La abominable Bestia Gris





Tras un intervalo de tres números en los que Enguídanos dio descanso a la Saga, aprovechando para publicar su primera novela independiente, Rumbo a lo desconocido, -los otros dos títulos aparecieron firmados por Alf. Regaldie- las épicas aventuras de Miguel Ángel Aznar volvieron a la colección Luchadores del Espacio con la novela titulada La abominable Bestia Gris, número 11 de la colección, y lo hicieron a lo grande con una dramática descripción de la desintegración de la atmósfera lunar -nuestro satélite había sido terraformado- por un ataque thorbod que, apenas un año después de los incidentes de Eros, deciden pasar a la ofensiva desatando una guerra total contra los terrestres y sus aliados venusianos.

La muerte de todos los pobladores lunares conmociona a las naciones terrestres, pero apenas tienen tiempo de analizar las terribles consecuencias de la brutal agresión puesto que, inmediatamente después, unas ingentes oleadas de astronaves enemigas atacan impetuosamente a las flotas defensivas de los dos planetas, que se ven desbordadas una vez tras otra por el arrollador avance de los crueles hombres grises.

En tan difíciles circunstancias Miguel Ángel Aznar y el Rayo, junto con su pequeña flota auxiliar, constituyen la única esperanza de salvación para la Tierra, puesto que los proyectos de construcción de una potente escuadra sideral con la dedona extraída de Eros todavía no han rendido sus frutos y ni una sola astronave ha podido salir siquiera de los astilleros terrestres.

Mientras la Bestia Gris avanza de forma imparable en todos los frentes, Miguel Ángel Aznar concibe el plan de llevar la guerra a su propio terreno, Marte, en un desesperado intento de aflojar el dogal que estrangula a los dos planetas. Cuenta para ello con el invulnerable Rayo, y también con una modificación de los torpedos terrestres que tan buen resultado dieron para acabar con el inexpugnable refugio de Tarjas-Kan, consistente en unas grandes perforadoras -hoy las llamaríamos tuneladoras- capaces de llegar hasta el corazón mismo de las grandes metrópolis subterráneas marcianas. El objetivo elegido es Nemania, la propia capital thorbod, cerca de la cual desembarcan las perforadoras, protegidas del furioso fuego enemigo por el Rayo y sus naves auxiliares, procediendo a excavar sendos túneles que permitan la invasión de la ciudad enemiga por parte del ejército terrestre embarcado en el autoplaneta.

Los acontecimientos se desarrollan tal como habían sido planeados, y los soldados españoles -Enguídanos hace recaer la responsabilidad de la incursión en manos de la Federación Ibérica-, comandados por el intrépido Miguel Ángel Aznar, consiguen penetrar en el corazón mismo de la metrópoli marciana. No por ello está, ni mucho menos, garantizado el éxito, puesto que se trata de una urbe de varios millones de habitantes formidablemente defendida, por lo que los comandos terrestres se ven obligados a hacer frente a una tenaz resistencia.

La batalla de Nemania, descrita con tintes épicos por el autor, se salda finalmente con la victoria de los terrestres y la aniquilación de la totalidad de la población de la misma. Miguel Ángel Aznar cuenta con una sólida cabeza de puente no para conquistar Marte, ya que carece de capacidad para ello, pero sí para obligar a los thorbods a renunciar a la conquista de la Tierra y de Venus. De hecho, el almirante español planea forzar a los hombres grises a aceptar un armisticio que permitiera evitar a los dos planetas una derrota que él considera inevitable; pero los hechos se desarrollan de forma diferente a sus deseos. Aunque en un principio consigue convencer a sus superiores para que le envíen refuerzos, lo que le permite conquistar una segunda ciudad marciana, para su sorpresa recibe la noticia de su destitución como almirante de la Policía Sideral junto con la terminante orden de volver a la Tierra. Los gobiernos terrestres, abrumados por el peso de la inminente derrota, han decidido negociar su capitulación con la Bestia Gris, y el Rayo es en estos momentos un obstáculo para sus planes.

