Luis García Lecha, alias Clark Carrados 1





Luis García Lecha es, sin ningún género de dudas, uno de los más prolíficos autores españoles de literatura popular, con un total en su haber de dos mil novelas largas -dos mil tres, exactamente, son las que tenía contabilizadas el propio autor- no sólo de ciencia ficción, de las que llegó a escribir casi seiscientas, sino también de la práctica totalidad de los otros géneros: oeste, bélico, policíaco, terror... Asimismo ha sido autor de artículos de humor para los tebeos Can-Can y D.D.T., de la editorial Bruguera y de numerosos guiones para historietas de Hazañas bélicas y de aventuras. Es importante resaltar que, aunque sus novelas de ciencia ficción tan sólo suponen un tercio escaso del total de su producción2, constituyen casi la quinta parte de la totalidad de los bolsilibros de género futurista publicados en nuestro país, lo que no es precisamente poco.

Lamentablemente, de toda su ingente producción de bolsilibros tan sólo en dos ocasiones, concretamente en las colecciones Best Sellers del Espacio y Espacio Extra, ambas de la editorial Toray, se le permitió firmar con su propio nombre, razón por la que habrá que buscarle tras los diversos seudónimos que utilizó a lo largo de su carrera literaria: Clark Carrados, que según todos los indicios se trata un homenaje al detective ciego Max Carrados, un personaje literario creado por el novelista inglés Ernest Bramah (1868-1942); Louis G. Milk, una curiosa y peculiar trascripción al inglés de su propio nombre; Glenn Parrish y, ya para las novelas del oeste, Casey Mendoza, junto con otros menos frecuentes que no utilizó en sus novelas de ciencia ficción tales como Konrat von Kasella o Elmer Evans. Como anécdota curiosa, cabe anotar que simultaneaba los dos seudónimos de Clark Carrados y Louis G. Milk en la colección Espacio, de la editorial Toray, debido a exigencias editoriales en un nada disimulado intento, por parte de los responsables de la colección, de repartir su ingente producción entre dos autores diferentes para no desequilibrar, es de suponer, la nómina oficial de colaboradores de la misma. Y lo curioso, es que cada uno de estos dos autores resultaba ser el favorito de diferentes lectores.

Recordemos ahora algunos datos de su biografía. Luis García Lecha nació en la localidad riojana de Haro el 11 de junio de 1919, pero desarrolló toda su actividad literaria en Barcelona, donde residió durante buena parte de su vida, colaborando principalmente a lo largo de su dilatada carrera como escritor con dos editoriales, ambas barcelonesas, Toray primero y Bruguera posteriormente. Funcionario del Estado en excedencia, durante varias décadas vivió profesionalmente de la escritura, reintegrándose a la función pública cuando, a principios de los años ochenta, la literatura popular comenzó a declinar en nuestro país. Octogenario y jubilado, durante los últimos años de su vida se dedicó, según sus propias palabras, a descansar. Falleció el 14 de mayo de 2005.

Tres años más tarde, en abril de 2008, García Lecha recibiría un homenaje en su tierra natal, lamentablemente póstumo, en forma de unas jornadas organizadas por el Instituto de Estudios Riojanos y el departamento de filologías hispánica y clásicas de la Universidad de la Rioja, a las cuales se sumó también el ayuntamiento de su localidad natal. Además de las conferencias y mesas redondas que se desarrollaron durante los días 21, 22 y 23 de abril, el Instituto de Estudios Riojanos publicó un libro en el que, junto con un estudio introductorio sobre su vida y su obra, escrito por los autores de este artículo, se recogen el relato breve ¿Dónde hay espacio?, el único de estas características que presumiblemente escribió; la novela de ciencia ficción Dimensión X, una de sus primeras colaboraciones en la colección Espacio, de la que hace el número 8, firmada como Louis G. Milk, y una novela policíaca inédita, Un ladrón muy privado. Aunque tarde, al fin se le ha hecho justicia.

La obra de ciencia ficción más antigua que tenemos reseñada de este autor es El cerebro, número 2 de la colección Espacio, publicada allá por 1954 bajo el seudónimo de Clark Carrados, lo que le convierte en uno de los precursores de la ciencia ficción española de la posguerra junto con José Mallorquí en Futuro y Pascual Enguídanos en Luchadores del Espacio. Su alter ego Louis G. Milk haría su presentación en sociedad en el número 6 de esta misma colección, titulada Dueño del mundo. En total escribiría 234 novelas de las 547 de la colección, es decir, más de un cuarenta por ciento, 165 de ellas firmadas con el primer seudónimo y las 69 restantes con el segundo.

