SCI-FI 5: El sistema definitivo





Una vez más, y ya van cinco, Alfonso M. González (a) Alan Dick Jr. nos vuelve a regalar con una nueva entrega de su particular incursión -¿o habría que hablar más bien de resurrección?- por el añorado mundo de los bolsilibros, lo que da buena muestra no sólo del interés de sus argumentos sino también del tesón puesto en recuperar este formato.

Ya lo he dicho en ocasiones anteriores, pero he de repetirlo de nuevo: Alfonso no sólo se ha ceñido a este peculiar formato en el que durante varias décadas se publicaron miles de novelas cortas, o novelettes según el término anglosajón, de diversos géneros incluida la ciencia ficción; porque sus obras no sólo se asemejan a los bolsilibros clásicos en el formato físico, sino también en su espíritu y, con sus peculiaridades argumentales muy por encima de la media de éstos, a esa sensación tan difícil de describir que sentíamos cuando leíamos uno de ellos. En resumen, no sólo parecen bolsilibros sino que son bolsilibros a todos los efectos.

Lo cual no impide que Alfonso plantee argumentos más elaborados y profundos que los acostumbrados en el género, con la particularidad de nuevo constatada de que nunca reincide en los mismos argumentos, sino que en cada ocasión se adapta a una temática nueva. En El sistema definitivo, que así se titula su último bolsilibro, centra su atención en algo tan actual y tan preocupante como el uso y abuso de todo lo que tan tentadoramente nos ofrece internet, y más en concreto en los videojuegos. Todo ello en un marco distópico en el cual el pan y circo clásico de los romanos ha venido a transformarse en poco pan y mucho circo cual nuevo opio del pueblo.

Evidentemente no voy a contar más del argumento, salvo que en El sistema definitivo me ha parecido encontrar referencias a clásicos tan conocidos como Un mundo feliz, Fahrenheit 451, Blade Runner, Terminator... todo ello muy bien elaborado, al fin y al cabo somos lo que leemos y lo que vemos, al menos quienes gustamos de los alimentos culturales y no cabe duda de que en Alfonso esto se cumple. Pero leamos sus propias palabras:


En ocasiones, mi inspiración surge como respuesta a una película o libro que he consumido. Es mi reacción personal. A veces, nace de algo que no cumplió con mis expectativas, quizás demasiado altas. En este caso, “El sistema definitivo” es, por así decirlo, mi versión corregida y mejorada de una película muy famosa que se estrenó hace unos cinco años y que, a su vez, se basaba en un libro.

O, al menos, es lo que considero una mejora, aunque eso no significa que necesariamente lo sea...

La concepción de esta novela corta también fue influenciada por las constantes charlas que les doy a mis sobrinos. Ya se sabe, las generaciones actuales siempre están con sus móviles, tablets y ordenadores; les cuesta mucho mantener la atención y concentrarse en algo.

Curiosamente, siempre pensé que cuando fuera adulto, y ya entrado en años, no caería en el error de considerar a mis generaciones, o mis tiempos, mejores que los actuales y los de las nuevas generaciones… ¡y aquí estoy, cometiendo ese error!

Para terminar de dar forma a este bolsilibro, sólo necesité recurrir a mis recuerdos de los videojuegos en sus inicios. Aquellos primeros años 80, cuando la microinformática comenzaba a entrar en algunos hogares y los juegos electrónicos de cierto relumbrón, éstos sólo se encontraban en los salones recreativos. Lugares que, siendo de un barrio periférico y más bien cercano a un suburbio… no eran precisamente acogedores para un niño.

Y así surgió este ejercicio de nostalgia, crecimiento personal, tecnología y ética en la búsqueda de un mundo más equilibrado.


Como puede deducirse el argumento es complejo para una extensión de texto tan reducida, y no le faltan las dosis de ironía y de cargas de profundidad que son la marca de la casa. E incluso podría llegar a ser en algún momento un tanto desconcertante, aunque todo está muy bien medido y ensamblado y el coup de force final, amén de lógico, no dejará de sorprendernos a modo de moraleja... con la cual dicho de paso estoy totalmente de acuerdo.


Publicado el 9-4-2024