Los satélites del Sistema Solar
Satélites asteroidales




El asteroide Ida y su satélite Dáctilo (a la derecha).
Fotografía tomada por la sonda Galileo


Hasta hace tan sólo algunos años, hablar de satélites era sobreentender que se trataba de satélites de los entonces nueve -ahora ocho, más los cinco nuevos planetas enanos, el “descendido” Plutón y los “ascendidos” Ceres y Eris, junto con los recién llegados Haumea y Makemake- planetas del Sistema Solar, ya que se daba por sentado, y las observaciones astronómicas lo confirmaban, que sólo éstos, y ni tan siquiera todos ellos, contaban con astros tributarios. Por supuesto de la “calderilla”, es decir, asteroides y cometas, se daba por descontado que carecía de este privilegio cósmico.

Pero he aquí que en 1993 la sonda Galileo, en camino hacia Júpiter, pasó por las cercanías de Ida, uno de tantos pedruscos que orbitan en la región situada entre Marte y Júpiter -para los puristas añadiremos que se trata del asteroide catalogado con el número 243, descubierto en 1884 por el astrónomo austríaco Johann Palisa-, circunstancia que los responsables de la misión aprovecharon para fotografiarlo, una iniciativa interesante puesto que entonces era muy poco lo que se conocía del aspecto físico de estos guijarros espaciales.

Las fotografías, espléndidas, mostraron una especie de canto rodado de forma alargada y tamaño XXL, aunque minúsculo a escala planetaria ya que sus dimensiones -en un astro de forma irregular es impropio hablar de diámetro- resultaron ser de unos 60×25×19 kilómetros, apenas nada en comparación no ya con los astros principales, sino con muchos de los segundones del Sistema Solar.

Por si fuera poco, el interés intrínseco de las fotografías se vio complementado con una propina inesperada y asimismo de inusitado valor para los astrónomos, ya que permitieron descubrir la existencia de un pequeño cuerpo que orbitaba en torno suyo. Se acababa de descubrir la primera luna asteroidal, un pequeño pedrusco -pequeño, incluso en comparación con Ida- de poco más de kilómetro y medio de longitud máxima, que orbitaba a una distancia de unos 110 kilómetros del cuerpo principal y al que se le dio el nombre de Dáctilo.

A este descubrimiento siguió en 1998, esta vez mediante un telescopio, el del satélite del asteroide Eugenia, número 45 del catálogo, y a partir de entonces los hallazgos se multiplicaron disparando el número de satélites asteroidales conocidos, cantidad que es de suponer que se incrementará notablemente según se vayan afinando las observaciones de estos astros. Las lunas asteroidales aparecen indistintamente por las distintas familias de asteroides -NEO, cinturón principal, troyanos, transneptunianos y objetos del disco disperso-, y se calcula que su existencia afecta a aproximadamente el 2% de la población total de estos cuerpos celestes, cantidad que se elevaría hasta el 11% de los transneptunianos, incluyendo varios casos -el más conocido es el de Silvia, nº 87- con dos satélites, y otros como los de Antíope -nº 90- y Patroclo -nº 617- catalogables como asteroides dobles u asteroides binarios, ya que ambos cuerpos son equiparables en tamaño y giran en torno a un centro de masas común.

La explicación que dan los astrónomos a la existencia de las lunas asteroidales es que, probablemente, se trata de los restos expulsados tras el choque con otro cuerpo, un fenómeno que debió de ser bastante habitual en los primeros tiempos del Sistema Solar; aunque la atracción gravitatoria del cuerpo principal habría resultado demasiado débil para hacerlos caer de nuevo a la superficie, habría conseguido no obstante retenerlos en órbita.

Sin ánimo de ser exhaustivo, algo que además resultaría imposible dado el dinamismo con que se incrementa el número de descubrimientos, la siguiente tabla da una relación de los principales satélites asteroidales conocidos en la actualidad, limitándose a recoger en ella tan sólo aquéllos en los que tanto el cuerpo principal como el o los satélites han sido catalogados y recibido nombres propios. Quien esté interesado en la relación completa, demasiado extensa para reproducirla aquí, puede consultar en esta página.

No aparecen en ella los pertenecientes a Plutón, Haumea, Makemake y Eris dada la condición de planetas enanos de sus primarios, por lo que habrá que buscarlos en la tabla correspondiente a los satélites planetarios.

Para mayor comodidad los he agrupado por categorías orbitales y, cuando ha sido necesario, indico también el tipo de asteroides al que corresponden.


Publicado el 25-2-2008
Actualizado el 27-12-2022