Profundamente despechado, pero disciplinado, Miguel Ángel Aznar retorna a nuestro planeta convencido de que acaban de echar a perder la única oportunidad que tenían para evitar el desastre. Convocado en Madrid, donde se encuentra reunida la plana mayor de la Policía Sideral, intenta convencerlos de su error mientras el ejército thorbod llega ya a las mismas puertas de la capital española... Pero ya es tarde, y la guerra está definitivamente perdida. A la humanidad le espera una larga noche de esclavitud bajo el yugo de los crueles hombres grises, pero todavía queda un pequeño resquicio abierto a la esperanza: El Rayo es capaz de acoger a un puñado de miles de refugiados, con los cuales podrá huir en busca de una nueva tierra en la que poder vivir en paz. Miguel Ángel Aznar hace el ofrecimiento, que le es aceptado pero en unas condiciones que considera intolerables, puesto que son los propios jerarcas, esos mismos que han condenado a la Tierra con su cobardía, los que pretender ahora salvarse junto a sus familias... A lo cual se niega rotundamente el propietario del Rayo el cual, tras amenazarles con humillarlos públicamente, consigue que adopten una decisión -su última decisión- con la dignidad del caído: Los refugiados del Rayo, seis mil en total, serán elegidos por sorteo entre los habitantes de Madrid, y a ellos les acompañarán mil científicos que, con sus conocimientos, puedan garantizar el feliz desenvolvimiento de los fugitivos en su nueva tierra de promisión.

Concluye la narración con una desgarrada exclamación de dolor por parte de Miguel Ángel Aznar, despidiéndose de una Tierra que nunca más llegará a contemplar. Pero no irá solo, puesto que junto con sus compañeros le acompañará en el exilio su compañera, Dolores Contreras, la cual habrá de ser madre de la en un futuro heroica familia Aznar.

En lo que respecta a la segunda edición, publicada con el número 6 y con la portada -mutilada- original, las diferencias con la original son mínimas, limitándose a algunos detalles muy concretos heredados de los números anteriores, como la supresión de la transparencia del casco del Rayo, y a la minuciosa revisión de los diferentes datos numéricos utilizados a lo largo de la misma, junto con la supresión de algún breve y poco significativo párrafo, probablemente por necesidades de ajuste del texto. Por lo demás, ambas versiones son virtualmente idénticas.

Un factor interesante de esta novela, aparte de la narración en sí, es el llamativo golpe de timón que dio Enguídanos a la Saga y que, en definitiva, fue la que le permitió prolongarse durante muchos episodios más. Así, mientras las seis primeras novelas -cinco en la segunda edición-, nos encontramos frente a un desarrollo típico de pulp, o de novela de aventuras, con un protagonista indiscutible enfrentado a peligros cada vez más graves, a todos los cuales afrontará, y vencerá, casi sin despeinarse, aquí por vez primera nos encontramos con uno de esas quiebras de la fortuna -o de la baraka, por usar el término árabe que designa a la buena suerte personal- que jalonarán cada cierto tiempo la Saga, haciendo a ésta más verosímil a la vez que permiten al autor reconducir la trama sin que se le escape de las manos.

De hecho, la estructura de la narración había ido hasta ahora siempre en crescendo, primero en el Tíbet, luego en Venus, posteriormente en Ragol y por fin en la Tierra del futuro, saliendo siempre vencedores Miguel Ángel Aznar y sus amigos de thorbods, saissais, robots rebeldes, asiáticos... Y de los thorbods asentados en Marte, porque, no lo olvidemos, Policía Sideral acaba cantando la próxima victoria de los humanos sobre los hombres grises tras asegurar éstos su dominio sobre el asteroide Eros. Evidentemente, de haber seguido así la Saga se habría acabado muy pronto por no tener ya prácticamente nada que narrar, pero aquí se impuso el buen hacer de Pascual Enguídanos. Por esta razón La abominable Bestia Gris comienza, de forma diametralmente distinta, con la brutal aniquilación de la atmósfera de la Luna -un impacto ciertamente impresionante para el lector no avisado- y continúa con la derrota sin paliativos de una humanidad condenada a una ominosa esclavitud bajo la férula de sus crueles vencedores. Se trata, a mi modo de ver, de un fenómeno singular dentro de la literatura popular de ciencia ficción no sólo española, sino incluso puede que también anglosajona, que sólo es un preludio de catástrofes posteriores, todavía más dramáticas, que convertirán a los sucesivos Aznar en algo muy parecido a esos héroes griegos perseguidos sañudamente por los hados, y a la humanidad en una desvalida raza sometida a los avatares del destino. Para estar publicado en una modesta colección de novelitas de a duro, el hallazgo es realmente notable.



Publicado el 10-10-1998 en el Sitio de Ciencia Ficción
Actualizado el 22-12-2002