es si el patriarca navegante llegó a tener éxito con su audaz iniciativa empresarial.


Publicado el 11-3-2024