El culto a los santos Justo y Pastor en la Edad Media





Visión barroca de los Santos Niños



La invasión musulmana del año 711 supuso un vuelco total en el culto a las reliquias al ser considerado idolátrico por el Corán, lo que obligó a los cristianos mozárabes a ponerlas a salvo de una posible destrucción. Es ahora cuando aparece la figura de san Urbicio.

San Urbicio, o Urbez, era natural de Burdeos, donde nació en el año 702. Hacia el año 732 llegó a Compluto con objeto de visitar la tumba de los Santos Niños y, puesto que las reliquias corrían peligro de ser profanadas por los musulmanes, se apropió de ellas, se ignora si con el consentimiento de los complutenses o sin él. Tras deambular durante varios años por ambas vertientes pirenaicas, san Urbicio se estableció finalmente en una de las zonas más escabrosas y despobladas de la zona, al norte de la actual provincia de Huesca, donde llevó hasta su muerte una vida apartada como pastor y anacoreta, siendo enterrado en una cueva del valle de Nocito junto con las reliquias de los santos Justo y Pastor. Al igual que ocurriera casi dos siglos antes con san Fructuoso, la actividad de san Urbicio se saldó con un nuevo foco de expansión del culto a los mártires complutenses, esta vez abarcando los actuales territorios de Aragón, Cataluña y el sur de Francia, donde merece ser destacado el caso de Narbona, en cuya catedral consagrada a los mártires complutenses se conservan reliquias donadas por el rey aragonés Ramiro II el Monje.

Los primeros siglos de la Reconquista constituyen el tercer gran período de expansión del culto a los santos Justo y Pastor, puesto que la intensa actividad repobladora desarrollada por los diferentes reinos cristianos en su crecimiento hacia el sur condujo a la implantación de advocaciones, traídas por los colonos desde sus antiguos solares, en los territorios recién repoblados. Tanto los lugares en los que aún hoy en día se conserva su culto, como aquéllos identificables por los topónimos o las referencias históricas, dan fe de la intensidad de esta expansión.

Esta etapa acabó de forma brusca, a finales del siglo XI (1071 en Aragón y 1078 en Castilla), a raíz de la implantación en ambos reinos de la liturgia romana, que sustituyó a la antigua liturgia mozárabe reemplazando el tradicional culto a los mártires por el culto a Jesucristo, la Virgen, los apóstoles, los obispos o los fundadores de órdenes religiosas. Además de ello, la coincidencia de su festividad (el 6 de agosto) con la de la Transfiguración del Señor motivó que en muchos lugares donde ya estaba implantado acabara siendo sustituido por esta última celebración.

Sin embargo, el culto a los Santos Niños perduró en Alcalá y su entorno pese a llevar ya bastantes años en vigor la liturgia romana, probablemente gracias a la persistencia de un núcleo de población mozárabe durante la totalidad del período de dominación musulmana que quedó consolidado a raíz de la Reconquista.


Escrito por encargo del Centro de Interpretación de la Catedral-Magistral de Alcalá (2005)
Actualizado el 12-7-2006