Barpturanos



Esta raza, ideada por Enguídanos en la segunda parte de la Saga, es la espina dorsal de la misma junto, claro está, con los propios valeranos. Los barpturanos son una antiquísima civilización que, poseedora de una tecnología infinitamente superior a la valerana, han construido el Circumplaneta, la más colosal obra de ingeniería del universo ideado por Enguídanos.

Los barpturanos son también los inventores de la fantástica máquina karendón (la idea más genial de esta segunda parte, aunque al final se le fue un tanto de las manos al autor), y han sido asimismo quienes, en los albores de la historia, dispersaron su semilla por el universo, siendo el origen de las distintas ramas de la humanidad presentes en la Saga: Terrestres, nahumitas y los primitivos redentores, todos los cuales habrían surgido tras la manipulación genética de los prehomínidos existentes a la llegada de los barpturanos, muy al estilo de la novela 2001: Una odisea del espacio.

Cuando los valeranos llegan al Circumplaneta no encuentran ni rastro de los barpturanos puesto que éstos duermen un sueño de milenios almacenados en el interior de las máquinas karendón. Avisados de su existencia por el robot Izrail en El ángel de la muerte, los valeranos descubren con asombro que los míticos constructores del Circumplaneta se vieron obligados a tomar tan drástica decisión debido al efecto combinado del acoso de las feroces mantis, contra las cuales se negaban a combatir, y la degeneración genética que sufría su raza, producto de las cuales sería su irremisible extinción. Así pues, habían acordado desmaterializar sus cuerpos confiando a Izrail la custodia de las karendón, al tiempo que enviaban al cosmos la angustiosa petición de ayuda que había provocado la llegada de Valera. Los barpturanos desean tan sólo repoblar el Circumplaneta y revitalizar su patrimonio genético con las aportaciones de una raza joven como única manera de evitar su extinción definitiva, lo cual consiguen finalmente -no sin reticencias por parte de los valeranos- en la novela Los nuevos brujos.

Las diferencias culturales entre ambas razas son enormes. Valera es un pueblo joven y guerrero mientras los barpturanos, que profesan una religión que recuerda poderosamente al budismo, practican un pacifismo radical -de hecho tienen que ser los valeranos quienes les libren de las mantis- y poseen facultades paranormales, lo cual provoca una gran incomodidad en sus suspicaces salvadores. Sin embargo los barpturanos, que no abrigan la menor intención hostil ni hacia los valeranos ni hacia nadie, se limitan a rehacer su antigua civilización fomentando un provechoso mestizaje entre ambas razas cuyo fruto final serán los tapos, los cuales están llamados a desempeñar un papel sumamente importante en las aventuras postreras de la Saga.

Mientras tanto Valera, tras volcar sus excedentes de población en el Circumplaneta, reemprende su peregrinar por el cosmos ante la indiferencia de los barpturanos, que los proveen no obstante de dos importantísimas innovaciones tecnológicas llamadas a desempeñar un papel capital en el desarrollo de la Saga: Las máquinas karendón y las ondas gravitacionales.

Resulta evidente que Enguídanos, que dota a la segunda parte de la Saga de una profundidad filosófica muy diferente del tono puramente aventurero de la primera, se apoya en los barpturanos primero, y posteriormente en sus descendientes tapos, para dar a conocer este mensaje humanista, en contraste con unos valeranos que siguen siendo tan primitivos y belicosos como siempre. Buena muestra de esta simpatía de Enguídanos por el pacifismo de estas dos razas es el hecho de que varios de los personajes principales de la segunda parte de la Saga pertenezcan a la misma: Fidel Aznar, mestizo de valerano y barptur, y posteriormente los tapos Tuanko y Marek Aznar.


Publicado el 22-1-1999 en el Sitio de Ciencia Ficción