Su colaboración con Toray no acabó aquí. A lo largo de la década de los sesenta la editorial barcelonesa sacó a la calle varias colecciones futuristas más, y en la mayor parte de ellas colaboró activamente García Lecha bajo sus dos seudónimos. Así, en la primera edición de Ciencia Ficción fue el responsable de 9 de las 22 novelas, y al menos 45 de las 129 de la segunda edición de esta misma colección llevan también su firma. Suyas son, por último, 11 de las 27 novelas de Espacio Extra y una de las 26 de Best Sellers del Espacio, la única junto con otra de la colección anterior en las que se le permitió firmar con su propio nombre. De todas las colecciones de ciencia ficción publicada por Toray, tan sólo estuvo ausente en la de S.I.P. (Spacial International Police). En total, 300 de las 833 novelas de ciencia ficción de Toray, es decir, una tercera parte larga de ellas, salieron de su pluma.

Fuera de Toray la única participación significativa de García Lecha tuvo lugar en Bruguera, el otro gigante barcelonés. Su primera colaboración con esta editorial, siempre dentro del campo de la ciencia ficción, tuvo lugar en Enviado secreto D.A.N.S. (una colección a mitad de camino entre el género futurista y el de espionaje, muy al estilo de las populares películas de James Bond), donde escribió 39 de las 132 novelas de esta colección siempre bajo el seudónimo de Clark Carrados. Puesto que esta colección estuvo en los quioscos entre 1967 y 1970, coincidiendo con los últimos años de las de Toray, llama la atención que se le permitiera simultanear un mismo seudónimo en dos editoriales distintas, ya que éstas solían exigir la exclusividad de los mismos obligándoles a utilizar seudónimos diferentes en cada una de ellas.

Cuando en 1970 Bruguera entró de lleno en el género de la ciencia ficción con su exitosa colección La Conquista del Espacio, García Lecha comenzó a colaborar en la misma ya en un número tan temprano como el 2, con la novela titulada Hombre o robot. Sin embargo, en esta ocasión utilizó el nuevo seudónimo de Glenn Parrish creado ex profeso para la misma. Glenn Parrish fue su único seudónimo en La Conquista del Espacio durante bastante tiempo hasta que, en el número 166 de la colección, cuando ya Espacio y Ciencia Ficción habían pasado a mejor vida, rescató su antigua firma de Clark Carrados, que a partir de entonces simultaneó con Glenn Parrish al igual que lo había hecho con Louis G. Milk (seudónimo que no volvió a utilizar) en Toray. En total García Lecha publicó 177 novelas en La Conquista del Espacio, 114 como Glenn Parrish y 63 como Clark Carrados, unas cifras más modestas que las de Toray tanto en número de obras como en porcentaje, pero asimismo importantes puesto que suponen casi la cuarta parte del total de la colección. La gran mayoría de estas novelas fueron originales, salvo la de una novela publicada anteriormente en la propia colección La Conquista del Espacio.

Al igual que ocurriera con Toray, con el tiempo Bruguera acabó sacando a la calle otras colecciones hermanas de La Conquista del Espacio, tanto a través de su propio sello como por mediación de su filial Ceres, finalmente absorbida por ésta. Las dos principales colecciones fueron Héroes del Espacio y La Conquista del Espacio Extra, en las que también intervino Luis García Lecha. En la primera de ellas publicó 18 novelas, y en la segunda tres. Una última colaboración de este autor con Bruguera fue la novela publicada en la crepuscular colección Los Basureros del Espacio, truncada en 1986 por el cierre de la editorial. Aunque el colapso de Bruguera a mediados de los años ochenta supuso el final de la carrera de Luis García Lecha como escritor, 16 de sus antiguas novelas de La Conquista del Espacio fueron reeditadas años más tarde en la colección homónima de Ediciones B, y alrededor de unos cuarenta antiguos títulos de Espacio lo fueron a su vez en Galaxia 2001, de la editorial Andina.

