La Casa de los Lizana





La fachada de la Casa de los Lizana es sin duda una de las más emblemáticas de la ciudad


El edificio conocido como la Casa de los Lizana, situado en la calle de la Victoria, fue en su origen un palacio renacentista construido a mediados del siglo XVI por la poderosa familia de los Mendoza. La decoración plateresca de su conocida portada presenta una gran similitud de estilo con la fachada del colegio mayor de San Ildefonso, lo que ha hecho pensar a varios autores que ambos edificios pudieron ser obra de los mismos escultores, si bien la Casa de los Lizana sería de una fecha algo posterior.

A finales del siglo XVI el edificio era propiedad de doña Juana de Mendoza y Zúñiga, hija de don Lope Alonso de Mendoza y de doña Beatriz de Zúñiga, heredera del mayorazgo de su familia por haberse extinguido la rama masculina de la misma. Al fallecer doña Juana en 1587 dispuso en su testamento la fundación de un convento de dominicas en el palacio de su propiedad, a lo que se opusieron tanto la entonces villa de Alcalá como las comunidades religiosas existentes en ella. La confirmación de la fundación por Roma en 1590 zanjó definitivamente la polémica, convirtiéndose el palacio en la primera sede del convento de dominicas de Santa Catalina de Siena.

La comunidad residió poco tiempo en este edificio, al trasladarse en 1601 a su sede definitiva de la calle del Empecinado llevándose con ellas los restos de su fundadora, lo que hace suponer que pudo haber estado enterrada en el palacio de la calle de la Victoria, edificio que vendieron.

La tercera etapa del palacio comenzó en 1607 cuando fue adquirido por don Lucas González de Alcides, racionero de la catedral de Sevilla, el cual fundó en el mismo un colegio menor de la universidad complutense bajo la advocación de las santas Justa y Rufina, patronas de Sevilla. En el nuevo colegio residían doce estudiantes sevillanos de teología y jurisprudencia acompañados de sus respectivos criados. Estos estudiantes, conocidos popularmente como los rufinos, usaban beca y manto pardos, y de entre ellos es preciso destacar al alcalaíno Miguel de la Portilla y Esquivel, que en 1725 escribió su famosa Historia de la ciudad de Compluto.

Con el paso del tiempo el colegio de Santa Justa y Rufina comenzó a declinar, como tantos otros, al serle cada vez más insuficientes las rentas sobre casas y censos de la ciudad de Sevilla que constituían su fuente de ingresos. Debido a su estado de ruina económica éste fue uno de los varios colegios agregados al de Santa Catalina o de los Verdes por el cancelario Pedro Díaz de Rojas durante el reinado de Carlos III. El edificio fue abandonado por el extinto colegio, trasladándose los estudiantes a su nueva residencia llevándose con ellos los muebles y la biblioteca, de la que se conservan los libros de claustros entre 1663 y 1757.

Suprimido el colegio, el edificio corrió diversas vicisitudes. Expoliado por los franceses durante la Guerra de la Independencia, fue enajenado años más tarde, junto con los demás bienes de la Universidad, siendo adquirido por la alcalaína familia de los Lizana, a la que debe su actual e impropio nombre probablemente porque fueron ellos quienes sustituyeron el escudo original de la fachada por el suyo propio, adaptando el edificio para casa de vecindad y de labor. Los Lizana lo vendieron en 1860 y éste, tras pasar por diversas manos, fue adquirido finalmente por el Ayuntamiento de Alcalá en 1984 en un deplorable estado de conservación, ya que a los deterioros provocados por el paso del tiempo y a los daños sufridos durante la Guerra Civil -al parecer un bombardeo provocó la pérdida casi total del claustro- se sumó un uso muy poco respetuoso del mismo, con los grandes salones de la fachada principal divididos en varias habitaciones cada uno y con huecos de ventanas, e incluso de tiendas, abiertos sin ningún criterio. Hasta en los patios se llegaron a construir chabolas para aprovechar mejor el espacio.

En un principio el Ayuntamiento procedió a realizar labores de limpieza y desescombro, derribándose también las chabolas de los patios y los tabiques que alteraban la distribución original de las habitaciones, sin acometerse la restauración por falta de medios. Aunque años más tarde sí se procedió a realizar una restauración, en especial de la fachada, ésta quedó inconclusa y el edificio sin uso, pese a barajarse para él diversas opciones. No fue sino hasta mucho después, en junio de 2010, cuando fue finalmente inaugurado, instalándose en él diversas dependencias municipales tales como la Concejalía de Empleo, Industria y Comercio, el ente público Alcalá Desarrollo y la Sección Técnica Industrial. En marzo de 2011 se complementaba con un edificio de nueva construcción levantado en la parte trasera de la finca, con fachada a la plaza de los Carros, ocupado por la Oficina de Información de Mayores y un Centro de Servicios Sociales.


Escrito en septiembre de 1983
Actualizado el 28-3-2015