Saurios



Dentro ya de la última etapa de la segunda parte de la Saga, donde se desarrollan las aventuras acaecidas en el interior del Hiperplaneta, los saurios son la primera raza en aparecer, concretamente en la novela La civilización perdida. Los saurios son la especie dominante en el Hiperplaneta, o al menos en la parte del mismo explorada por los valeranos, y aunque están divididos en varias razas distintas y sus culturas e idiomas son igualmente diferentes, presentan entre ellos una afinidad similar a la que existe entre las distintas razas humanas que pueblan la Tierra.

Aunque Enguídanos se limita a describirlos como reptiles ovíparos de sangre fría (es esto último comete un grave error, ya que el mantenimiento de una temperatura corporal constante es indispensable para que cualquier especie animal pueda alcanzar un mínimo nivel de evolución desde el punto de vista de la inteligencia), de la imagen que da de los mismos se deduce fácilmente que serían algo así como los descendientes evolucionados de los dinosaurios si éstos no se hubieran extinguido dando finalmente, como ocurrió con los mamíferos, una especie inteligente. Yendo todavía más lejos resulta tentador descubrir en ellos unos descendientes de los dinosaurios bípedos carnívoros, es decir, de los tiranosaurios, velociraptores o similares... Lo cual no es en modo alguno descabellado.

Sin embargo, lo más curioso de los saurios es que, a pesar de su disparidad biológica con el hombre, su sociedad y sus costumbres son con diferencia las más humanas de todas las razas extraterrestres ideadas por Enguídanos, incluyendo aquéllas que, como los nahumitas, compartían su patrimonio genético con los terrestres. Mientras las otras razas que desfilan a lo largo de la Saga -thorbods, hombres de silicio, sadritas, mantis, ghuros- resultan ser exóticas y ajenas no sólo genética, sino también culturalmente a los terrestres y valeranos, los saurios resultan ser tan humanos en su comportamiento que diríase son una mera caricatura nuestra... Lo cual, sospecho, no es casual. Tengo la impresión de que Pascual Enguídanos utilizó a esta raza para criticar -y bien que se explayó- los defectos de nuestra propia sociedad, quizá imitando inconscientemente obras literarias anteriores tales como los Viajes de Gulliver. En cualquier caso, la iniciativa le resultó bastante conseguida. La sociedad de los saurios -o las sociedades, puesto que éstas son bastante dispares- es un reflejo fiel de la nuestra propia; belicosos y pendencieros, los saurios reproducen absolutamente todos los vicios que nos podríamos achacar a nosotros mismos, lo que provoca no tanto el rechazo, sino más bien la indiferencia, de los mucho más civilizados valeranos, que lejos de las veleidades quijotescas de sus anteriores aventuras, optan ahora por inhibirse de unos problemas que les resultan ajenos.


Publicado el 30-1-1999 en el Sitio de Ciencia Ficción