La provincia de Cádiz: Un claro ejemplo de las graves
carencias de las infraestructuras ferroviarias españolas





Basta echar un vistazo al mapa de ferrocarriles de la provincia de Cádiz para descubrir su surrealismo
Mapa de Adif tomado de treneando.com


Aunque desde hace tiempo he venido siendo consciente de las clamorosas carencias de la red ferroviaria españolas, e incluso ya he comentado aquí algunas de ellas, fue a raíz de un reciente viaje en tren por la provincia de Cádiz cuando caí en la cuenta de que justo ahí era donde teníamos un ejemplo de manual. Y les aseguro que no exagero en lo más mínimo.

Para empezar, conviene que repasemos un poco la geografía. La provincia de Cádiz tiene la forma aproximada de un triángulo invertido, siendo la punta de Tarifa su vértice inferior. En la costa atlántica se encuentran sus principales poblaciones: Jerez de la Frontera (212.000 habitantes), El Puerto de Santa María (89.000), Cádiz (124.000) y San Fernando (97.000), junto con otras de menor importancia. La principal ciudad de la costa mediterránea es Algeciras (117.000), aunque también hay que contar con otros importantes núcleos de población del Campo de Gibraltar tales como La Línea (65.000) o San Roque (30.000). En su conjunto la provincia alcanza los 1.230.000 habitantes, lo que la convierte en la octava más poblada de España.

Pese a ello sus infraestructuras ferroviarias no pueden ser más insuficientes, dado que se limitan a la línea Sevilla-Jerez-Cádiz por el lado occidental y a la Bobadilla (cerca de Antequera)-Algeciras por el oriental, ambas sin conexión entre sí, lo que es una clara muestra de la falta de racionalidad con la que se trazaron la mayor parte de las infraestructuras ferroviarias españolas, sometidas a los intereses particulares de sus promotores sin que llegara a haber, salvo excepciones, la menor planificación global por parte de las autoridades competentes.

Así pues, si algún incauto viajero deseara ir en tren de Cádiz a Algeciras, o viceversa, debería dar un hermoso rodeo desde Cádiz hasta Córdoba, para desde allí retroceder a Algeciras, con trasbordo intermedio incluido. Aunque la duración del viaje varía según el tipo de tren y el tiempo de espera para hacer el trasbordo, hay que contar como poco con tres horas de Cádiz a Córdoba, entre tres y cuatro horas, dependiendo de que el tren sea o no semidirecto, de Córdoba a Algeciras y, de postre, la espera del trasbordo; salvo en casos muy concretos casi siempre suele ser superior a una hora, y en ocasiones bastante más.

Existe una única alternativa -un tren al día- que permite dar “menos” rodeo, cogiendo el tren Cádiz-Almería y trasbordando en Antequera; pese a que este tren va por una línea situada más al sur que la de Sevilla y Córdoba, no hay quien te quite tres horas y media de Cádiz a Antequera, otras tres horas de Antequera a Algeciras y 31 minutos de espera para el trasbordo. Total, siete horas en números redondos frente a las entre dos horas y dos horas y cuarto para el viaje en autobús. Más del triple, que se dice pronto.

Si nos fijamos en la longitud del recorrido, las diferencias son todavía más contundentes: unos 125 kilómetros en autobús y 287 de Cádiz a Córdoba y 299 de Córdoba a Algeciras en tren, 586 en total, poco menos que la distancia que separa Madrid de Barcelona y casi el quíntuple que por carretera, lo cual no es moco de pavo.

Y no nos perdamos tampoco los precios: el billete de autobús cuesta 12,3 €, mientras el de tren (no me ha sido posible encontrar el precio del trayecto completo, por lo que he tenido que sumar los de los dos tramos), 18 € el más barato para Cádiz-Córdoba y 28,8 € para Córdoba-Algeciras. Total, 46,8 €. No está mal, ¿verdad?

A la vista de estas cifras, no hace falta ser muy perspicaz para deducir que, salvo que seas masoquista o le tengas un pánico irrefrenable a la carretera, el tren no parece mostrarse precisamente como la opción más interesante.

Pero si nos fijamos en la infraestructura de las dos líneas, la cosa se pone peor todavía. En Cádiz finaliza la larga línea que parte de Madrid y, vía Alcázar de San Juan y Despeñaperros, desciende luego por el valle del Guadalquivir pasando por Córdoba y Sevilla, para desde allí continuar hasta Jerez y Cádiz, donde finaliza. En su origen no fue una línea unitaria sino varios tramos distintos, construidos entre 1848 y 1868, explotados por diferentes compañías, pero pronto se constituiría en uno de los principales ejes ferroviarios españoles. Esto en lo que se refiere al ferrocarril convencional, claro está, porque la línea del AVE Madrid-Sevilla se inauguró en 1992 y actualmente se encuentra en construcción, con mucho retraso, su prolongación a Cádiz; pero esta es otra historia de la que hablaremos más adelante. Ciñéndonos pues a la línea convencional, hay que añadir que a partir de Alcázar de San Juan, que es donde tiene realmente su inicio bifurcándose de la línea que conduce a Albacete, Alicante y Valencia, aunque está electrificada en todo su recorrido tan sólo está desdoblada en dos vías de forma parcial, siendo de vía única, en el tramo que nos ocupa, entre Córdoba y Lora del Río y entre Utrera y Cádiz, es decir, durante una porción mayoritaria de su recorrido.

