Las novelas “huérfanas”


El DRAE define huérfano en su primera acepción como “Menor de edad a quien se le han muerto el padre, la madre o ambos”, y en la tercera añade: “Falto de algo, y especialmente de amparo”, término que suele utilizarse a menudo en sentido figurado para referirse a lo que ha quedado descolgado de su entorno natural.

Y es precisamente en este sentido como aplico el adjetivo a aquellas novelas, publicadas en colecciones de bolsilibros ajenas a la ciencia ficción, que podrían ser consideradas como pertenecientes a nuestro género o que presentan al menos algunos elementos propios de éste, aunque sean relativamente tangenciales. Es preciso advertir que se trata de un concepto diferente del que en su día apliqué a las colecciones fronterizas situadas a caballo entre dos géneros diferentes como ocurría con SIP, siglas de Spacial International Police, un curioso híbrido entre la ciencia ficción y el género policíaco; con las de aventuras que contaban con elementos de ciencia ficción como El Vengador del Mundo, o con las de espionaje con toques futuristas, caso de Enviado Secreto DANS -siglas de Departamento Atómico de Seguridad Nacional- surgida a rebufo del éxito cosechado por las películas de James Bond.

Aquí, por el contrario se trata de novelas sueltas que, por la razón que fuese, en vez de ser publicadas en una colección de ciencia ficción lo fueron en otras pertenecientes a un género diferente, no sólo las de terror y fantasía, relativamente afines, sino incluso en otras bastante más distantes como las policíacas o las bélicas. Conviene recordar que la mayoría de los autores solían cultivar varios géneros, por lo que cabe suponer que, ante las dificultades para hacerlo en uno, optaran por colarlas en otro; o que, si la editorial no disponía de una colección de ciencia ficción, la aprovechara en otra de la casa.

Dado que, pese a la teóricamente rígida compartimentación entre los diferentes géneros, en la práctica las fronteras que los separaban eran relativamente difusas, no son de extrañar estas prácticas, y de hecho más de una novela publicada en colecciones de ciencia ficción tiene más bien poco de ésta y podría haber sido incluida perfectamente en alguna colección ajena, por lo que también podría suceder al contrario. Incluso Stéphane Venanzi tiene la sospecha de que en alguna de las colecciones que se nutrieron de reediciones, como ocurrió con Galaxia 2001, la editorial pudiera haber colado algún título aparecido originalmente en otras de diferentes géneros.

Lamentablemente, si ya de por sí resulta difícil rastrear las novelas pertenecientes a las colecciones de ciencia ficción, en el caso de estas novelas sueltas la tarea se convierte en poco menos que imposible, puesto que no solemos contar con más referencias que los títulos, con suerte las portadas y, con todavía más suerte, alguna reseña encontrada en internet, ya que conseguirlas aunque sea en formato digita, suele resultar extremadamente complicado, eso sin contar con que ni siquiera podemos estar seguros, incluso después de leerlas, de que puedan considerarse de ciencia ficción, algo que resulta un concepto difuso y subjetivo por lo que no todos estarán de acuerdo al decidirse por una de las dos opciones.

Por esta razón durante mucho tiempo no me atreví a abordar este tema, y en cualquier caso la relación que doy a continuación no sólo será incompleta -aún añadiría que muy incompleta-, sino también puede que equivocada ya que, salvo en contados casos, no he podido leer las novelas, por lo que me veo obligado a guiarme por los comentarios de otros aficionados cuando he tenido suerte, y por mi pura y falible intuición cuando no ha sido así.

En cualquier caso me parece importante empezar el melón, y luego ya se verá la manera de ampliarlo y corregirlo, algo habitual en el mundillo de los bolsilibros pero que en este caso se convierte en su rasgo de identidad más importante... pero es lo que hay.


Publicado el 30-9-2020
Actualizado el 30-8-2023