Fuera del tándem formado por Toray-Bruguera, Luis García Lecha tan sólo publicó una novela inédita en la efímera colección Puerta a lo desconocido, de la editorial Ferma, también bajo el seudónimo de Clark Carrados. Por último, al igual que otros colegas suyos, también probó suerte fuera del mundo de los bolsilibros, aunque en este caso su contribución se redujo, al menos hasta donde hemos averiguado, a un único relato que, con el título ¿Dónde hay espacio?, fue publicado en 1969 en la novena antología de ciencia ficción de la editorial Acervo. Es una lástima que García Lecha no se prodigara más en este campo, puesto que podría haber llegado bastante lejos en él; ni oficio, ni calidad literaria, le faltaban para ello.

Son tres los grandes períodos en los que se pueden clasificar los casi treinta años durante los cuales nuestro autor estuvo escribiendo ciencia ficción: La primera etapa de Toray (años cincuenta y buena parte de los sesenta), la etapa postrera de esta misma editorial (finales de los años sesenta y primeros años setenta) y las colecciones de Bruguera (años setenta y primer quinquenio de los ochenta), siendo desde nuestro punto de vista el mejor de ellos el primero. Una lectura de sus primeras novelas nos muestra un autor ya maduro, perfectamente capaz de codearse con  sus colegas y poseedor de un estilo característico que le singulariza como uno de los escritores más significados de la ciencia ficción popular española, a la altura de cualquiera otro de ellos.

En las novelas de Luis García Lecha no debemos buscar ni grandes batallas espaciales ni imperios asimovianos; su ciencia ficción es menos aventurera y, sin duda, más tranquila que la de otros autores contemporáneos suyos, si se me permite el símil. Tampoco fue García Lecha amante de las series, ignoramos si por voluntad propia o si por imposición de las editoriales -Toray primero, Bruguera después- en las que colaboró, ninguna de las cuales era demasiado partidaria de las mismas. Pese a ello, sí escribió varios pequeños ciclos de novelas independientes con un personaje común, e incluso alguna corta serie de no más de dos entregas. Nada comparable, pues, a la Saga de los Aznar de Pascual Enguídanos o al Orden Estelar de Ángel Torres Quesada, aunque García Lecha fue mucho más prolífico que estos dos autores en lo que se refiere a las novelas independientes.

Esto no es óbice para que en su extensa obra aparezcan diversos imperios estelares, e incluso nos encontremos nada menos que un conflicto armado entre la Vía Láctea y la galaxia de Andrómeda; pero no se trata de lo más habitual. Ciertamente el universo de García Lecha acostumbra a extenderse por multitud de sistemas estelares, pero éstos suelen estar habitados por humanos -los alienígenas son muy infrecuentes en sus novelas- conformando un mosaico de estados frecuentemente enfrentados entre sí, en una clara transposición a escala galáctica de la Guerra Fría imperante cuando estas novelas fueron escritas, siendo unos de sus malos habituales los habitantes de Sirio.

Y aquí nos encontramos con otra constante de la obra de este autor. Sus protagonistas suelen ser personajes normales -nada más lejos de los atormentados y predestinados Aznar- enfrentados por las circunstancias a unas dificultades que finalmente lograrán resolver gracias a su habilidad y su inteligencia. En general el trasfondo de los argumentos suelen tener bastante de policíaco o de intriga, y puede encontrarse en ellos temas muy del gusto de García Lecha como la xenofobia -conviene advertir que las víctimas de ella acostumbran a ser los terrestres-, la corrupción política y, por encima de todo ello, un fino sentido del humor que en muchas ocasiones se convierte en clara ironía.

Otros tópicos queridos por García Lecha son los robots y los viajes por el tiempo, llegando a plantear enrevesadas paradojas temporales bastante complejas. Por lo demás sus argumentos, escritos con un estilo fácil de leer pero no por ello carente de calidad literaria, suelen ser sencillos y coherentes, tanto desde un punto de vista narrativo como en lo que respecta a su base científica. Todos ellos suelen ser agradables y optimistas, salvándose todas las dificultades planteadas hasta llegar a un final feliz que, no por obligado, resulta necesariamente forzado.




1 Escrito en colaboración con Carlos Quintana Francia

2 Para consultar la relación completa de bolsilibros de ciencia ficción escritos por Luis García Lecha, pulse aquí.


Publicado el 19-11-2004 en el Sitio de Ciencia Ficción
Actualizado el 28-4-2008