Hombres planta



Los vegetales provistos de una movilidad similar a la de los animales, y en ocasiones también de inteligencia, son una idea muy del gusto de Enguídanos que aparece varias veces a lo largo de su obra. La primera vez nos encontramos con ellos es en la novela El planeta misterioso, como unos habitantes más del tropical y exótico Venus que, no obstante su peligrosidad -tanto aquí como en los otros casos muestran una llamativa predilección por la carne humana-, son poco más que unos animales respecto a su nivel de inteligencia. En Robinsones cósmicos estos seres vuelven a aparecer de nuevo como producto de una mutación provocada por la radiactividad que impregna a la Tierra, aunque aquí ya muestran una inteligencia superior a la de sus hermanos venusinos e incluso poseen un esbozo de cultura -no más allá del equivalente al neolítico-, lo que les hace todavía más peligrosos. Puesto que Enguídanos no vuelve a hablar más de ellos cuando más adelante la Tierra pierde su radiactividad y es colonizada de nuevo, se supone -ésta es una de tantas elipsis del autor- que han sido exterminados por los humanos.

Unos hombres planta similares habitan en los planetas thorbods en la novela que lleva por título precisamente El enigma de los hombres planta. Estos seres, producto también de la radiactividad que antaño impregnó a estos planetas tras el destructor ataque nahumita que provocó la huida de los thorbods al Sistema Solar, ya de por sí son bastante peligrosos en estado salvaje -por variar son antropófagos-, pero todavía lo son más al ser utilizados por los thorbods como fuerza de choque de sus ejércitos, mediante el expeditivo sistema de implantarles unas emisoras de radio que transmiten directamente las órdenes a sus primitivos cerebros convirtiéndolos en unos dóciles esclavos. Estos hombres planta transformados en soldados por los thorbods tienen una significada intervención en las guerras que enfrentan a la Bestia Gris con los nahumitas y los valeranos exiliados en El azote de la humanidad y, posteriormente, con los propios terrestres en La Bestia capitula.

La derrota de los hombres grises en ambas ocasiones provoca la desaparición definitiva de los desagradables hombres planta, los cuales no vuelven a aparecer ni en el resto de la serie primitiva de la Saga ni tampoco en la continuación de la misma. Sin embargo, Enguídanos recurre de nuevo a ellos, o bien a unos parientes lejanos suyos, en dos novelas independientes, convirtiéndolos en ambos casos en visitantes de una Tierra que no ve con buenos ojos su llegada... No siendo aquí unos seres semiinteligentes como en los casos anteriores ya que han desarrollado una tecnología muy superior a la terrestre -ambas novelas están ambientadas en la época actual- que pone a su alcance los viajes interestelares.

En Las estrellas amenazan, reeditada en los años setenta, la visita no tiene otro objeto que la pura y simple invasión por el expeditivo método de sembrar sus esporas, de las que nacen multitud de pequeños hombres planta que traen en jaque a las autoridades terrestres antes de conseguir su exterminio. El enfoque es diferente por completo en Un mensaje en el espacio, ya que aquí el visitante es un pacífico viajero que aterriza en nuestro planeta atraído por las señales de radio del proyecto Ozma -un intento fallido de contactar con inteligencias extrasolares- y es recibido literalmente a tiros a pesar de no mostrar la menor hostilidad, lo que le obliga a irse por donde había venido.


Publicado el 15-1-1999 en el Sitio de Ciencia Ficción