Un concurso universal



-Y la ganadora del certamen Miss Universo de este año es...

El presentador, tras mantener en vilo a los millones de espectadores que seguían en directo la gala mediante una larga pausa -uno de los más viejos trucos de su oficio- exclamó en tono teatral:

-¡La señorita ZXh-Shoooooughttt -en realidad la garganta humana era incapaz de articular correctamente semejante nombre alienígena, aunque intentó aproximarse lo más posible a su pronunciación real-, representante del Cúmulo Estelar de Coma Berenices!

El estallido de una ruidosa fanfarria acogió la salida al escenario de la recién proclamada Miss Universo, la cual avanzó ceremoniosamente por la pasarela apoyándose en sus seis tentáculos tractores mientras los cuatro restantes, los prensiles, ondulaban de forma sincronizada en un gesto que para su raza significaba una extrema alegría.

Su rostro, si por tal podía considerarse al ojo facetado que recorría en todo su perímetro a la globulosa cabeza de profundo color añil rematada por unas cimbreantes antenas ciliadas, mostraba asimismo, para quien fuera capaz de interpretarlo, la emoción que le embargaba saberse ganadora en la dura pugna que le había enfrentado con bellezas procedentes de planetas dispersos a lo largo y ancho de la espiral galáctica. En cuanto al resto de su cuerpo, de triple volumen que el de sus rivales humanas, tan sólo podían adivinarse sus formas generales dado que el campo de fuerza que constituía el traje tradicional de las comabereniceanas lo ocultaba pudorosamente, incluyendo la boca ventral y las dos costales. En cualquier caso, era evidente la joven alienígena se encontraba radiante.

-¡Hay que ver hasta dónde hemos llegado! -exclamó una de las anónimas espectadoras al tiempo que desconectaba la holovisión-. En mis tiempos -era una humana de edad más que madura- no pasaban estas cosas tan raras y las chicas eran eso, chicas.

-Mujer -le espetó su marido, que había seguido la retransmisión con gesto aburrido- los tiempos cambian, y desde que existen los viajes espaciales se han abierto mucho las posibilidades. Además -atajó, impidiendo responder a su esposa-, al fin y al cabo el concurso se llama Miss Universo, por lo que el premio se ajusta a su nombre.

Y siguió bebiendo tranquilamente su cerveza mientras ella, tras soltar un bufido, empezaba la dura tarea de buscar afanosamente entre los quinientos canales de la holovisión alguno en el que se retransmitiera un reality show, preferiblemente con todos sus concursantes humanos.


Publicado el 21-7-2016