Tuanko Aznar



Hijo de Alejandro Aznar y nieto de Miguel Ángel Aznar Bogani y de la tapo Banda. Logró huir, junto con su hermana Virela, de la ciudad ghuro de Arbra, invadida por las fuerzas renacentistas comandadas por Juan MacLane, consiguiendo llegar sano y salvo a Maquetania tras descubrir la presencia de thorbods en el circumplaneta. Participó en la desastrosa intervención de la Armada tapo intentando mediar infructuosamente entre ghuros y renacentistas (¡Thorbod! la raza maldita). Huyó de Atolón, junto con el grueso de la población tapo y la renacentista, a bordo del autoplaneta Hermes. Formó parte de la expedición que viajó a la Tierra protohistórica amenazada por el choque de un asteroide, participando en la evacuación de varios miles de supervivientes (El retorno de los dioses).

A su llegada a la Tierra actual se encontró con la hostilidad cerrada de los terrestres, que atacaron al Hermes. Mientras su abuelo huía a Valera, él y el resto de su familia se entregaron a los terrestres al tiempo que el autoplaneta se rendía a sus enemigos. Prisionero de sus enemigos, se fugó de su encierro aprovechándose de sus poderes paranormales, provocando inmediatamente después una rebelión entre los numerosos descontentos del régimen dictatorial terrestre. Finalmente consiguió huir a Valera (La Tierra después), embarcándose en su viaje de regreso al circumplaneta para reconquistarlo arrebatándoselo a los thorbods (Los últimos de Atolón). De regreso a la Tierra, dominada por los thorbods y su autoplaneta Argos, fue el responsable de la operación mediante la cual un grupo de comandos tapos consiguió desembarcar en la superficie de Argos dañando sus poderosas defensas para permitir el ataque de la flota valerana, lo que supuso la victoria de los humanos sobre los hombres grises (Guerra de autoplanetas).

A la llegada de Valera al hiperplaneta comandó al crucero Coimbra en su viaje de exploración por el interior del inmenso astro, viéndose involucrado en la guerra entre dos naciones saurio, Tumma y Silaos (La civilización perdida). Acto seguido retornó a Valera en el Coimbra, mientras Marek y Fidel Aznar, junto con varios de los científicos de la expedición, permanecían en el interior del hiperplaneta explorando otra región del mismo (Horizontes sin fin). En un segundo viaje al hiperplaneta, comandando una flotilla de tres cruceros, rescató a sus camaradas y parientes entrando en contacto con los olímpicos, remotos descendientes de un grupo de emigrantes procedentes de la Tierra (El refugio de los dioses).


Publicado el 8-10-1999 en el Sitio de Ciencia Ficción