La situación de la otra línea es todavía peor. En realidad son dos tramos distintos, el Córdoba-Bobadilla, perteneciente a la línea Córdoba-Málaga, y el Bobadilla-Algeciras, que a su vez forma parte de la línea que se prolonga hasta Granada, las cuales se cruzan en esta localidad cercana a Antequera. El tramo Córdoba-Bobadilla es de vía única y está electrificado. Por su parte, el Bobadilla-Algeciras es de vía única y sin electrificar, a lo que se suma lo tortuoso de su trazado por discurrir por la Serranía de Ronda, todo lo cual hace que la velocidad media de los trenes sea muy baja. Aunque la línea está siendo sometida a planes de modernización, éstos se enfrentan a la dificultad del trazado.

Teniendo en cuenta que el puerto de Algeciras es el primero de España en tráfico de mercancías y el segundo de todo el Mediterráneo, sorprende que la única conexión ferroviaria de esta ciudad y de todo el Campo de Gibraltar sea una tortuosa línea de vía única sin electrificar además en su primer tramo, mientras que carece de conexión, contra toda lógica, tanto con Cádiz -lo que le permitiría tener acceso a la más capaz línea Cádiz-Sevilla-Córdoba-Alcázar de San Juan-Madrid, al igual que carece también de una conexión directa con Málaga por el litoral, pese a que sólo le separan de ella 138 kilómetros.

Claro está que teniendo en cuenta que en 1985 se clausuró la línea del Almanzora, única conexión directa entre Andalucía y el litoral levantino sin necesidad de tener que rodear de nuevo por Alcázar de San Juan, que ya es rodear, la verdad es que la conclusión del Corredor Mediterráneo no pasa de ser hoy por hoy una entelequia. Sí, ciertamente hay planes para enlazar Murcia con Almería -la línea del Almanzora lo hacía por Guadix-, continuando por Granada y por las líneas ya existentes hasta Algeciras, con lo cual se haría un pan con unas tortas aunque, evidentemente, esta opción resultaría mucho más barata, al aprovecharse trazados antiguos ya existentes, que la más lógica, pero también mucho más cara, de construir una línea litoral de nuevo trazado entre Algeciras y Almería.

Esto en cuanto a las mercancías, pero ¿qué ocurre con el tráfico de pasajeros? Pues, básicamente, que a golpe de líneas de AVE, que a chulos no nos gana nadie salvo los chinos, que con esos no hay quien pueda, se están repitiendo exactamente los mismos errores del pasado. Actualmente están en servicio las líneas Madrid-Sevilla y Córdoba-Málaga, que se bifurca de la anterior en la primera de estas dos ciudades, y en construcción, con mucho retraso, la prolongación de la primera desde Sevilla hasta Cádiz.

En lo que respecta a la actual línea Bobadilla-Algeciras, aunque al parecer existe el proyecto de remodelar por completo la línea adaptándola a la alta velocidad e incluso, según algunas páginas de internet, algunos tramos habrían sido ya concluidos, lo cierto es que según la página de Renfe que acabo de consultar se tarda alrededor de dos horas y media, en el mejor de los casos, en recorrer los 176 kilómetros que separan Algeciras de Antequera -o Bobadilla-, lo que equivale a la astronómica velocidad media de 70 kilómetros por hora. Y eso los trenes directos, porque los de media distancia, es decir, los regionales, se ponen en sus buenas tres horas o, lo que es lo mismo, ni siquiera llegan a alcanzar los 60 kilómetros por hora de media. Al día de hoy, insisto.

Eso es todo lo que hay, por lo que todo lo demás son tan sólo proyectos -mucho me temo que congelados a causa de la crisis económica- o especulaciones. Según el Plan estratégico de infraestructuras y transportes (PEIT) 2005-2020 del Ministerio de Fomento, y a saber en qué quedará finalmente todo eso, aparece como en estudio la construcción de un corredor ferroviario, no indica si de alta velocidad o no, que enlazaría Cádiz con Algeciras siguiendo la costa, lo cual permitiría además conectar por ferrocarril a Tarifa, una población que, pese a no ser demasiado grande (cuenta con unos 18.000 habitantes), es un importante punto de enlace vía ferry con los puertos del norte de Marruecos, principalmente Tánger. Eso sin contar con que proporcionaría un enlace ferroviario a Algeciras mucho más capaz que el actual, a la espera de que se concrete el también proyectado, pero ni siquiera iniciado, con Málaga por el litoral.

Pero esto, insisto, aparece solamente como “en estudio”, lo que hace temer que, con la que está cayendo, esté durmiendo el sueño de los justos. Mientras tanto, viajar en tren por la provincia de Cádiz seguirá siendo una entelequia, sobre todo si te encuentras con noticias tan sorprendentes como una fechada en 2002 según la cual el Gobierno de entonces -el de José María Aznar- condicionaba el enlace ferroviario entre Cádiz y Algeciras a la construcción del famoso túnel a través del estrecho de Gibraltar que tanto le gustaba al difunto Hassan II... es decir, cuando las ranas críen pelo. Ciertamente el Plan estratégico al que he hecho alusión es posterior y fruto del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, que lo postergaba hasta después de 2020, pero no parece que ésta sea una prioridad del actual de Mariano Rajoy. Y no será porque los gaditanos no se hayan hartado de reclamar esta infraestructura que, amén de lógica, tampoco parece ser disparatada... pero estamos en España, mucho me temo.


Publicado el 11-12-2013