La leyenda de un planeta




Esta novela, que completa el decimotercer volumen de la edición de Robel, apareció publicada inicialmente con el número 566 de La Conquista del Espacio, pero no fue incluida en la reedición de Ediciones B al no pertenecer al ciclo de las aventuras de Alice Cooper y Adán Villagrán, aunque sí está incluida en la serie del Orden Estelar, transcurriendo también en la Tierra, y algo después de los acontecimientos narrados en Un mundo llamado Khrisdal, novela por cierto escrita por Ángel Torres varios años antes.

El protagonista de La leyenda de un planeta es en esta ocasión Ruben Marell, un próspero constructor de naves espaciales empeñado en sacar adelante un nuevo prototipo capaz de alcanzar con facilidad los rincones más lejanos de la galaxia. Comienza la narración describiendo un curioso y sorprendente sueño de éste, en el que se encuentra en un enigmático y cambiante planeta persiguiendo a una bella muchacha a la que jamás logra alcanzar. Finalmente se encuentra con una niña, que le solicita que renuncie a su propósito de visitar su planeta... algo sorprendente, puesto que el prototipo no está desarrollado aún, de hecho ni siquiera tiene nombre -aunque la niña lo denomina Quasar- y, por supuesto, tampoco se ha planteado el posible destino del mismo una vez haya sido terminado. Hecho esto, y ante la perplejidad de Ruben, la niña confiesa haber cometido un error adelantándose en el tiempo, tras lo cual desaparece y éste despierta. Por cierto, los nombres de la muchacha y la niña son respectivamente Flavia y Rose, ya conocidos sin duda por el lector de las anteriores entregas de la serie.

Han pasado tres años y el Quasar 1 -finalmente Ruben ha bautizado a la nave con el nombre que le sugiriera Rose- es ya una realidad. Pero él vuelve a tener un nuevo sueño en el que se repiten milimétricamente los episodios del anterior, con el añadido de que en esta ocasión Rose sí desvela el nombre de su mundo, ése que no desea que visite: se trata de Khrisdal, el mítico y misterioso planeta habitado por paranormales que viven seguros gracias a que permanecen ocultos, de forma voluntaria, para el resto de la humanidad.

No anda descaminada la niña, puesto que Benjamín Duarte, cuñado de Ruben y su mano derecha desde que se casara con su hermana Iris, está empeñado en viajar a un destino desconocido cuyas coordenadas se niega a revelarle hasta que partan del Sistema Solar, aunque todos los indicios apuntan hacia Khrisdal.

Perplejo ante la disyuntiva en que se ve sumido -en realidad él tan sólo desea probar el prototipo, sin importarle demasiado el destino de su primer viaje-, Ruben recurre a Tom Hallison, un afamado psiquiatra amigo suyo. Éste se muestra desconcertado por sus extraños sueños, pero al tiempo que le sugiere que cambie el destino del Quasar, comienza a hacer sus averiguaciones, descubriendo que, pese a que oficialmente Khrisdal no existe, las autoridades terrestres han echado tierra sobre un extraño asunto que tuvo lugar varios años atrás en la Luna, precisamente el narrado en Un mundo llamado Khrisdal, y datos tales como los nombres de las dos paranormales, Flavia y Rose, así como la descripción física de ambas, tan sólo recogidos en documentos secretos, acaban de convencer a Tom de que lo experimentado por su amigo no fue un simple sueño.

Mientras tanto Ruben, que no comprende el empeño de su cuñado por viajar a Khisdal, intenta convencerlos, a él y a su mujer, de la conveniencia de elegir otro destino, logrando tan sólo la oposición frontal de ambos. Decidido, no obstante, a imponer su voluntad, viaja a Marte, lugar en el que se encuentran los astilleros en los que fue construida la Quasar 1, acompañado por su mujer. A estas alturas el lector ya sabe que Iris y Benjamín no son trigo limpio puesto que, enterados de las andanzas del ingenuo psiquíatra, encargan a un asesino profesional la misión de quitarle de en medio. Mal lo hubiera pasado el pobre Tom de no aparecer en su despacho, justo antes de que fuera asesinado, las dos nativas de Khrisdal, las cuales se desembarazan con toda facilidad del matón, salvándole providencialmente la vida... tras lo cual desaparecen, dejándole sumido en un profundo sopor que tiene por objeto impedir que se reúna con Rubén -ha conseguido pruebas comprometedoras que ellas no desean que el constructor conozca- antes de que éste parta hacia Marte.

