Elorrio (Vizcaya), 1895 - Madrid, 1984.

Ingeniero. Teniente de ingenieros, abandonó el uniforme en 1920, tras tan sólo dos años en su cargo y antes de ascender a capitán, dedicándose ya como civil a tareas relacionadas con los ferrocarriles.

Durante la Guerra Civil dirigió la construcción del Cinturón de Hierro, la red de forticaciones militares que deberían haber protegido Bilbao del asedio franquista, pero su defección del bando republicano, aportando los planos al ejército de Franco, facilitó la caída de la capital vasca. No obstante, Goicoechea es conocido principalmente por ser el inventor del tren Talgo, cuyo nombre corresponde al acrónimo Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol, correspondiendo las tres primeras letras a las iniciales de las características de este nuevo tren, la cuarta a su propio apellido y la quinta y última a José Luis Oriol, el financiero que se asoció con él para constituir la empresa que habría de explotar comercialmente el nuevo vehículo.

Patentado su innovador sistema en 1936 los primeros ensayos se hicieron en 1941 y el primer tren comenzaría a rodar por las vías españolas en 1942. Desde entonces los trenes Talgo, de los cuales se cuentan ya varias generaciones, se convertirían en uno de los puntales de la industria ferroviaria española, al adaptarse mejor a vías en deficiente estado de conservación -algo muy habitual al término de la Guerra Civil- que los trenes convencionales. Asimismo su sistema de cambio automático de ejes le permite viajar por vías de diferente ancho que el español, como las francesas o las de los nuevos trazados del AVE de nuestro propio país, dotándole de una versatilidad mucho mayor que sus competidores al tiempo que evita los siempre incómodos trasbordos.

Goicoechea también se interesó por un posible enlace ferroviario atravesando el estrecho de Gibraltar, un tren vertebrado urbano e incluso llegó a ensayar con la alta velocidad a principios de la década de los setenta, algo que los actuales Talgo de última generación realizan con total satisfacción.