Cosas de hombres... y de mujeres





Conan sí era hombre, y lo demás son tonterías


Hace ya bastantes años la publicidad de una conocida marca de brandy lo anunciaba como “cosa de hombres”. Puesto que daba la casualidad de que el susodicho brebaje era insufriblemente peleón y que la sensación que daba al beberlo era bastante similar a la pasarse una lija del siete por el gaznate, huelga decir que a mí, que no le hago ascos a una copa de buen brandy, no me agradaba en absoluto. Luego, aplicando las reglas de los silogismos clásicos, yo no era hombre.

Aunque tal “razonamiento” me dejaba indiferente, ya por entonces me preguntaba, y todavía me sigo preguntando, si tan “sutil” mensaje no tendría calado en ciertos sectores, digamos más toscos, de la población masculina, a los que sí podría llegar a influir; al fin y al cabo la publicidad moderna no puede ser más pragmática, de modo que si un anuncio te resulta repulsivo o indiferente eso lo único que quiere decir es que no está dirigido a ti, sino a un sector diferente de la población; y si el mensaje publicitario persiste a lo largo del tiempo, como ocurre con esos infumables anuncios de detergentes, no han de abrigarse dudas acerca de su efectividad... por más que las conclusiones inmediatas acerca del nivel cultural de importantes capas de la sociedad no puedan llegar a ser más deprimentes.

Viene esta reflexión a cuento porque recientemente se ha presentado en sociedad Energy, una nueva cadena de televisión dirigida, según su propia publicidad, a un “público masculino”... y no estamos hablando de la España de hace varias décadas, sino de la de ahora mismo, cuando se supone que estos arquetipos ramplones deberían estar bastante más superados.

¿En qué consiste la “masculinidad” de su audiencia potencial?, se preguntarán; pues básicamente en fútbol y en todo tipo de deportes, con un apartado propio dedicado al “entretenimiento varonil” (sic). Y como da la casualidad de que a mí no me gustan ni el deporte rey ni los deportes plebeyos, mi conclusión es la misma que con la del citado brandy: o dejo por ello de ser masculino, o quizá no llegue ni tan siquiera a la categoría de público.

Puesto que también se da la recíproca, mujeres a las que les gustan el fútbol u otros deportes, que de todo hay en la viña del Señor, por idéntica razón cabría temer que estas señoras pudieran llegar a perder su condición femenina, una cuestión que pudiera llegar a ser peliaguda de darse la circunstancia de que sus parejas -o sus parejos, usando el lenguaje políticamente correcto- compartieran con ellas sus mismas aficiones, con lo cual les sobraría testosterona -aunque fuera virtual- por todos los lados.

Claro está que Mediaset, su empresa promotora cuyo buque insignia, Tele 5, es el arquetipo de la telebasura, también cuenta con otro canal, Divinity, cuya programación está “dirigida especialmente al público femenino reflejando el espíritu riguroso y desenfadado del mundo de las celebrities, las tendencias y la crónica social”; léase cotilleos a destajo, que ya se sabe que a la mujer a la que no le gusten, ni es mujer ni es ná.

Pero no echemos la culpa tan sólo a este grupo audiovisual, porque Antena 3, el otro gran grupo privado que constituye su principal competencia, cuenta a su vez con Nitro, un canal con “una programación de contenidos de marcado carácter masculino”... aunque aquí, salvo la pelota vasca, sobre cuya masculinidad caben pocas dudas, no encuentro mayor oferta deportiva, probablemente no por voluntad propia, sino por la carencia de los correspondientes derechos de emisión. Lo que sí aparece en ella es cine “de mucha acción” -el entrecomillado es mío-; series presuntamente al gusto masculino -es decir, convenientemente bestias- con estrellas invitadas del calibre de Chuck Norris, o títulos tan sugerentes como “Mil maneras de morir”; programas de vídeos “espectaculares” -léase con mamporros, explosiones y similares-; a medianoche un programa “para hacer amigos o encontrar a tu pareja ideal al otro lado del teléfono”, y los fines de semana póker, que ya se sabe que el vicio del juego también acostumbra a ser muy “masculino”. Lo que se dice una delicia.

Y por supuesto Antena 3 también tiene su canal “femenino”, Nova, con su surtido de cotilleos y culebrones.

A mí, qué quieren que les diga, siempre me han repelido estas generalizaciones ramplonas, por mucho que no me dé por aludido -faltaría más- ni, por supuesto, me sienta identificado, o deje de estarlo, con tan burdos arquetipos. Lo que me entristece mucho, eso sí, es comprobar que, después de tantos años transcurridos desde los tiempos del dichoso anuncio del brandy, hayamos avanzado tan poco.


Publicado el 9-1-2012