Error de cálculo



-Disculpe... -las placas dérmicas frontales del alienígena adoptaron la combinación pigmentaria que en su raza equivalía a un discreto carraspeo.

Lo cual no le sirvió de mucho, puesto que el funcionario al que se dirigía pertenecía a una especie completamente ciega a los colores. Así pues, se vio obligado a repetir su petición en galáctico estándar, algo sumamente incómodo para él dado que sus espiráculos respiratorios no estaban adaptados para tal función sonora.

-¿Sí? -preguntó su interlocutor, distraído, alzando una de las dos cabezas mientras la otra permanecía absorta en la lectura de un holoperiódico escrito en caracteres ininteligibles para el visitante- ¿En qué puedo ayudarle?

-Yo... -titubeó éste, fatigado por el esfuerzo de hablar- Soy un empresario de la galaxia NGC 4414, y he llegado aquí en viaje de negocios; mi compañía desea abrir una corresponsalía en el Sector Tercero del segundo brazo espiral. Aquí tiene mi pasaporte y el visado de entrada -explicó, al tiempo que le extendía los documentos.

El funcionario de aduanas los asió con dos de sus seis tentáculos superiores y, tras echarles una mirada distraída, interrumpió el ya iniciado ademán de sellarlos. Aunque no se podía decir que frunciera el ceño, eso se debió tan sólo a que carecía de este rasgo anatómico.

-¿Qué ocurre? -preguntó el empresario, repentinamente alarmado por su gesto.

-Espere un momento; he de comprobar algo. -fue la escueta respuesta del interpelado, que con una de sus cabezas seguía releyendo cuidadosamente los documentos al tiempo que con la otra revisaba unos datos en el terminal- Lo siento, señor XXXJRFGLKKWKK -era lo más que se podía aproximar a la pronunciación correcta de su nombre-, pero me temo que en su visado hay algo erróneo.

-¿Cómo dice? -exclamó angustiado XXX...

-Lo que usted me ha entregado es un visado para poder viajar, por motivos de negocios, por la galaxia NGC 3660, expedido en la embajada de la misma en el planeta capital de NGC 4414, fecha estelar 47.967A5... ¿correcto?

-Sí, es correcto... -suspiró XXX...- ¿Entonces, dónde está el problema?

-Pues en que ésta no es la galaxia NGC 3660, sino la NGC 2928; me temo que se ha debido de equivocar usted de destino.

Si una bomba de dilitio hubiera estallado bajo su caparazón, XXX... no se habría llegado a sorprender tanto. Fue una lástima la ceguera a los colores del funcionario, puesto que sus placas dérmicas esbozaron, en apenas unos segundos, toda una orgía cromática que se extendía incluso hasta el ultravioleta cercano. Cuando al fin logró calmarse, le espetó:

-¡Eso es imposible! ¿Cómo puede pensar que en la agencia de viajes cometieran un error tan garrafal? ¿Me está usted tomando el... -y pronunció una palabra, en su enrevesado idioma, equivalente semánticamente al cuero cabelludo humano.

-En absoluto. -las expresiones de los dos rostros del funcionario eran completamente serias- Le aseguro, señor XXX..., que nos encontramos en la galaxia NGC 2928, como puede usted comprobar personalmente -concluyó, haciendo que emergiera ante él un holorregistro de ordenador.

-Entonces, ¿cómo puede haber ocurrido esto? -gimió desconsolado.

-Creo conocer la explicación. -respondió la cabeza derecha- ¿Sería tan amable de mostrarme sus apéndices prensiles? -y ante la expresión de asombro del empresario añadió- a no ser que se trate de un tabú de su especie, claro.

-No... no tengo el menor inconveniente. -balbuceó el interpelado, al tiempo que extendía sus extremidades anteriores- Pero no veo qué relación puede tener esto con mi problema...

-Pues créame que la tiene. -sentenció el nativo- Si no me he equivocado al contar, cada una de sus extremidades cuenta con cuatro apéndices prensiles, lo que hace un total de ocho. ¿Me equivoco?

-No; bueno, siempre y cuando no cuente también los palpos abdominales; pero éstos los solemos llevar ocultos, ya que su misión principal es la de... -explicó al tiempo que se ruborizaba, o el equivalente en su raza.

-No es necesario que me dé explicaciones; con esto es suficiente. Ocho apéndices prensiles... lo que quiere decir que su sistema de numeración estará basado en esta cifra, o bien en algún múltiplo o submúltiplo suyo. ¿Es así?