Así ocurre aunque, tesonero hasta el final, Tom se embarca a su vez a Marte empeñado en reunirse allí con su amigo. Mientras tanto éste ha llegado a su destino y, tras mantener una fuerte discusión con su cuñado y su mujer, se encierra irritado en el Quasar 0 -un pequeño prototipo construido con anterioridad al definitivo Quasar 1- donde pretende pasar la noche en soledad. Éstos, temiendo ver sus planes frustrados, máxime cuando se enteran de que su matón ha fracasado en su intento de hacer desaparecer a Tom, toman la drástica decisión de asesinar a Ruben. Para ello se valen de una manipulación de los controles del Quasar 0 y, tras narcotizar a su ocupante con un gas introducido en el sistema de aireación, programan a la nave para que se estrelle contra el Sol; por supuesto, amañan todo para que parezca un desgraciado accidente. Aunque Ruben despierta con la suficiente antelación, descubre aterrorizado que no resulta posible desviar el rumbo de su vehículo, por lo que su suerte está echada... ¿o no?

De forma súbita, valiéndose de su capacidad de autotransportarse, Flavia irrumpe en la cabina y manifiesta al perplejo Ruben su deseo de salvarlo de una muerte segura. Pero ¿cómo? Pues acelerando el navío, gracias a sus portentosos poderes paranormales, hasta conferirle una velocidad, muy superior a la que podría haber alcanzado con sus propios motores, capaz de hacerle atravesar el Sol tan rápidamente que no le diera tiempo a experimentar los efectos del calor. Y así lo hace, pudiendo volver ambos sanos y salvos a Marte para sorpresa de sus frustrados y desconcertados asesinos, a los cuales detiene con la intención de entregárselos a la policía. Paralelamente Tom ha llegado de incógnito a Marte y, tras ser recibido por un hombre de confianza de Ruben, se reúne también con la ubicua Rose, que pone al corriente de los acontecimientos primero a él, y acto seguido al propio Ruben.

Benjamin no es en realidad hermano de Iris, sino su amante, siendo su verdadero apellido Loren. Por una serie de circunstancias había tenido acceso a la información que Golden arrebatara a Flavia durante los hechos narrados en Un mundo llamado Khrisdal y, conocedor de la ubicación exacta de este planeta, había decidido llevar adelante los planes del frustrado mafioso, es decir, aprovecharse de los poderes de sus habitantes para sus propios fines. Pero Khrisdal se encuentra muy lejos de la Tierra, por lo que necesitaban una astronave capaz de transportarlos hasta allí con la suficiente rapidez. Por esta razón habían urdido la boda de Iris con Ruben, lo que les había puesto a su disposición nada menos que el último prototipo de su factoría, logrando además Benjamin el control sobre la construcción del Quasar y, sin saberlo Ruben, de la tripulación seleccionada para pilotarlo, todos ellos rufianes fieles al traidor. Por supuesto en sus planes entraba también desembarazarse de Ruben asesinándolo cuando ya no les resultara útil... pero sus planes se han visto frustrados, al menos por el momento, gracias a la oportuna intervención de las dos nativas de Khrisdal.

Lamentablemente, las cosas se precipitan. Los sicarios de los traidores, alertados de lo ocurrido, irrumpen repentinamente rescatando a Benjamín e Iris, al tiempo que intentan matar a los protagonistas. Éstos son salvados de nuevo por Flavia y Rose, pero durante la refriega sus enemigos logran escabullirse. Cuando poco después llegan las autoridades del Orden Estelar, que habían seguido a Tom desde la Tierra, los pájaros han volado en el Quasar 1, procediendo a retener a los dos amigos -Ruben y Tom- junto con las muchachas; huelga decir que los gobernantes terrestres están también sumamente interesados en averiguar todo lo posible del escurridizo Krhisdal y, ya que se les escabulleron en una ocasión las dos paranormales, no están dispuestos a consentir que ocurra de nuevo.

