Mis tribulaciones con un escáner





¿Tan difícil era pretender encontrar algo así?
Nota: La fotografía no se corrresponde con el escáner comprado
Fotografía tomada de la Wikipedia


Aparte, claro está, del ordenador, de entre todos los diferentes aparatos informáticos existentes en el mercado uno de los que más uso con diferencia es el escáner. Por esta razón, ya en su día -eran los tiempos del asesinado, aunque todavía no extinto, Windows XP- procedí a comprarme uno razonablemente bueno -y caro- de una de las marcas más conocidas, poniendo especial cuidado en que llevara incluido un lector de diapositivas, dado que son muchas las que conservo de la época en la que todavía no disponía de una cámara digital.

Lamentablemente, fue poco el jugo que le pude sacar al lector de diapositivas ya que, gracias a una inoportuna actualización de Windows XP, no recuerdo si el segundo o el tercer servipack, el escáner dejó de funcionar. Tras entrar en la página de la marca en cuestión, vi que ésta había puesto a disposición de los usuarios unos controladores -o drivers- adaptados para las funciones básicas del escáner. Dicho con otras palabras, gracias a los nuevos controladores el escáner volvió a funcionar, pero sólo para copiar opacos, textos o fotografías, sin que a partir de entonces hubiera manera humana de copiar diapositivas. Así pues, mi gozo en el pozo.

Recurrí a ponerme en contacto con el servicio de atención al cliente de la compañía, contándoles el problema y preguntándoles la forma en la que podía volver a recuperar la plena operatividad del aparato. Su respuesta, que transcribo de forma más o menos textual, fue tajante: Nuestros escáneres no están preparados para esta nueva versión de Windows, y si desea usted poder copiar diapositivas le recomendamos que nos compre un modelo más reciente que sí tiene implementada esta operatividad.

Obviamente no lo hice, jurándome que, el día que tuviera que comprar otro escáner, tenía muy claro de qué marca no iba a ser. Y gracias a que, tras comprar un ordenador nuevo equipado con Windows 7, comprobé con alivio que el escáner seguía funcionando igual que con el antiguo XP. Algo era algo.

Mientras tanto, seguía sin solucionarlo. Tras indagar por Internet, llegué a dos conclusiones. Primero, que si quería copiar las diapositivas con suficiente calidad, tendría que olvidarme de estos escáneres de sobremesa y optar por uno específico para negativos fotográficos y diapositivas. Y segundo, que dentro de toda la gama existente si quería uno aceptablemente bueno tendría que gastarme bastante dinero, ya que los baratos -relativamente- no daban mucho de sí.

Así pues, después de hacer mis cuentas opté por una solución pragmática: seleccioné las diapositivas que más me interesaban -por desgracia una mínima cantidad del total- y las mandé a copiar digitalmente a un servicio fotográfico especializado. Aunque me salió relativamente caro, fue bastante menos que lo que me hubiera costado un escáner específico, con el añadido de una mayor calidad y un considerable ahorro de tiempo, que tampoco es de desdeñar.

En cuanto al resto de las diapositivas las sacrifiqué, al menos por el momento, renunciado a digitalizarlas, mientras seguí utilizando el escáner para otros menesteres aprovechando lo que sí funcionaba.

Pero como todo tiene un final, y todavía más con la dichosa obsolescencia programada, un buen día el escáner empezó a fallar por donde suelen hacerlo todos, por la lámpara lectora, metiendo una banda negra en la parte inferior de la pantalla. La verdad es que esto sólo me fastidiaba cuando copiaba documentos -textos o fotografías- de tamaño A4, ya que si éstos eran más pequeños, como solía ser habitual, no había el menor problema en salvar la zona problemática.

Sin embargo, era de prever que tarde o temprano el fallo se generalizase, por lo que llegado el momento comencé a buscar una posible alternativa para comprarlo antes de que éste se averiara del todo... y ahí fue donde comenzó mi estupefacción.

