Alfa y omega



-Dios ya no existe.

-¿Y cómo puede usted estar tan seguro? -pregunté con ironía a mi hierático y atildado interlocutor-. Antes que usted han sido muchos los que a lo largo de la historia han hecho esta misma afirmación; y todos, sin la menor excepción, se equivocaron. No conviene olvidar que la religión es una manifestación cultural inherente a la especie humana, y que mientras exista un solo hombre vivo será necesaria la existencia de Dios.

-En cuanto a lo primero, confío en que no dure demasiado tiempo -respondió calmosamente-; y en lo que respecta a la segunda de sus aseveraciones, puede estar bien seguro de que ya no es válida.

-Supongo que tendrá alguna razón para opinar así.

-Por supuesto que sí -sonrió-. Yo lo maté.

Y desapareció. En el aire, durante un buen rato, quedó flotando un penetrante olor a azufre quemado.


Publicado el 25-5-2004 en Ochocientos, y el 25-4-2006 en Efímero