Vano intento. Rose y Flavia pueden marcharse de allí en el momento que quieran, pero necesitan la ayuda de sus circunstanciales aliados debido a que resulta imperioso detener a los asaltantes del Quasar 1 que, según saben por el legislador terrestre que les retiene, ha sido convertido clandestinamente en un auténtico polvorín... y para ello precisan de alguien que conozca los entresijos de la nave, es decir, su propio creador. Así, realizando una portentosa proeza, Rose, cuyos poderes son con diferencia mucho mayores que los de su compañera, logra teleportar a los cuatro a la bodega del buque, que ya se encuentra en órbita alrededor de Khrisdal.

Mientras tanto, los facinerosos no han perdido el tiempo. Tras burlar los infructuosos intentos de confundirlos por parte de los habitantes de Khrisdal, que intentan hacerles creer que han llegado por equivocación a un mundo estéril y deshabitado, lanzan al espacio una bomba capaz de destruir el planeta, dando un ultimátum a sus presuntas víctimas: o les entregan un número determinado de paranormales que les puedan ayudar con sus poderes a apoderarse de la economía y, ¿por qué no?, incluso del gobierno de los planetas del Orden Estelar, o destruirán Khrisdal con todos sus habitantes. Por supuesto, si aceptan la bomba seguirá en órbita como garantía de que no pretenden burlarlos. La respuesta de los gobernantes del planeta es ambigua, en un intento evidente de ganar tiempo que sólo consigue enfurecer a sus atacantes.

Paralelamente, los cuatro polizones del Quasar 1 perfilan su estrategia. Rose y Flavia, tras exponer a los dos terrestres que su presencia ya no es necesaria allí y, por ello, no deben seguir arriesgando sus vidas, logran convencerlos para que retornen a casa. Para ello cuentan con el pequeño Quasar 0, que ha sido embarcado en la bodega de su hermano mayor y, como no desean que sus amigos conozcan las coordenadas espaciales de Khirdal, deciden teleportar el navío, con ellos en su interior, hasta un lugar alejado de la galaxia desde el que puedan retornar por sus propios medios. Aunque en un principio ambos aceptan, Tom no acaba de estar convencido del todo... puesto que se ha enamorado de Flavia y, posiblemente, es correspondido por ésta. Así pues, aprovechando un despiste del confiado Ruben, se escabulle en el último momento permaneciendo en el Quasar 1 al tiempo que la otra nave desaparece con su amigo en su interior... junto con las dos muchachas. Tom se ha quedado completamente solo en el cubil de sus enemigos.

Sin saber muy bien qué hacer, sino más bien moviéndose a impulsos, decide dirigirse al puente de mando, en un fútil intento de detener a los asesinos. Por el camino pone fuera de combate a uno de los tripulantes apoderándose de su arma, lo que le permite sorprender a los dos cabecillas, Benjamín e Iris, exigiéndoles que desactiven la bomba y dejen a Khrisdal tranquilo. Su triunfo resulta ser efímero, puesto que la llegada en tropel de los tripulantes le obliga a huir refugiándose en un pequeño almacén que encuentra en su camino... el cual se convierte en una ratonera de la que posiblemente no podrá salir vivo.

Por suerte para él, por enésima vez viene Rose en su ayuda, materializándose a su lado. Según le comunica, ella y Flavia habían retornado a Khrisdal dado que sus compatriotas han desarrollado un plan para quitarse de encima la amenaza; pero sabedora de que permanecía en la nave en vez de haber huido con su amigo, ha vuelto para rescatarlo, puesto que las cosas se van a poner muy feas para los tripulantes del sentenciado Quasar 1. Se lo lleva con ella e, inmediatamente después, Khrisdal se desvanece de las pantallas visoras de la nave ante la sorpresa de los perplejos piratas. Apenas unos segundos después la bomba, desequilibrada ante la falta de la masa del planeta, estalla mandándoles a todos al infierno. Según se sabrá más adelante, nave y bomba habían sido enviados por las poderosas mentes de los paranormales a un futuro remoto, donde pudieran estallar sin causar daños.

Mientras tanto, ¿qué ha pasado con Tom? Éste se descubre de repente en la superficie de Khrisdal, donde es recibido amistosamente por sus habitantes y en especial por Flavia. Por supuesto ya no podrá volver a la Tierra ni abandonar siquiera su patria adoptiva, pero ¿a quién le importa eso?



Publicado el 28-7-2004 en el Sitio de Ciencia Ficción