Yo, ingenuo de mí, había dado por supuesto que tendría, si no montones, al menos un buen puñado de modelos para elegir, por supuesto más avanzados que el antiguo... pues no, me llevé un enorme chasco al encontrarme con que no sólo la oferta era paupérrima, sino que, además, en algunas de las cadenas más renombradas me dijeron directamente que no los tenían.

Pronto descubrí las causas de tan drástica desaparición: ahora lo que está de moda -entiéndase lo que quieren vendernos los fabricantes- son las impresoras multifunción, un todo en uno que, a modo de navaja suiza, reúne en un mismo aparato impresora, escáner, fotocopiadora -en realidad una combinación de los dos anteriores- y fax, como si alguien los siguiera usando a estas alturas. Todo ello complementado, en ocasiones, con utilidades tan imprescindibles como una conexión wifi -yo, tanto la impresora como el escáner, los tengo enchufados directamente al ordenador- e incluso la posibilidad de subir los documentos copiados a la nube, que esa es otra sobre la que habrá que hablar largo y tendido.

Y, claro está, te intentan vender la moto de que son unos artilugios muy útiles, etc., etc., etc., en contraposición a los anticuados escáneres.

Lo malo, es que yo no lo tengo ni mucho menos tan claro. Para empezar, no suelo ser partidario de los chismes con varias utilidades, porque lo que sirve para todo acaba no siendo bueno para nada. Además, da la casualidad de que ya tengo impresora -una láser sencillita- que me hace apaño, por lo que no necesito una nueva; eso sin tener en cuenta que, cuando se avería uno de los dos aparatos, basta con reemplazarlo conservando el otro, mientras que si una multifunción casca... casca todo.

Por otro lado, resulta curioso comprobar que, salvo los equipos de más alta gama, pensados para profesionales y no para uso doméstico como es mi caso, por término medio las impresoras multifunción son mucho más baratas que el tipo de escáner que quería comprarme yo, lo que me hace sospechar que la calidad del escaneado -el tema de la impresora, en mi caso, es bastante menos determinante- pudiera ser bastante peor.

Y por si fuera poco, la mayoría de la oferta de impresoras multifunción corresponde a la modalidad de inyección de chorro de tinta... un sistema que deseché hace tiempo harto de que, por un lado, renovar un cartucho -en blanco y negro, no quiero decir nada en color- me costara un ojo de la cara, y eso cuando la tinta no se me acababa secando por falta de uso. Conforme a la página web de una de las cadenas más conocidas del mercado, la oferta de impresoras multifunción es la siguiente: 61 modelos de inyección de tinta, 17 de láser en blanco y negro y 11 de láser en color.

Pero lo peor de todo no es esto. Lo peor es que, que yo sepa, absolutamente ninguna de las impresoras multifunción llevan incluida la opción de copiar diapositivas, algo que para mí era fundamental ya que, aunque como ya he comentado mandé a copiar las más interesantes, al tener un escáner nuevo me interesaba disponer de esa posibilidad por si acaso tenía necesidad de copiar alguna diapositiva concreta.

Sumémosle, por último, que las multifunción son por lo general unos armatostes que, al menos en mi caso particular, me estorbarían bastante en comparación con la distribución actual de mi equipo informático, con la impresora debajo de la mesa y el escáner encima al lado del monitor. Claro está que ésta es una cuestión personal, pero puesto que me apaño con ella, no tengo intención de cambiarla por otra que me resultaría, además de lo anteriormente dicho, bastante más incómoda.

Pero, claro está, a quienes osamos intentar salirnos del sendero marcado para el rebaño se nos suele castigar. Y, en mi caso concreto, tropecé con el problema de encontrar algo aparentemente tan sencillo como un escáner de características similares -preferiblemente mejoradas- a las del antiguo, al tiempo que me garantizaban que funcionaría sin problemas con Windows 7 y, para mayor seguridad -aunque prefiero mantenerme lo más alejado posible de él-, también con Windows 8. De hecho, en las tiendas físicas que visité, y fueron varias, no conseguí encontrar prácticamente nada. Sí aparecían escáneres como los que yo quería en distintas páginas web, pero en una de las cadenas me lo dijeron bien claro: podía comprarlo por Internet y posteriormente ir a recogerlo a la tienda, pero tenía que irme olvidando de lo que yo pretendía, que no era otra cosa que verlo in situ y consultar a algún dependiente suficientemente informado -esa era otra- sobre sus características, principalmente para evitar que cualquier actualización inoportuna del sistema operativo volviera a jugármela. Pero eso resultó de todo punto imposible.

