¿Tanto trabajo les cuesta?





El astrónomo William Herschel



Una cosa que me sorprende y me irrita de los periódicos digitales es que, cuando cometen un error y los lectores les advierten de él, pasan olímpicamente de corregirlo por muy garrafal que éste sea. Y si bien equivocarse es disculpable, a todos nos pasa, rehusar corregirlo no lo es en absoluto. En la prensa escrita, donde las rectificaciones in situ no eran posibles, se recurría en números posteriores a una fe de erratas donde se daba cuenta del error cometido y se enmendaba aunque fuera a posteriori, pero pese a que en una edición digital resulta muchísimo más fácil corregirlo, ni se molestan en hacerlo ni se les cae la cara de vergüenza por ello.

Veamos como ejemplo el artículo El hombre que se levantó un día y descubrió un planeta sin querer: la historia de William Herschel, publicado en El Confidencial con fecha 21 de abril de 2024. Aunque ya el titulito se las trae, lo ignoraremos pasando al meollo de la cuestión sin necesidad de leer demasiado ya que inmediatamente después, en el subtítulo, nos encontramos con lo siguiente:


En 1871, había una persona en Inglaterra que construyó con sus propias manos un telescopio mucho más potente que el del Observatorio Real.


Puesto que Herschel nació en 1738 y murió en 1822, difícilmente podría haber sido él a quien se refiere el texto anterior... aunque aquí el error está claro, bailaron dos cifras dado que, como se lee más adelante, la fecha exacta a la que se hace alusión es 1781. Hasta aquí nada de particular, cualquiera se puede equivocar al escribir deprisa y ya se sabe que los antiguos correctores de pruebas de los periódicos están tan extintos como los triceratops.

La cosa empieza a complicarse cuando ya en el primer párrafo nos tropezamos de nuevo con el contumaz gazapo:


No todos los días sucede que uno, de pronto, descubre una estrella en el firmamento. Esto es lo que le ocurrió al alemán William Herschel la medianoche del 13 de marzo de 1871 cuando, de forma casi azarosa, descubrió que había un objeto que despedía un brillo inusual a través de la lente del telescopio que había construido con sus propias manos.


¡Por Einstein! Es todo un atentado contra la ley de probabilidades que se repita el mismo tropezón tan seguido a no ser que, admitiendo que como parece lógico fuera al escribir el artículo cuando se coló la errata en la fecha, ocurriera lo siguiente:

1) Que el autor del titular fuera distinto del autor del artículo y se limitara a copiarla.

2) Que no se hubiera molestado en leerlo completo antes de escribir el titular, puesto que habría caído en ello al estar escrita más adelante la fecha correcta.

3) Que no tuviera ni idea de quién era Herschel y cuando se descubrió Urano.

Y 4) que le importara un pimiento todo lo anterior. En resumen, eso de que cuatro ojos ven más que dos no parece que se cumpliera aquí.

Porque el artículo relata el descubrimiento de Urano -sí, fue en 1781-, y el redactor lo cuenta aceptablemente bien... aunque no queda aquí la camada de gazapos. Hablando de que en realidad no fue Herschel el primero en observar a Urano, pero sí el primero que lo identificó como un planeta, el redactor se suelta con lo siguiente:


Personas como John Flamsteed, apodado como el “primer astrónomo real de Inglaterra”, lo contemplaron hace casi un siglo, como cuenta un artículo publicado en la web del Museo Real de Greenwich.


Redacción que a cualquier escolar le habría costado una buena reprimenda de su profesor de lengua. Leído de forma literal, si Flamsteed observó a Urano hace casi un siglo, nos iríamos más o menos a finales de la década de 1920 o a los primeros años de la de 1930, lo cual es evidentemente erróneo. Y si lo que quería decir es que Flamsteed lo observó casi un siglo antes que Herschel la verdad es que lo dice fatal, y ni siquiera explica que el descubrimiento de Flamsteed tuvo lugar en 1690, lo que concuerda con el período algo inferior a un siglo al ser un intervalo de 91 años.

Sigamos. Cuando explica que Flamsteed catalogó erróneamente a Urano como la estrella 34 Tauri, se vuelve a trabucar con las fechas:


En 1965, el rey Carlos II nombró a John Flamsteed como primer titular en el puesto de Astrónomo Real en el nuevo Observatorio Real construido en la colina de Greenwich por Chrisopther Wren.


Lo cual, dado que Flamsteed nació en 1646 y murió en 1719, tampoco parece cuadrar demasiado. Cabría pensar, por analogía con el caso anterior, que quisiera decir 1695, aunque en realidad según la Wikipedia este nombramiento tuvo lugar en 1675. Así pues no dio ni una y con bono extra: Chrisopther en lugar de Christopher.

Pero lo peor de todo no es esto, sino que varios días después y un buen puñado de capones por parte de los lectores, los gazapos sigan retozando felizmente en el artículo sin que ningún predador haya puesto en peligro sus virtuales vidas.

Propina: He consultado la página de la NASA a la que da como referencia, donde es cierta -que cada palo aguante su vela- la afirmación de que los avistamientos de Urano llegaban hasta tan lejos como el año 128 antes de Cristo... sin dar la mínima referencia histórica. Lo cual, tratándose de la NASA, me parece bastante grave. Por lo que se ve que en todas partes cuecen habas.


Publicado el 24-4-2024