La verdadera historia de la cigarra y la hormiga



La cigarra, aterida de frío y desfallecida por el hambre, llamó a la puerta de la morada de la hormiga en busca de auxilio, pues sabía que ésta había atesorado durante el verano gran cantidad de alimentos acarreados en innumerables viajes mientras ella se dedicaba a cantar despreocupadamente en la linde de los caminos. Esperaba que se compadeciera de ella, puesto que en su granero habría comida sobrada para las dos.

Pero la hormiga, sin permitirle siquiera franquear el umbral para poder refugiarse en el cálido y acogedor interior, le recriminó acremente su holgazanería cuando ella había estado trabajando sin parar, negándose en redondo a ayudarla tras lo cual cerró la puerta abandonándola a su suerte en el gélido ambiente invernal.

-¡Ah, maldita capitalista explotadora, esto no quedará así! ¡Te aseguro que recibirás tu merecido! -exclamó iracunda amenazando con el puño cerrado al impasible himenóptero-. ¡Volverás a saber de mí!

Tras lo cual se alejó de allí mascullando amenazas y maldiciones.

Días después, estando la hormiga sentada plácidamente en su sillón favorito leyendo un libro frente a la chimenea, oyó un tumulto cada vez más cercano. Intrigada se asomó a la ventana viendo como una multitud de insectos, arácnidos, miriápodos y otros invertebrados de diferentes ramas taxonómicas, encabezados por la vociferante cigarra, se acercaban a su vivienda con ademanes hostiles al tiempo que empuñaban en sus patas, en especial los miriápodos que las tenían sobradas, multitud de objetos punzantes, cortantes, serrantes o contundentes capaces todos ellos de causarle considerables daños y heridas, acompañadas pòr unas amenazadoras antorchas encendidas.

Gritando consignas tales como ¡Fuera el capitalismo!, ¡Muerte a los explotadores!, ¡La comida es para el pueblo! o ¡Revolución de los oprimidos!, comenzaron a rodear la vivienda con la evidente intención de saquear su bien provisto granero y quizás, incluso, de atentar contra su integridad física.

Alarmada la hormiga decidió pedir auxilio a sus hermanas, aunque mucho se temía que la ayuda pudiera llegar demasiado tarde. No obstante...

NOTA DEL EDITOR

Lamentablemente el códice medieval que relata la fábula de la cigarra y la hormiga se interrumpe aquí al haber desaparecido las últimas páginas, razón por la que se desconoce cual pudo ser el final de la misma. No obstante, estimamos conveniente editarlo incompleto tal como nos ha llegado dada la gran importancia del documento. Rogamos, pues, que disculpen esta irreparable pérdida de la cual el único responsable es abandono al que el manuscrito estuvo sometido durante siglos, dado que cuando fue encontrado presentaba ya este deterioro sin que haya sido posible, pese a todos nuestros esfuerzos, completarlo a partir de otras fuentes.


Publicado el 4-1-2024