Así pues, me resigné a recurrir a este sistema mixto de comprarlo por Internet pero recogerlo en la tienda, ya que al menos así, en caso de avería o problemas de algún tipo, tendría a mano a donde recurrir. Además, era el sitio donde el escáner resultaba más barato, ya que me encontré con diferencias de precios de hasta un 15 % de un sitio a otro.

Bien, la cosa parecía estar decidida; tenía elegidos el modelo y el sitio, tan sólo me faltaba el sencillo trámite de comprarlo. Pero el diablo, empeñado en enredar las cosas, me siguió complicando la vida. Previamente a comprarlo quería comprobar si el escáner viejo podía funcionar, hasta que se rompiera definitivamente, en el ordenador portátil que, para mi desgracia, funciona con ese seudovirus llamado Windows 8. La prueba era fácil de hacer, pero... justo entonces al ordenador de sobremesa se le trabucó el registro de Windows y, tras varios intentos fallidos, me vi forzado a tener que formatear el disco duro. Como cabe suponer el proceso me llevó alrededor de una semana, durante la cual ni me preocupé por el tema del escáner ya que para mí lo prioritario era que el ordenador volviera a funcionar.

Subsanado el problema procedí a probar el escáner en el ordenador portátil y, para mi satisfacción, logré que funcionara... con las mismas restricciones que en el otro, por supuesto, de diapositivas nada, pero bueno, al menos lo podría aprovechar mientras durara.

Entré, pues, ufano de mí en la página en cuestión, busqué el modelo y... no lo encontré. Tras rebuscar por acá y por allá finalmente logré dar con él, para encontrarme con la desagradable sorpresa de que figuraba como agotado. Y agotado, entiéndase bien, no significaba que se les hubieran acabado las existencias hasta la llegada de un nuevo pedido, en este caso agotado quería decir que ya no había más que rascar, puesto que lo único que había a la venta en las diferentes tiendas, tanto de este modelo como de otros similares, eran los últimos excedentes de partidas ya antiguas de modelos que habían dejado de fabricarse.

Asustando ante la posibilidad real de quedarme compuesto y sin novia, digo sin escáner, me apresuré a aplicar el Plan B que tenía previsto, que consistía en comprarlo en una tienda virtual que me habían recomendado y pedir que me lo mandaran a casa por correo. No es que no me fiara, he comprado ya bastantes cosas por Internet y jamás he tenido problemas, pero nunca algo tan delicado ni tan caro. En cuanto al precio total, incluyendo gastos de envío, venía a ser el mismo, así que por ahí no había pegas.

Claro está que tuve que cumplir con todos los rituales de registrarme, dar los datos de la tarjeta bancaria, reenviar códigos de confirmación, etc., etc.; nada a lo que no esté acostumbrado, pero en esta ocasión tenía prisa. Irracional, si se quiere, pero tenía mucha prisa ante el temor de encontrarme con un nuevo chasco y la certeza, casi absoluta, de que si perdía este tren lo más probable era que no hubiera ningún otro... salvo, claro está, que quisiera entrar por el aro de las malditas impresoras multifunción. Además, lo reconozco, era también una cuestión de amor propio, no hay por qué negarlo.

En fin, tuve suerte y, tras varios intentos ya que los sistemas de compra electrónica, aunque esencialmente similares entre ellos, acostumbran a mostrar pequeñas e irritantes diferencias que pueden complicarte la vida, y más si vas con prisas, logré comprar el dichoso escáner. Ahora mismo estoy esperando que me llegue, la empresa parece seria, y espero no tener problemas y que me funcione bien...

Espero, en definitiva, que no tenga que ampliar este artículo.


Publicado el 24-3-2015