-Nuestro sistema de numeración es octal, efectivamente. -bufó- El ocho es el número perfecto, la encarnación del dos por dos por dos, la mónada elemental multiplicada por las tres dimensiones del universo... por esa razón quiso el Gran Constructor dotar a nuestra anatomía con la encarnación de Su Poder Infinito. Pero, ¿qué tiene esto que ver?

-Mucho. Supongo que no desconocerá que otras razas no contamos con ese ¡hum! privilegio otorgado por su Dios, de modo que el número de nuestros apéndices suele oscilar dentro de un amplio rango de valores... y como normalmente los sistemas de numeración se han venido basando en ellos, ya que al parecer a nuestros remotos antepasados les resultaba más sencillo contar en unidades de apéndices que de cualquier otra manera, esto generó la necesidad de establecer un sistema de numeración común para la totalidad de las razas de las diferentes galaxias.

-¿Y? -XXX... comenzaba a impacientarse, como lo demostraba la púrpura coloración que habían adoptado sus seudoélitros.

-Pues que el sistema de numeración elegido fue el que estaba basado en el número diez; no me pregunte por qué, a mí me parece tan absurdo como le pueda parecer a usted, y desde luego completamente inadecuado para nuestro propio sistema duodecimal -explicó, al tiempo que le mostraba sus doce tentáculos-; pero lo cierto es que se implantó, probablemente debido a la imposición de alguna extraña raza provista de diez apéndices... así pues, en todas las operaciones intergalácticas es necesario tenerlo en cuenta, cosa en la que al parecer no cayeron quienes le gestionaron la documentación en su planeta natal.

El gesto de asombro del visitante era tan palpable, que el funcionario no tuvo necesidad alguna de suponerlo. Así pues, continuó:

-Basta con realizar una sencilla conversión para descubrir que el número octal 3660 se corresponde con el decimal 2928... y es aquí a donde le mandaron, sin percatarse de que su verdadero destino, el decimal 3660 es en realidad para ustedes el 4575. ¿Me sigue?

-Sí, creo que sí... -el cerebro ventral de XXX..., responsable de sus reacciones más atávicas, ya estaba comenzando a especular con las posibles represalias a tomar contra el inútil que le había metido en ese fregado- entonces, ¿qué puedo hacer para solucionarlo? -su segundo cerebro, el apical, mucho más evolucionado, prefería optar por el pragmatismo.

-Lamento decirle que con esta documentación no puede entrar aquí, aunque de todos modos no creo que esto le sirviera de mucho, ya que carece de intereses comerciales en esta galaxia... yo le sugeriría que volviera a NGC 4414 y desde allí se dirigiera al destino correcto, o bien que intentara buscar un vuelo directo que le llevara hasta NGC 3660... lo siento, en otra cosa no le puedo ayudar.

-Y cómo se llega hasta allí?

-Aguarde un momento que lo compruebo; 3660 está en la constelación de Crater, vaya nombrecito raro, a quién se le ocurriría ponérselo, con lo cual... me temo que es un largo viaje, necesitaría atravesar nada menos que cinco nodos hiperespaciales para llegar hasta allí. Lo siento, veo difícil que pueda encontrar un vuelo directo. ¡Espere! -se corrigió- Vaya, parece que ha habido suerte. Hay uno de la Transgalactic Ltd. que le puede dejar en NGC 3661, casi al lado, y desde allí supongo que ya no le resultará demasiado difícil llegar; no es lo que se dice una naviera de lujo, más bien se dedica a transporte de mercancías, pero al parecer aceptan pasajeros en sus naves. Pienso que ésta es la mejor solución. En la terminal cuatro tiene usted una agencia de viajes, en la cual le podrán tramitar el viaje.

-Muchas gracias, señor. Le estoy muy agradecido. -respondió el atribulado viajero, al tiempo que realizaba en su honor la solemne genuflexión treinta y dos del tercer protocolo de cortesía.

-Estos paletos... -le musitó la cabeza izquierda a su compañera, acompañando el comentario con un no demasiado elegante gesto de complicidad, una vez que éste se hubo marchado- ¿Por qué se empeñarán en salir de su galaxia, si luego son incapaces de dar dos pasos fuera de ella?

Tras lo cual ambas se volvieron a enfrascar en sus respectivos y ociosos menesteres, a la espera de que llegara el final de su jornada.


Publicado el 8-5-2009 en NGC 3660